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2 Marzo de 2020 14.45

El reperfilamiento de la deuda en pesos y la reestructuración de los bonos en moneda extranjera marcarán el ritmo para esta herramienta financiera durante 2020.

Los países no quiebran y por eso los bonos son presentados por los asesores financieros como una inversión segura. Pero  en  Argentina lo seguro puede volverse inseguro en un abrir y cerrar de ojos, sobre todo en lo que a economía se refiere.

La decisión de reperfilar la deuda en pesos, lanzada en los últimos respiros de ahogo del gobierno de Mauricio Macri, y la propuesta de reestructuración de los bonos en moneda extranjera que quedó en manos de Alberto Fernández son los elementos que marcan la cancha en 2020 para estos instrumentos.

El mercado coincide en que el rolleo de la deuda en pesos funcionó bastante bien hasta el suceso del AF20, que se sumó a la incertidumbre que generaron las idas y vueltas del bono BP2021 en la provincia de Buenos Aires.

También concuerdan en que el AF20 le sirvió al Gobierno para mostrar los dientes, para dar una señal a los inversores externos y, especialmente, a los grandes fondos de inversión de que la negociación va a ser dura y que la posición argentina frente a la renegociación será agresiva.

Sin embargo, también aseguran que el costo de haber pospuesto de forma unilateral el pago del AF20, tras dos propuestas de renegociación infructuosas, se reflejó a las pocas horas con la poca adhesión de las Lebad en la que Finanzas buscaba alzarse con $ 10.000 millones y concluyó con apenas $ 6.400 millones.

“En el proceso que Argentina está encarando, una de las consideraciones más importantes para invertir en activos de riesgo será el grado de  limpieza del  mecanismo  que se logre”, señala Joaquín Bagües, Head of Strategy de PPI. “En comparación con la crisis de 2001-2002, Argentina se encuentra posicionada de una mejor forma, básicamente porque el sistema bancario está con fundamentos muy sólidos. Sin ignorar, además, que Dujovne y Lacunza ajustaron las cuentas fiscales significadamente, y esto ayuda al Gobierno con una gran parte del trabajo difícil realizado”.

“El mercado espera el plan de reestructuración con el FMI y otros organismos internacionales. En ese contexto, los bonos están cotizando por paridades bajas priceando una reestructuración bastante agresiva”, señala José Ignacio Bano, gerente de Research en invertirOnline.com, en concordancia con el resto de los analistas consultados.

Bano considera que “la reestructuración va a tener alguna quita de capital, baja de cupón y alargamiento de plazos; es la única manera en que el Gobierno pueda tener éxito”. Respecto de la deuda en pesos, Patricio Milic, Portfolio Manager de Mills Capital Group, destaca sobre el programa de licitaciones semanales que “no alcanzan las manos amigas de organismos gubernamentales y algunos inversores institucionales como las compañías de seguro, se necesita que haya acompañamiento del inversor privado en el rolleo de la deuda”.

Por ello considera que “todas las semanas se tendrá un termómetro de lo que piensa el mercado, de la credibilidad que genere el Gobierno en cada una de las licitaciones”,  y alertó que si no logra el rolleo o el reperfilamiento deberá acudir a la emisión y ello provocará un salto en la brecha cambiaria. “Si Argentina no recupera una curva de pesos, va a haber poco incentivo a que la gente no trate de dolarizar cada peso que genere a nivel personal”.

Con este escenario, Milic asegura que la deuda en pesos presenta una oportunidad para aquellos inversores con apetito de riesgo, dado que al estar bajo ley argentina están sujetos a, por ejemplo, un reperfilamiento compulsivo, como ocurrió con el AF20.

En el grupo de inversiones no aptas para cardíacos, Milic sugirió que se puede apostar a bonos en pesos “pero debe en corto. Hay premios grandes porque el riesgo es grande”.

