Hay políticos que escriben su biografía antes de llegar al poder, hay otros que lo hacen ya retirados y hay muchos que, una vez que ganaron, retratan en forma de documental audiovisual su exitosa campaña electoral. Lo que no es habitual es que un jefe de gobierno en ejercicio sea protagonista de una serie al estilo de Netflix. Que un gobernante sea mostrado en el mismo momento en que está gobernando.
Es el caso de Pedro Sánchez, que ya tiene su docuserie de televisión. Ahora solo falta encontrar una plataforma que quiera emitir esa docuserie sobre el presidente del gobierno español. En eso está Secuoya Studios, la productora a cargo del documental.
Sánchez es un político que siempre sorprendió: ganó unas primarias para reponerse de que su propio partido, el PSOE, lo destituyera en 2016 como líder tras dos años en el cargo. En 2018 llegó, por primera vez en la historia de la democracia española, al Palacio de la Moncloa mediante el método de la moción de censura. Ganó tres elecciones con mayorías insuficientes, y finalmente trabó alianzas con aquellos que decía rechazar. Se consolidó en el poder y hoy aspira a la reelección, aunque Alberto Núñez Feijoo, el líder del conservador Partido Popular (PP), se ubique adelante en las encuestas.
En ese camino, la docuserie "Las cuatro estaciones" es objeto de polémica en España, pese a que aún no se ha estrenado, ya que aún restan meses de filmación y postproducción, y apenas se conoce un trailer de unos pocos minutos.
¿Es lógico que un jefe de gobierno en ejercicio sea retratado de ese modo? ¿Cuán natural y creíble puede ser una docuserie que retrata al hombre al frente de un país mientras está, precisamente, al frente de ese país?
La docuserie que retrata a Sánchez -aunque se proponga retratar el día a día en la sede del gobierno español- es ciertamente una rareza: lo habitual es que este tipo de producciones audiovisuales sean insumo de la campaña electoral o un reflejo de cómo se llegó al poder.
Es el caso del estadounidense Barack Obama en su campaña de 2008, en el documental "Barack Obama, camino hacia el cambio", emitido en 2009. O el del hoy presidente francés, Emmanuel Macron, en "El camino a la victoria".
Los realizadores de "Las cuatro estaciones" dicen que su caso es diferente.
"Buscamos un contenido relevante y diferencial, por lo que ha sido un privilegio meter las cámaras en la Moncloa. Además, creemos que a los ciudadanos les generará curiosidad ver cómo funciona la institución desde la que se dirige el país", dijo a "Público" Eduardo Escorial, director de contenidos de Secuoya Studios.
"No es sobre el PSOE o Pedro Sánchez, sino sobre la Moncloa. Y él es el trabajador principal del Palacio, por lo que muchos aspectos orbitan en torno a su figura", insistió Escorial.
"Me encantaría que este ejercicio de transparencia fuese más habitual. De hecho, no somos los primeros que hemos intentado sacar adelante un producto similar, pero los anteriores se quedaron en intentos".
Sánchez tiene algunos puntos a favor a la hora de realizar el documental. No solo por ser apodado "el guapo" y dar muy bien en cámara: el jefe del gobierno español, de 50 años, fue retratado en un momento clave de la historia reciente, con el estallido de la guerra en Ucrania y febriles negociaciones en la Unión Europea (UE) para bajar la factura de la electricidad en España y Portugal, cuyos montos se habían disparado.
Además, durante las semanas de rodaje, Madrid fue sede de la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). ¿Resultado? Sánchez aparece como anfitrión de poderosísimos personajes, comenzando por el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, en el inmejorable escenario que es el Museo del Prado. Así, la figura del jefe del gobierno español aparece realzada y validada por sus pares.
“Me llamaron y lo vi claro porque soy un retratista. Queremos contar la historia de La Moncloa, de la institución y de la gente que trabaja en ella. Allí hay todavía empleados de la época de Adolfo Suárez. Ellos son quienes mejor explican las rutinas y las transformaciones”, dijo durante la presentación del trailer Curro Sánchez Varela, director de la docuserie e hijo del guitarrista Paco de Lucía.
"El relato no se centra en el presidente, por tanto no puede ser hagiográfico, sino en el día a día de La Moncloa. Primero determinamos los departamentos más interesantes, luego los personajes que más nos valían para el relato, y finalmente de la agenda, que cada semana nos envían desde allí, elegimos los eventos que nos pueden ayudar a la historia", añadió Sánchez Varela.
"Por eso no habrá tampoco nada acerca del PSOE. Queremos crear un relato vivo e interesante, y no vamos a estirar el chicle”.
Sánchez Varela admitió recientemente al diario "ABC" que los responsables de La Moncloa pidieron retirar algunos contenidos sensibles -"no más del tres por ciento"- y que Sánchez fijó una "línea roja": no debían aparecer sus hijas.
Aunque nadie conoce aún -ni siquiera sus realizadores- el aspecto y contenido definitivo de la docuserie, las críticas en España apuntan a un supuesto "cesarismo" por parte de Sánchez y a la posible utilización del documental como parte de la campaña para las elecciones generales de fines de 2023 o principios de 2024.
"En el fondo, la parte íntima no deja de ser un vídeo promocional de Sánchez. Es muy lícito, pero no debe mezclarse con las cocinas de la Moncloa y lo que significa el complejo", advirtió Javier Lorenzo, profesor de Ciencias Políticas, a "Público".
"Una habla de la sede de la presidencia del gobierno y otra, del ocupante. O sea, combinan un acto de campaña para vender a un presidente próximo con lo que podría ser un bonito documental en la línea presidencialista de Estados Unidos y de la moda de las series sobre equipos deportivos, que muestran la tensión, la adrenalina, la toma de decisiones y, en definitiva, lo que no vemos. Son dos cosas distintas que, al mezclarlas, pierden valor".
Otros creen, sin embargo, que la docuserie no moverá un voto y que hay que verla como lo que es: un intento de meterse en el corazón el poder, de mostrarle a los ciudadanos no solo lo que no ven, sino lo que ni siquiera imaginan.