Mientras en los pasillos de los tribunales las causas por corrupción parecen desacelerarse, el presidente de la Corte Suprema, Carlos Rosenkrantz, salió a pedir a los empresarios que además de maximizar sus ganancias se comprometan a honrar el derecho, sin justificar sus acciones al borde de la ley. Pero también solicitó a los jueces que fallen según la ley y sobre la base de sus creencias de qué es justo y qué no, en su presentación esta mañana en el 55º Coloquio Anual de IDEA, que se realiza en Mar del Plata.
Un tema que a mi criterio debe ocupar la agenda central del país y no ha sido tratada aquí es la relación entre las empresas y el derecho, lanzó al iniciar su exposición en el panel Justicia eficaz, la llave hacia la calidad institucional. En un país como el nuestro es fundamental que entendamos que las empresas son importantes. En la vida todo se hace cooperando, las empresas son plataformas de cooperación modos de cooperación ahorrando los costos de negociación para modificar la conducta que no se encuentran vinculados, explicó.
Y continuó describiendo el rol de las empresas: Son importantes para el desafío nacional que consiste en la generación de la riqueza necesaria para mejorar la situación de todos y en especial de quienes están peor. Dado que las empresas tienen ese rol crucial, nuestro país debe dejar de pensar a las empresas con las lentes de la ideología.
Son responsables
Ustedes saben que son responsables frente a sus trabajadores, a sus inversores, a sus consumidores, a sus acreedores y con el medio ambiente, pero además tienen una responsabilidad mucho más general y que no se ha destacado suficientemente y es la de honrar el derecho de nuestra comunidad. Se puede teorizar mucho sobre por qué hay una responsabilidad especial en las empresas. Es porque las empresas y los empresarios acceden a mayores beneficios por esa cooperación. Mayores beneficios deben ir con mayores responsabilidades, les recordó a los presentes.
Y, además les pidió: Las empresas deben honrar el derecho voluntario, no por temor a ser sancionado. Debe aceptar el derecho como constitutivo de su propia identidad. Y explicó por qué eso es más beneficioso: Sus organizaciones no son otra cosa que un conjunto de reglas y mejor funcionan cuando esas reglas son internalizadas y cumplidas. Con el país pasa lo mismo. Funciona mejor cuando la ley se hace carne en todos nosotros.
Y lanzó: Los empresarios además de maximizar sus ingresos tienen responsabilidad de comprometerse con el derecho. El compromiso debe ser constante porque las empresas son muy visibles en nuestra sociedad y contribuyen a moderar la cultura de nuestra sociedad. Todos estamos en contacto con empresas. Tienen un rol fundamental en la formación de la sociedad. Las empresas y los empresarios tienen que mostrar que cumplen siempre con el derecho y que es un deber categórico que no está sujeto a la condicionalidad. Tiene un efecto ejemplificador y educativo. Si las empresas honran siempre el derecho, lo harán otros, prosiguió.
No se justifica
Y advirtió: En nuestro país tenemos una tendencia a justificar el incumplimiento de las reglas propio con el incumplimiento ajeno. Se trata de una situación que hay que evitar a toda costa porque provoca una espiral descendente. En esas condiciones las actividades cooperativas son imposibles.
Hay que evitar esto es rompiendo el círculo del incumplimiento. Y las empresas tienen un rol muy importante ahí. Si las empresas tienen un rol ejemplar pueden reclamar al país que necesita más institucionalidad. Sé que se ha pedido que el liderazgo tenga más institucionalidad, ese pedido tendrá más entidad si las empresas cumplen incondicionalmente las normas, agregó.
Y resumió: Nuestra sociedad todos debemos internalizar que las empresas cumplen un rol fundamental. Y tienen que internalizar que tienen roles especiales más allá de sus fines específicos. Deben asumir el papel de líderes de una cultura cívica en la que honrar el derecho debe ser un rol visible y central.
Pero admitió que los presentes podrían responder qué rol le cabe a los jueces. Los jueces tienen que tener muchas más responsabilidades aún. Eso es verdad. El poder judicial tiene el exigente deber de aplicar puntillosamente el derecho. Nuestra sociedad también debe internalizar que los jueces debemos internalizar que la decisión que se adopta no es la que surge de nuestras preferencias políticas, nuestra ideología o nuestras concepciones morales sino la impuesta por el derecho de nuestra comunidad, detalló.
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