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Amy Novogratz, la mujer que supo construir el fondo de inversión en acuicultura sostenible más grande del mundo

Forbes US

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9 Septiembre de 2020 15.43

El año pasado, Amy Novogratz invitó a cenar a su loft de Manhattan a un productor de algas marinas, el propietario de un criadero de ostras, el creador de un chip hecho de pieles de salmón deshidratadas, un comprador de alimentos, el dueño de un restaurante y un periodista. Mientras los invitados degustaban truchas árticas cocidas en azafrán con tomates reliquia y un pesto de pistacho, Novogratz se puso de pie para explicar el origen del pescado: Matorka, un criadero en Grindavík, Islandia, que cria sus peces sin antibióticos en tierra firme, en tanques que usan energía geotérmica.

En 2016, cuando la empresa de Novogratz, Aqua-Spark, invirtió US$ 2,5 millones en el criadero, Matorka producía solo 50 toneladas de pescado por mes. Para cuando Novogratz organizó la cena, Matorka vendía 3.000 toneladas a clientes como el famoso chef Nobu Matsuhisa y el servicio de delivery de alimentos estadounidense FreshDirect. Cuando llegó la COVID-19 y se paralizaron las ventas del restaurante de Matorka, Aqua-Spark le dio una mano con un crédito a corto plazo de US$ 750.000. “La marca volvió a una buena posición”, informa Novogratz, que anticipa que llegue a las 6.000 toneladas para 2022.

Novogratz, de 45 años, también está en una buena posición. Hace una década, le diagnosticaron un tumor cerebral que según los doctores podía matarla. Una riesgosa operación de 20 horas extrajo el tumor, pero le causó problemas de equilibrio y movilidad, que se sumaron a la ceguera de un ojo que ya tenía por un accidente en la infancia. Hoy, Novogratz y su marido, Mike Velings, de 50 años, dirigen Aqua-Spark, un fondo de acuicultura sostenible con sede en Países Bajos que atrajo US$ 148 millones de 190 inversores en 29 países.

En junio, las participaciones de Aqua-Spark en las 19 empresas de su cartera se tasaron a US$ 180 millones. En 2019, informó una tasa interna de retorno neta (IRR, por sus siglas en inglés) de 21,75%, una cifra impresionante considerando que se trata de la tasa neta obtenida de la comisión anual de 1% y el 20% de las ganancias que se destinan a una empresa comercial de la cual Novogratz y Velings tienen el 60% (el resto es propiedad de su fundación y los empleados). Pese a la pandemia, Novogratz proyecta una IRR de más de 20% para este año.

Influencia

En dólares, Aqua-Spark es un granito de arena en la industria acuicultora mundial, de US$ 265.000 millones, que hoy provee más de la mitad de los mariscos producidos para consumo humano. Pero como el primer fondo (y el más grande) del mundo dedicado exclusivamente a la acuicultura ecológica, es muy influyente.

Por ejemplo, en 2015, en su primera inversión, Aqua-Spark puso US$ 3,4 millones en Calysta, una startup de Silicon Valley que produce una harina de pescado con microbios fermentados (un derivado de la generación de gas natural) y es menos dañina para el medio ambiente que las versiones hechas de pescado o soja en el mercado. El dinero de Aqua-Spark ayudó a financiar la construcción de una planta piloto que a su vez ayudó a Calysta a conseguir US$ 150 millones de otra inversión realizada, entre otros, por Cargill y BP Ventures. Ahora la empresa está construyendo una fábrica en China para producir 20.000 toneladas de esa harina por año, lo que podría revolucionar el mercado mundial de harina de pescado, de US$ 40.000 millones. “Cuando nos conocimos [con Novogratz y Velings], dije que podíamos llegar a tardar 10 años”, recuerda Alan Shaw, cofundador y CEO de Calysta. “Confían en serio”.

Debido a su enfoque de largo plazo, Aqua-Spark todavía no vendió ninguna de sus participaciones. Exige que las empresas en su cartera les paguen un salario digno a todos sus empleados y prioricen la transparencia para obtener resultados científicos. Hizo muchas inversiones en criaderos, que deben minimizar el uso de antibióticos y químicos y limitar el vertido de elementos contaminantes.

La acuicultura “se consideraba una industria muy sucia y llena de enfermedades. Ellos cambiaron la mentalidad sobre la industria y la volvieron invertible”, afirma Lisa Kleissner, una importante inversora de impacto que integra el directorio de Aqua-Spark.

Novogratz y Velings apuntan a que la cartera de Aqua-Spark tenga entre 60 y 80 empresas, más del triple de las que tiene ahora. Al comienzo, les preocupaba que no hubiera suficientes empresas para invertir; hoy monitorean activamente no menos de 1.550.

Aunque la pandemia no les permite hacer visitas presenciales, la pareja no para: hacen la diligencia debida de manera remota. “Todo lo que tenemos detrás nos empuja adelante”, afirma Novogratz.

Autora: Chloe Sorvino

Nota publicada en Forbes US.

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