Tras más de 10 años de innovación y desarrollo en Takeda tienen mucho para festejar. La compañía biofarmaceútica cuya casa matriz se encuentra en Japón desarrolló una vacuna eficaz y segura contra el dengue, la mayor amenaza epidemiológica que tiene la Argentina tras el Covid.
Takeda nació en japón en 1781 y siempre estuvo rodeada de valores éticos centrados en el paciente: De comenzar con hierbas medicinales que cultivaba su fundador Chobei I, la empresa se terminó convirtiendo en un líder mundial con presencia en alrededor de 80 países. En las oficinas de Argentina recibieron a su número 1 global, Christophe Weber. El presidente y CEO de Takeda le reveló en exclusiva a Forbes algunas de las innovaciones claves y directrices con las cuales trabaja la compañía para generar impacto en los sistemas de salud.
Están imponiendo un nuevo concepto basado en Medicina de Valor, ¿Cómo surge y en qué medida se lo podrá aplicar?
En los últimos años, la innovación en el ámbito de salud evolucionó mucho más que la forma en cómo se provee de salud a la población. Hay una idea en muchos países por la cual los sistemas de salud deben aumentar su financiamiento a medida que aumenta el PBI y esto muchas veces no es el caso. El sistema de salud tiene más que ver con diferentes situaciones demográficas.
Se ganaría muchísima más eficiencia si los sistemas de salud se focalizarán más en el outcome (resultados) de los pacientes, que en los modelos basados en la intervención de la cual muchas veces no se tiene idea cuál fue su impacto y su relación costo-beneficio. Si nos fijamos en cómo optimizamos los outcomes, los costos estarían más alineados a lo que se supone que la medicina debe realizar. Por ejemplo, la prevención tiene la mejor relación costo- beneficio. ¿Cuánto se invierte en prevención? Si uno mira el outcome empieza a entender dónde están las eficiencias y cuándo se logra el equilibrio costo-beneficio. Eso es medicina basada en valor.
¿Algo similar puede pensarse en cómo es el modelo de negocio de las nuevas drogas?
Claro, eso es lo que debemos pensar. Salir del modelo del fee-for-service. Por ejemplo, tenemos una droga que evita las crisis de inflamación producidas por el sistema inmunológico en una enfermedad rara, si adoptamos un nuevo enfoque, el valor de esta medicación dependerá de la disminución de las crisis que tiene el paciente: eso es centrarnos en el outcome.
Al tener menos crisis se preserva la salud del paciente que es el hecho principal por el cual existimos, pero también hay toda una serie de ahorros relacionados con hospitalizaciones y otros medicamentos. Cuando se hace esto además uno entiende mejor cómo evoluciona cada paciente, porque el foco está en medir los resultados. Entonces, tenemos más datos sobre lo que le va sucediendo a lo largo del tratamiento. Eso es lo que denominamos Value-based Healthcare donde las mediciones están diseñadas para seguir la evolución de los pacientes y se toman decisiones más inteligentes. No es cuánta cantidad de drogas o de tratamientos entregué, es a cuántos pacientes curé o cómo mejoré su calidad de vida.
Dentro de este modelo las vacunas juegan un rol importante. ¿Cómo lograron hacer una vacuna contra el Dengue?
Exacto. Las vacunas tienen que ver con la prevención. Estamos muy contentos, es un desarrollo que nos ha llevado 10 años. Yo estoy en la compañía desde 2014 y ya estábamos trabajando en la vacuna cuando llegué. Los pasos que da Takeda en este sentido son muy sólidos, implican una visión de largo plazo donde se asumen muchos riesgos. A veces algo sale mal y uno recién se da cuenta al final del proceso. Logramos una vacuna que cumple dos condiciones: es eficaz y es segura. Recibimos la aprobación de la ANMAT y ya se está dando en Brasil. Es una inversión importante de Takeda que fue originalmente pensada para mercados que no tienen que ver con Estados Unidos y Europa.
La vacuna está diseñada de una forma muy específica que toma uno de los serotipos del virus como un backbone o columna vertebral, y a partir de ahí agregamos las diversas variantes y cubrimos todas las cepas. Logramos una vacuna contra los cuatro serotipos. Además, es una vacuna típica de la industria que se guarda en la heladera. La vacuna ofrece protección a una persona independientemente de que se haya contagiado antes o no. O sea, en ambos casos puede darse y en Argentina está indicada a partir de los 4 años. Su forma de administración consiste en dos dosis que deben ser aplicadas en un intervalo de tres meses.
Trabajamos con cada país para lograr los mejores resultados. En el estudio clínico TIDES, que incluyó cerca de 20 mil participantes sanos de zonas endémicas, con un seguimiento de 4,5 años, la nueva vacuna demostró, con dos dosis, reducir un 84% las hospitalizaciones por dengue y un 61% el riesgo de dengue sintomático, con un excelente perfil de seguridad. El programa clínico completo estuvo compuesto por 19 estudios contando los que ya se completaron y los que siguen en curso y representa el relevamiento más grande jamás realizado por Takeda para un producto farmacéutico en sus dos siglos y medio de historia.
Creemos además que llegamos en un momento justo donde el Dengue se fue expandiendo en Argentina y por eso estamos trabajando muy cerca de sus autoridades sanitarias. Pero son ellos que tienen expertos perfectamente capacitados, quienes deciden cómo y cuándo darlas.
¿En el tema de la innovación la diversidad es algo importante?
Tenemos una mirada donde la diversidad no es algo que decimos, sino que hacemos. En Takeda hay más mujeres que hombres, estamos muy contentos con cómo ellas impulsaron a la compañía que cada día alcanza nuevas fronteras. Inclusive en el C-Suite o sea en el nivel ejecutivo tenemos una participación del 50%. El nivel decisorio más alto de la compañía cuenta con una mirada bien holística. Realmente estamos muy contentos, aunque claro aún tenemos particularidades propias de cada país.
Por otra parte, los valores son importantes. Las nuevas generaciones quieren trabajar a partir de valores y eso es algo a lo que le prestamos mucha atención. Takeda creció en Japón a partir de tener una misión basada en ayudar a las personas. Y creo que nuestra industria ofrece algo único para los jóvenes. Estamos en una era donde los datos, la tecnología y la inteligencia artificial se integran dentro de las compañías biotech de una forma en la cual impactaremos en el mundo. Nuestro propósito Una mejor salud para las personas, y un futuro más brillante para el planeta es algo a lo que las nuevas generaciones son muy sensibles. Esperamos crecer junto a ellos. Hay mucho que estamos haciendo y es mucho más lo que podremos hacer a medida que nos enriquecen con sus miradas.