Como nunca antes, la pandemia dejó en evidencia la brecha entre el crecimiento de la tecnología a ritmos exponenciales, y el pensamiento de la mente humana que lo
hace en términos lineales. En este contexto, impulsar un cambio digital sostenido es una de las prioridades para las organizaciones
privadas y públicas en 2021.
Hoy, podemos ver cómo esta brecha entre lo exponencial y lo lineal fue aprovechada por muchas start ups que hoy ya se convirtieron en megaempresas y grandes desarrollos tecnológicos como Netflix y WhatsApp, por mencionar algunos ejemplos globales. En estos casos, la tecnología opera de puente entre lo lineal del pensamiento
del ser humano y la exponencialidad de la tecnología. A su vez, esta exponencialidad es incesantemente incentivada por tres tracks muy importantes; por un lado, el incremento en la velocidad de la innovación tecnológica, el aumento de la velocidad en las comunicaciones y, por último, el aumento en la capacidad de almacenamiento de datos a través de la nube.
A nivel del top management y de los boards, se habló mucho acerca de las mejores prácticas para alcanzar la tan anhelada transformación digital, así como de las capacidades que las empresas necesitan desarrollar para tener éxito en su implementación.
Actualmente, nos encontramos con algunas empresas que habían pasado por estas transformaciones antes de la pandemia, mientras que muchas otras tuvieron que adaptarse velozmente a una nueva dinámica de ingreso al mercado y satisfacer las necesidades de sus clientes en un entorno cada vez más remoto y digital.
Frente a este panorama, la pregunta que surge es: ¿están el top management y los miembros de los boards preparados para enfrentar un ambiente de negocios que cambia de forma dinámica? ¿Están preparados, desde su entendimiento del territorio digital, para construir una organización que priorice una propuesta de valor verdaderamente
innovadora con la tecnología como núcleo central? Resulta interesante explorar algunos de los aspectos que los miembros de las juntas directivas deben considerar al decidir qué es lo mejor para sus empresas y cómo el onboarding digital puede desempeñar un papel clave.
Alrededor de la mitad de los ejecutivos del top management admite haber lanzado planes de transformación digital sin una estrategia clara (lo que da lugar a una escasa correlación con el valor del accionista). Como consecuencia, no saben qué hoja de ruta seguir ni cómo medir el progreso de esos planes.
Este impactante porcentaje entre los ejecutivos de negocios advierte acerca de la brecha que existe entre quienes son digitales con un propósito comercial, y aquellos que solo fingen ser digitales.
Hoy no alcanza con agregar funcionalidad a nuestro sitio de comercio electrónico. Las organizaciones necesitan tener un enfoque holístico y profundo que se traduzca en,
por un lado, la creación de experiencias digitales de impacto y cercanas para el cliente y, por otra parte, en el desarrollo de una cultura empresarial ágil e innovadora para
lo digital (una necesidad esencial para atraer los mejores talentos y fortalecer al cliente interno).
Lograr esto requiere el apoyo total y la comprensión de ejecutivos, gerentes y directores, pero no todos los miembros de la junta son expertos en tecnología. En la mayoría
de los casos, son ex directores ejecutivos, presidentes de empresas o tienen experiencia financiera o empresarial.
De manera imperativa, las organizaciones necesitan adoptar una mentalidad impulsada por la tecnología para guiar a su organización en iniciativas digitales que traigan como resultado un mejor posicionamiento en el mercado y la entrada a un mundo digital con múltiples oportunidades.
Esta transición exige que se fomente una cultura digital entre los ejecutivos y los miembros de la Junta. En ese sentido, el digital onboarding debe consistir en capacitación,
autoevaluaciones y sesiones de práctica, que ayuden a polinizar las tendencias e ideas del mercado. A la vez, fortalecer la aptitud digital de los altos ejecutivos y miembros
de la junta será útil para desbloquear el potencial exponencial de los equipos multidisciplinarios y, de esta forma, crear una propuesta de valor disruptiva en el mercado, que garantice la sostenibilidad del negocio y la lleve en la dirección de convertirse en una organización aumentada.