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Especiales

La reconversión de la movilidad urbana

Jesica Mateu Forbes Staff

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2 Mayo de 2020 08.00

Tendencias y soluciones para desarrollar un transporte seguro, accesible y enfocado tanto en frenar la inseguridad vial como en impactar de manera positiva en la economía y la calidad de vida.

La movilidad debe ser accesible, equitativa, segura y sostenible. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) así lo consideran, y la seguridad vial es parte de sus ejes de trabajo. Para 2030, la meta es que todos los países la vinculen mediante sus políticas con la salud mental y física, el desarrollo, la educación, la igualdad entre el hombre y la mujer, el medioambiente y el cambio climático. Eso mismo quedó plasmado en la Declaración de Estocolmo, un documento surgido de la 3° Conferencia Global Ministerial de Seguridad Vial, realizada en febrero pasado en Suecia. Allí se reunieron expertos y referentes gubernamentales y de organismos sociales de más de 140 países.

En el país nórdico hace más de 20 años que  se desarrolla una política de Estado, en esta materia, que se encuentra en constante evolución. Durante los discursos de apertura del encuentro mundial, Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), indicó que hace falta “voluntad política, inversión para vehículos seguros y acciones sustentables. Con el liderazgo adecuado podemos dejar el sistema de dependencia de los autos para lograr una movilidad segura, costeable y sostenible. Cada país debe aumentar sus acciones y medidas para salvar vidas y luego cambiar a otras formas de transporte que mejoren la calidad de vida y el medioambiente”, ratificó.

El Banco Mundial, por su parte, sostiene que desde 2019 incluye a la seguridad vial en sus proyectos, sustentado en que la economía podría crecer mucho si se soluciona el problema de la inseguridad que, al igual que el Coronavirus, consideran una pandemia. Cada día mueren 3.700 personas en incidentes de tránsito y muchas más son gravemente heridas. De hecho, las lesiones son la principal causa de fallecimiento de niños y jóvenes adultos de entre cinco y 29 años.

Por eso, medidas como reducir la velocidad a 30 km por hora en zonas urbanas no solo salvarían vidas, sino que además beneficiarían al medioambiente y reducirían los costos de tener un auto. En Suecia, empresas como Ikea se comprometieron de manera espontánea a que sus camiones circulen a la que denominan velocidad sostenible. La decisión impacta social y ecológicamente, no solo por el volumen que manejan, sino por el efecto rebote. Saben que, si sus camiones reducen la velocidad, el resto también se verá obligado a hacerlo. Incluso en el mismo país McDonald?s solo contrata proveedores que realicen las entregas de insumos en vehículos eléctricos y por la noche.

En el país

En Argentina, el cambio es más incipiente. Por caso, la compañía de logística Andreani se encuentra en pleno desarrollo de una flota sustentable. “Desde el 2018 invertimos en cuatro vehículos eléctricos para la distribución urbana y última milla en zonas de alta densidad poblacional, lo que nos permite disminuir nuestra huella de carbono”, indica Verónica Zampa, gerenta de Comunicaciones y Sustentabilidad de la compañía. Además, la empresa sumó camiones semirremolques full con un 20% más de capacidad de carga que un vehículo tradicional pero con igual consumo. Además, comenzó con ensayos de aerodinamia y pruebas de hábitos de manejo con telemetría, para ahorrar hasta un 16% de combustible. El año pasado, también, incorporó cinco vehículos de mediano porte con tecnología dual (combinación de diesel y GNC) y capacitó a transportistas en buenas prácticas de manejo.

Conducir autos seguros es otra de las claves para una movilidad sostenible. Para ello, los gobiernos deberían subscribirse a los requisitos mínimos de la ONU (Argentina no lo hace) e incluso a estándares más exigentes como los que sugiere la ONG LatinNcap, la cual establece calificaciones con estrellas, que son útiles para mantener informados a los consumidores acerca del nivel de seguridad de los vehículos del mercado. No se trata solo de tener en cuenta a los pasajeros, sino que también se debe considerar a los peatones a partir de un diseño frontal con adecuados materiales y distancias entre sus componentes.