En esta lectura coinciden Bano y Ramiro Marra, CSO en Bull Market Brokers. “Los bonos más atractivos son los más cortos, el AO20 o el AY24. Creemos que el Gobierno debería tener una idea de un canje cerrado para principios de mayo donde operan vencimientos de capital, principalmente el AY24”, apunta Bano.

Marra considera que el posicionamiento que puede empezar a tomar el inversor “se ubica más en la parte corta (AO20 y AY24) de la curva, que van a ser los más favorables en contra de los bonos largos”.

“Mientras que en la curva en pesos se va a comenzar a ver más movimiento de los bonos con CER, las Lebad, y menos en tasas fijas como las Letes”, dice el analista de Bull Market Brokers.

Bano señala que para inversores conservadores la idea es mantenerse un poco al margen del mercado, esperando a que el Gobierno anuncie la reestructuración, y luego sí entrar en algún instrumento en dólares. Mientras espera, “es preferible que se coloque en instrumentos como cauciones, fondos de money market y colocaciones a plazo fijo diversificando en instrumentos que ajusten por inflación y otra parte a tasa”.

Por su parte, en los bonos en dólares los expertos asumen que tienen incorporada una quita muy agresiva en capital, una postergación de intereses y una poda en la tasa de interés. “Hay bonos con paridades de 40% o 45%”, señala Milic.

Sin embargo, advierte que los fondos extranjeros pueden “jugar fuerte” y recuerda el ejemplo de lo que le pasó en enero a Kicillof. “Los fondos tienen la llave para llevar a la Argentina al default y se pueden beneficiar de eso. Un fondo grande como Fidelity, Blackrock o Templeton  juntan la mayoría necesaria para bloquear una reestructuración, fuerzan el default y cobran muchísimo dinero por haber apostado a través del Credit Default Suap (CDS)”.

Jorge Podestá, director de Allaria, Ledesma & Cía., considera que Argentina “tiene margen para tener una negociación exitosa” y apunta a que el Gobierno manejará varias alternativas “porque no todas cuadran de la misma manera a todos los inversores”.

En este sentido, asevera que “los bonos soberanos, subsoberanos, como las acciones y el mercado de cambio, van a estar muy ligados a  lo que ocurra con este canje, porque va a ser clave tanto en la definición de inversiones como para el escenario macroeconómico del país”. Así aconseja a quien quiera correr un riesgo moderado, buscar alternativas con los bonos corporativos, “porque lo que viene sucediendo con el reperfilamiento es que el excedente de liquidez está siendo aprovechado por empresas que salen a buscar financiamiento al mercado”.

“Como bonos, en Allaria nos gustan todos aquellos en dólares cotizando a  paridades de  entre  40  y 50. Nos gustan los bonos del tramo medio de la curva donde están un poco más abajo que los muy cortos y se verían menos afectados que los bonos largos”, dice Podestá.

En términos de la deuda soberana, “nos encontramos con la expectativa de que los bonos globales sufran cortes de valor nominal significativos, y también estimamos que el Gobierno logrará nuevos cupones mucho más bajos que los que prevalecen hoy en día. Estos bonos, denominados Macri bonds, todavía no están en precios de distress. A pesar de eso, nos parecen más atractivos los bonos Exchange de 2005 y 2010 que incluyen los PARes y Discos”, analiza Joaquín Bagües, de PPI. “Estos bonos podrán mantener la mayoría de sus cupones y también el capital, porque los tenedores están organizando para bloquear su inclusión en el ejercicio de la reestructuración”.

“Adicionalmente, el Gobierno no tiene la herramienta de utilizar un ?Value Recovery Instrument? como los cupones de PBI, dado que hay un entramado legal alrededor de cuál año base (2004 o 2012) aplicaría a los cupones de PBI originales que fueron dados en el último episodio de deuda. Por lo tanto, el Gobierno tendría que mantener los exchange bonds con sus características origi- nales para que los bonistas puedan recuperar y compensar sus pérdi- das en los Globales”, dice el analista de PPI. “Por lo tanto, para inverso- res locales, una opción especulativa sería el DICA”, concluye.

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