Teófilo Lacroze, CEO de Raízen: "La continuidad del negocio está en peligro"
Al cierre de esta edición, fuentes del Gobierno admitían casi por primera vez desde la asunción que estaban dispuestos a autorizar aumentos en los combustibles, congelados desde diciembre de 2019. El segmento de downstream (refinación y comercialización de combustibles) fue uno de los más afectados en un duro año para la industria petrolera. Así lo explica Teófilo Lacroze, CEO de Raízen, la compañía que adquirió la operación de downstream de Shell en 2018. Es uno de los tres principales jugadores del mercado, con una participación del 22,1% en el canal de estaciones de servicio, marcando un punto de aumento respecto del año pasado.
Con un ojo puesto en los protocolos de seguridad e higiene y otro en seguir manteniendo el lazo con los clientes (con iniciativas como el canje de millas Latampass por combustibles y demás productos), Lacroze respondió a las preguntas de Forbes para analizar la actualidad de un sector vital para la economía.
Dependiendo de los meses, estábamos en niveles del 85%. A mediados de abril, pausamos la producción durante un mes por primera vez en casi 106 años de historia en el país, debido al impacto de la caída en las ventas de combustible, y retomamos en mayo entre un 75-80%.
Como decía, abril fue un mes inédito, ya que resultó ser el mes de mayor caída de las ventas en la historia del sector; en nuestro caso vendimos el 28% de lo habitual. Luego, mayo mejoró ya que vendimos el 50% de lo normal, y junio creció a un 67% de lo habitual. Desafortunadamente, julio no será mejor que junio porque hubo quince días de cuarentena estricta en el AMBA, motivo por el cual alcanzaría un 64%, aproximadamente
En julio, la venta de naftas en CABA estará en un 46% de lo que hubiéramos vendido sin cuarentena (es decir, un 54% de caída), mientras que para el resto del país en promedio estamos proyectando un 70% (es decir, 30% de caída). Nosotros operamos en más de 80 países en el mundo y somos la marca de combustibles más global que existe, y vemos con preocupación que la caída de ventas en Argentina se encuentra entre las más significativas, sobre todo por su duración en el tiempo.
Es muy difícil saberlo porque lo que ocurrió es un hecho inédito, no hay antecedentes y va cambiando día a día. El escenario optimista es que en marzo de 2021 estemos de vuelta al 100% de las ventas, pero hay otros escenarios no tan optimistas que muestran que llegamos al 100% a fines de 2021. También dependerá mucho de la situación de la economía doméstica.
En un momento en que debería haber primado la cautela, se fijó un precio cuyo principal damnificado fue nuestro sector.
La decisión de haber creado por decreto un barril criollo a un precio de referencia de US$ 45/bbl es necesario y conveniente evaluarla desde varios puntos de vista. La actividad petrolera (el upstream) fue golpeada por la caída de la demanda debido al impacto de la pandemia. El problema era de demanda (en Argentina y en el mundo), no de precio, razón por la cual los US$ 45/bbl no tuvieron el impacto planeado. Se creó en un momento en que los refinadores ya estábamos absorbiendo pérdidas significativas por la inédita caída en la demanda. Fijar un precio referencial de crudo sumado al aumento de impuesto al combustible que se implementó en abril sin permitir tralado a precios surtidor generó una pérdida estructural de magnitudes inéditas e históricas para el downstream, tanto que las operaciones en las refinerías bajaron a un nivel de capacidad nunca visto.
Es un precio muy alejado del real de mercado, absolutamente desbalanceado, porque no responde al equilibrio de rentabilidad razonable entre productores y refinadores. En mayo estaba en torno a US$30/bbl para paridad de exportación, un precio que productores y refinadores comercializaban libremente hasta ese entonces. Este precio estaba equilibrado respecto de los precios en surtidor. En un momento en que debería haber primado la cautela, se fijó un precio cuyo principal damnificado fue nuestro sector. Hay que tener en cuenta que el downstream paga en dólares por un insumo cuyo producto terminado se vende por un precio equivalente menor y en pesos.
Todos estos conceptos resumen una situación complejísima que resultó no solo insostenible para el sector de refinación y comercialización de combustibles, sino muy peligrosa para la continuidad de nuestro negocio. Dentro del marco del decreto que fijó el barril criollo a US$ 45, que incluye la posibilidad de una revisión de este, el sector está en contacto con la Secretaría de Energía para que se reconsidere la situación y apuntemos a un precio referencial de export parity (US$ 40-41/bbl). Este nuevo precio, sumado a un aumento en los precios en los combustibles que, como dijimos anteriormente, se mantienen congelados desde diciembre de 2019, generaría las condiciones para restablecer la situación del sector, donde el objetivo fundamental es mantener las fuentes de trabajo, garantizar el abastecimiento de combustibles y lubricantes de calidad y continuar con nuestro plan de inversiones.