Las Alternativas clave

Al mismo tiempo, la tendencia invita a despedirse del auto privado a partir de modalidades como carsharing o carpooling. La compañía de seguros La Caja, por ejemplo, alienta a sus empleados a compartir coches para llegar a sus oficinas. Lo hace a través del portal teneslugar.com, en el cual es posible solicitar u ofrecer asientos entre compañeros de trabajo. “Tuvimos mucha adhesión a estos programas entre los empleados y empleadas. Tuvimos que habilitar un segundo espacio para bicicletas en nuestro estacionamiento y tenemos planes en el corto plazo de ampliar aún más los vestuarios para que puedan sentirse más cómodos con esta opción de movilidad”, explica Carla Ponce, gerente de Empleos, Clima Organizacional y RSE de La Caja.

Hoy se sabe que tener un vehículo se volverá más costoso en todo el mundo. “En Nueva York, Londres, Estocolmo y Singapur ya se aplica una tarifa por congestión a los vehículos que conduzcan al centro de la ciudad” para reducir emisiones de carbono, ruido y tránsito, según da cuenta Marian Ventura, fundadora y CEO de done!, agencia creativa de sustentabilidad.

Eso hace más urgente el desarrollo de un sistema de transporte público adecuado. Priorizar el acceso a los peatones, ciclistas y usuarios del transporte público reduce el uso de vehículos motorizados, las emisiones de carbono, las congestiones de tránsito, así como los costos de atención médica. Asimismo, estimula la economía regional y mejora la salud y la calidad de vida, según el último informe de Actividad Física para la Salud de la OMS.

Otra solución para el problema general es incentivar el uso de medios alternativos como las bicicletas. De acuerdo con la OMS, el sedentarismo es el cuarto factor de riesgo de mortalidad global. Los viajes activos pueden ayudar a prevenir muchas de las 3.200.000 muertes ocasionadas por falta de ejercicio. Además, los riesgos asociados a peatones y ciclistas pueden corregirse si se cambia el diseño de los senderos y las ciclovías.

Las energías alternativas también colaboran. Los vehículos eléctricos permiten reducir a cero los gases tóxicos que generan los motores a combustión. En el país están disponibles algunos modelos de autos híbridos, aquellos en los que conviven los motores tradicionales con los eléctricos.

Las marcas

Toyota es la automotriz que más modelos tiene disponibles en el mercado local: los monovolúmenes CHR y RAV4; y los sedanes Corolla y Prius. Este último se introdujo en el país en 2009 y fue el primer vehículo en su tipo fabricado en serie a nivel mundial. El Nuevo Corolla es, por su parte, el primer auto híbrido producido en América Latina. Desde la filial local, Diego Prado, director de Asuntos Corporativos, indica que están convencidos de que esta tecnología es la “ideal para un país como Argentina. Al prescindir de la red eléctrica para recargar sus baterías (ya que el auto genera su propia energía eléctrica al circular), “los híbridos permiten recorrer largas distancias ahorrando combustible e impactando menos en el medioambiente”. También revela que entre los cuatro modelos disponibles ya hay más de 2.500 patentamientos, lo que habla a las claras de la aceptación de estas nuevas tendencias en materia de movilidad.

La automotriz lanzó localmente Toyota Mobility Services, una plataforma que permite a los usuarios acceder al line-up completo de vehículos de la marca, ya sea por hora, por día o por mes. Entre los que ofrece hay híbridos y adaptados para distintos tipos de trabajo y para personas con movilidad reducida. La app ya tiene 17.000 usuarios registrados y 40 estaciones de retiro y devolución de vehículos.

Otro modelo híbrido disponible en el país es el Hyundai Ioniq, y ya se espera que se sume el Fiat 500 Híbrido en el corto plazo.

La visión de género también debe estar presente. Según una investigación realizada por el Banco de Desarrollo de América Latina y la Federación Internacional del Automóvil (FIA), en Capital Federal, el conurbano bonaerense y las ciudades de Santiago de Chile y Quito el 70% de las mujeres sufrió acoso en el transporte público. Esto afecta a la economía familiar, entre otras consecuencias indeseadas. Por eso, la Ciudad de Buenos Aires presentó en 2019 el Plan de Género y Movilidad.

El Plan busca potenciar la autonomía de las mujeres a partir de atender los obstáculos que sufren. “Se trata de un nuevo paso para hacer de Buenos Aires una ciudad inclusiva, equitativa y segura”, explicó Paula Bisiau, subsecretaria de Movilidad Sustentable y Segura, ya que el 60% de los peatones son mujeres, al igual que el 58% de los usuarios de transporte público.

