Mientras se espera que los diputados del Congreso de la Nación le den la media sanción faltante a la ley que regulará la producción de cannabis medicinal y cáñamo industrial, la comunidad que trabaja con la planta en la Argentina continúa avanzando y profesionalizando el sector.
Un ejemplo es la inauguración de Hemp Lab, el primer laboratorio privado de análisis y certificación de cannabis de Argentina. Con base en la ciudad de Mar del Plata, el objetivo de la empresa es poder brindarle el servicio de testeo del aceite a cualquier persona: desde un autocultivador hasta una PyMe del sector.
“El proyecto surgió hace dos años aproximadamente con mi mamá que es usuaria de aceite de cannabis medicinal por patologías relacionadas al dolor. Ella tiene artrosis en la cadera y mi hermano, que es médico, hace tiempo que trabaja con cannabis”, explica Pilar Díaz, Directora Técnica de Hemp Lab, a Forbes Argentina. “Empezó a probar para dormir mejor y le resultó bien. Pero desde mi lugar de ingeniera vi que teníamos un producto recomendado por un médico y si bien conocíamos al productor, faltaba un control de calidad en el acceso al producto”, continúa.
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Luego de mucho trabajo, Díaz culminó la construcción del laboratorio de 324 m2. Según indica, el mismo requirió una inversión de US$ 1.300.000, la cual sirvió, entre otras cosas, para importar 4 máquinas Shimadzu de origen japonés. “Son herramientas de última generación que testean y analizan con máxima precisión. Esta tecnología es la que hoy utilizan los mejores laboratorios del mundo y Hemp Lab la trae a la Argentina, por primera vez, para beneficio de toda la comunidad”, comenta.
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-¿Cómo inicia este camino?
-Me puse a investigar para ver lo que pasaba en el mercado y así comencé a interiorizarme y estudiar. Busqué qué se ofrecía y qué pasaba en otros países con regulaciones y controles sobre el cannabis. Así surgió la posibilidad de aportar a este mundo/industria con un laboratorio. La idea al principio fue un poco loca porque es mucho dinero el que se requiere para invertir pero trabajamos mucho para lograrlo. La idea es hacer controles a partir de principios activos y asegurarle a las personas que el producto es seguro.
-¿Cómo llegaste a la conclusión de que esta era la mejor forma?
-Para eso tuve que estudiar técnicas analíticas, investigar qué tecnología era necesaria, dónde comprarla, etc. Yo trabajé en laboratorios pero nunca se me había ocurrido montar uno. La verdad es que es muy arduo y lleva mucho tiempo de trabajo pero por suerte conseguimos una inversión de unas personas que confiaron en este proyecto.
-¿Van a ser los únicos en ofrecer este servicio en el país?
-Hay laboratorios de universidades públicas y algunos privados que ofrecen determinaciones sobre terpenos y cannabinoides pero nada especializado. Además, nosotros apuntamos a poder brindarle servicio tanto a un autocultivador como a una Pyme y servirles como aliado para profesionalizar aún más su actividad. Que se sepa qué tiene ese aceite y plasmarlo en la etiqueta es de suma importancia. En el mercado informal te pueden decir una concentración determinada de cannabinoides pero cómo sabes que realmente tiene eso. Hay productos fraudulentos y adulterados y alguien los compra confiado y después no le resulta.
-¿Es algo que ocurre mucho?
-Hicimos una investigación con médicos que trabajan con cannabis medicinal y en muchos casos te cuentan que los pacientes van con un frasquito y es difícil indicar dosis sin saber la composición y concentración. Vimos que podíamos aportar una solución a eso.
-¿Cuánto tiempo llevó construir la obra?
-La obra llevó alrededor de ocho meses y ya la estamos finalizando. Se hizo de cero y se trajeron máquinas de Japón porque consideramos que están dentro de las mejores para realizar los análisis. Así, podemos hacer estudios tanto para compuestos activos como cannabinoides y terpenos como control de contaminantes, es decir pesticidas, solventes, metales pesados, etc.
-¿Cómo es el proceso?
-Buscamos ser accesibles para todos. Vamos a recibir desde un frasco solo y cualquier persona puede ingresar. Se llena una solicitud de análisis y en determinación de lo que se va a realizar se pide una cantidad de aceite para hacer las pruebas. Depende lo que se pida, tardará un tiempo definido y cuando tengamos los resultados, daremos un certificado de análisis que sea entendible para todos. Además, vamos a estar abiertos a explicar qué significa lo que le estamos mandando porque tratamos con gente que sabe y otros que quizás no, entonces la idea es que la gente se sienta segura de la información que recibe.
-¿Cuánto saldrá?
-Todavía estamos terminando de definir pero nuestra idea es que sea accesible para todos. Hicimos un estudio de mercado y el objetivo es tener esos parámetros y después adaptarnos según las cantidades que nos traigan u otras variables.
-¿Cuánto tiempo lleva?
-Mirá, un análisis de cannabinoides puede llevar 20 minutos de preparación y después pasar al cromatógrafo capaz tarda 5 o 10 minutos más. Cuando funcionemos a full, en estudios de cannabinoides la idea es poder hacer 60 muestras diarias.
-Ustedes están en Mar del Plata. ¿Se podrá mandar el aceite desde cualquier parte del país?
-Manejamos una logística para que puedan mandarnos el aceite desde otras ciudades.
-¿Brindarán otros servicios más allá del testeo?
-Sí. Inclusive charlamos con productores que conocemos y está la posibilidad de hacer los análisis para la inscripción de genéticas por ejemplo. La idea es brindar ese tipo de servicios también.
-¿Será necesario tener el REPROCANN (certificado que permite la tenencia de cannabis en Argentina) o podrá hacerlo cualquiera?
-La idea es pedirlo pero también entendemos que todavía hay gente que no lo consiguió y no queremos dejarlos fuera. Es algo que vamos a pedir y es deseable que lo tengan pero no es excluyente.
-¿Cuánta gente trabajará en el laboratorio?
-Por ahora, además de mí, hay dos analistas y una administrativa que está encargada de la relación con los clientes. Pero el laboratorio está pensado para crecer y sumar gente y ese es uno de los objetivos.
-¿Cómo es la formación en la industria del cannabis?
-Cada vez hay más cursos y eso es importante. Mi experiencia al principio fue muy autodidacta. Capacitarme y aprender por mi cuenta. La verdad es que a medida que uno empieza, se apasiona cada vez más. No solo por el cannabis medicinal sino también por el cáñamo industrial que para mí es el futuro. Especializarse en cannabis es fundamental para que este mundo crezca y haya profesionales que entiendan y más personas tengan interés. Lo que yo vi es que hay intención de producción pero la parte del control de calidad la vi un poco dejada de lado. Y en el caso del cannabis medicinal es fundamental porque son controles que van a exigir. Nos vemos como un agregado de valor a la cadena productiva.
-¿Ya les hicieron pedidos?
-Nos pasó de ir a una expo en Mendoza y ver mucho interés de productores y gente en general. En Mar del Plata lo mismo. Ya lo habíamos visto pero se nota que hay una falta de oferta para los productores.
