Vender y enseñar fueron los dos trabajos que llevaron a César Rivero a volverse uno de los inversores inmobiliarios más exitosos de Europa. Y aunque parezcan dos actividades bastante comunes o conocidas por todos, este empresario logró volverlas innovadoras y encontrar en cada una de ellas el método adicional que lo llevó a convertirse en millonario.
Para lograr el éxito y la fortuna que este empresario consiguió, no solo le fue necesario encontrar nuevas variables en estas dos actividades, sino también cambiar su forma de pensar y su mentalidad de escasez, que "tiene que ver con pensar que todo se va acabar, que no vas a poder lograr nada. Que otras personas tienen la culpa de tu situación actual y que no eres capaz de poder generar más dinero. La mentalidad de escasez es esa persona que se niega a sí misma toda capacidad de éxito y todo aprendizaje de crecer y de aspirar a más”, revela sobre su propia experiencia.
Y aunque esa mentalidad de escasez tuvo su origen en la difícil historia familiar que le tocó atravesar hasta que cumplió 18 años, encontró la manera de cambiarla. “Con el método del coach Tonny Robins aprendí a configurar mis valores, a reprogramarlos. Aprendí cómo relacionarme con mi entorno personal, cómo funcionan los distintos estados de conciencia, a visualizar metas y llevarlas a cabo. Me funcionó muy bien y hoy lo sigo practicando. Aprendí que el significado de las cosas es lo que realmente importa, independientemente de lo que te ocurra”, sostiene.
Ese cambio de mentalidad lo volvió implacable en los negocios. Por supuesto que ese click mental estuvo acompañado de acciones. César aplicó el método 10X del best seller Grant Cardone, que consiste en no bajar metas si no elevar las acciones necesarias para llegar a esas metas o incluso superarlas. “El movimiento 10X implica que todas las acciones que llevás a cabo sean multiplicadas por diez”, argumenta.
Cómo lograr el éxito inmobiliario
Cuando a los 18 años su madre lo echó de casa, César se quedó en la calle sin dinero ni apoyo. Fue su hermana la que lo invitó a vivir con ella en Madrid y aunque sus primeros pasos en el mundo laboral fueron como camarero, fue ahí cuando intuyó que la única forma de obtener ingresos más altos y dejar de depender de un sueldo fijo sería vendiendo.
“Me convertí en agente inmobiliario intermediando operaciones en una pequeña inmobiliaria. Ahí conocí a mi actual socio, que en ese momento era mi jefe. Fue bastante duro porque yo venía de vender otro tipos de productos. Jamás me había enfrentado a una venta tan grande como lo que podía ser manejar una propiedad. Me costó mucho que los primeros clientes confiaran en mí o me tomaran en serio pero seis meses después de arrancar cerré mi primera venta. Generé 6 mil euros de comisión”, relata sobre sus primeros pasos como agente.
Así como la sabiduría de los best seller Tonny Robins o Grant Carbone lo ayudaron a cambiar su cabeza y sus acciones en pos de conseguir un nuevo rumbo de vida, el método de Robert Kiyosaki fue el que lo ayudó a volverse diferente en el mundo inmobiliario. “De él aprendí sobre todo, el modelo inmobiliario. Me motivó a entrar en ese sector. Su libro Padre rico, padre pobre me abrió la mente y me animó a crear mis propios negocios para no depender de un sueldo”.
Aunque las altas comisiones se volvían cada vez más frecuentes, César sabía que existía la forma de poder crear algo distinto en el sector. Fue esa confianza la que lo llevó a estar despierto y atento cuando un cliente le habló de Flipping Houses, el método que- aunque en ese momento no lo sabía- le cambiaría la vida.
“Un cliente que nos había comprado ya alguna que otra propiedad nos comentó que quería desarrollar ese modelo en España y que estaba buscando propiedades para comprar, reformar y vender. Nosotros como agentes inmobiliarios entrábamos en esa dinámica. Él nos dijo que era rico, pero nos dijo que a través del sector inmobiliario podría serlo aún más. Entonces nos pidió ayuda con la búsqueda de propiedades con las que ganar dinero, que podían tener un beneficio comparándolas, reformándolas y vendiéndolas”, argumenta.
Ese primer negocio no solo fue un éxito sino también la inspiración necesaria para proponer ese modelo de negocio a otros inversores y darle origen a la empresa CDM inversiones. “Cuando vimos que funcionaba y realmente podíamos hacer negocios con esto, decidimos explotar este servicio y comenzamos a proponérselo a otros inversores también. Así surge CDM inversiones, que fue nuestra primera empresa en el sector inmobiliario, enfocada en inversiones inmobiliarias de flipping house”.
El método consiste, en pocas palabras, en invertir en propiedades con dinero de otros. “Lo que hacemos es encontrar un inversor, ofrecerle un paquete completo, estudiando su precio a través de nuestro algoritmo y experiencia y se lo presentamos. El siguiente paso es reformar la propiedad a través de una empresa con la que nos asociamos y después la vendemos. Las ganancias son repartidas en partes iguales entre todos”.
El marketing digital los ayudó a encontrar cada vez mejores oportunidades de negocios hasta el punto de convertirse ellos mismos en los inversores que antes buscaban. “Desarrollamos nuestro propio software con tecnología big data para analizar miles de bases de datos en cuanto al precio de la vivienda y poder darle un precio lo más acertado posible, automatizando este proceso de compra”, explica César.
También utilizaron la tecnología para crear otros sistemas digitales que atraen a propietarios que buscan vender, y automáticamente, matchearlos con ofertas de compra disponibles a través de su página web.
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Encontrar la forma de cambiar el destino de su vida, inspiró a César a ayudar a otras personas en la misma situación que él y con ello creó una escuela de formación para inversores inmobiliarios.
Su fin altruista no solo se cumplió, sino que también se convirtió en una empresa millonaria que cuenta con más de 11 mil clientes y está presente en 21 países del mundo.
“Actualmente tenemos la sede en Madrid, oficina con más de 400 metros y 30 empleados, solo para la parte de educación. Hemos desarrollado nuestro propio software también, que los alumnos pueden utilizar para calcular rentabilidades. Enseñamos las dos modalidades que hacemos: Flipping y rent to rent. Tenemos gente en Latinoamérica y EE.UU. porque los modelos pueden desarrollarse en cualquier país”, concluye.