En cuanto a este último, el año pasado el gobierno de Mauricio Macri autorizó que ocho colectivos eléctricos, distribuidos en cuatro líneas porteñas, circularan a modo de prueba piloto. Sin embargo, solo prosperó el funcionamiento de dos unidades en la línea 59, de origen chino y entregados a esa empresa en comodato. Tuvo más éxito la ciudad de Mendoza: desde septiembre circulan por la capital provincial 18 unidades eléctricas, las cuales poseen freno regenerativo que permite almacenar energía adicional en las baterías.. “Es la mayor flota de la región después de Santiago de Chile”, confirmó Natalio Mema, secretario de Servicios Públicos. Estos buses forman parte del Sistema de Transporte Metropolitano (STM), pasan cada cinco minutos y recorren la ciudad de sur a norte, completando unos 100 km.

La  provincia  debió  transformar  la  empresa  anterior de troles y tranvías para que sea una sociedad anónima, pero del Estado. “Vimos que podíamos darle a la movilidad eléctrica un primer envión”, indicó Mema. Los colectivos, importados por Andesmar y Coven, requirieron una inversión de unos U$S 400 mil, el triple del valor de un Mercedes Benz O500, aunque tienen un costo de mantenimiento   mucho   menor.   “Pagamos  por  cada  kilómetro  de  buses  eléctricos  unos $ 22 de mantenimiento, mientras que los convencionales requieren no menos de $ 50”.

El recambio tecnológico es muy importante pero no suficiente. Para una movilidad sostenible también hacen falta mejoras en infraestructura y diseño, entre otros aspectos.

En la 3° Conferencia Global Ministerial de Seguridad Vial, el Grupo de Expertos Académicos (AEG, por sus siglas en inglés) aportó una serie de recomendaciones, de cara a lograr que el complejo sistema de transporte entienda que las personas, los vehículos y la infraestructura deben poder interactuar y garantizar altos niveles de seguridad.

AEG propone que gobiernos y organizaciones “proporcionen informes públicos de sostenibilidad anuales que incluyan divulgaciones de seguridad vial”. También, que adopten prácticas internas seguras a lo largo de su cadena de valor. Pero sobre todo llaman a las multinacionales, que tienen más poder económico que muchos gobiernos e incluso moldean las condiciones sociales, a que asuman un rol fundamental. Prácticas tan simples como solicitar especificaciones de seguridad en el alquiler de vehículos y otros servicios de transporte; o que las compañías contratadas demuestren en su flota un desempeño más seguro que el promedio en relación con la participación en colisiones e infracciones; y que capaciten a sus conductores. Es parte del cambio que conllevará a una toma de conciencia que, de no realizarse, impactará en el negocio de sus empresas.

En esa línea, Andreani destinará $ 64.000.000 en infraestructura en movilidad sustentable a nivel local. “Se trata de una propuesta diferencial para los clientes que valoran a las compañías de transporte comprometidas con la sociedad y el medioambiente”, anuncia Zampa.

Al mismo tiempo, tener una infraestructura adecuada es esencial. El Programa Internacional de Evaluación de Carreteras iRAP estimula la inversión en seguridad vial y la aplicación del geoperimetraje, una infraestructura digital para permitir tipos de vehículos y velocidades específicas en áreas geográficas designadas.

“El diseño vial es quizás el medio más eficaz para lograr altos niveles de seguridad del sistema”, indica AEG en sus recomendaciones para 2030. Las rutas y banquinas bien diseñadas, por ejemplo, favorecen velocidades de conducción seguras, la atención del conducto, evitan choques, ofrecen flujos de tránsito segregados y reducen colisiones generadas por errores del conductor. Las mejoras en infraestructura también podrían incluir recursos digitales como mapas de velocidad y marcas viales que puedan ser leídas por el vehículo.

Según indica iRAP, cada US$ 100 que se desembolsan para pagar los costos de los traumatismos ocurridos en choques, solo se invierten entre US$ 1 y US$ 3 en prevenirlos. También asegura que, por cada dólar que se destina a hacer rutas más seguras, se obtienen US$ 8 de beneficios. De allí que entre los objetivos de la ONU esté el de garantizar que todas las rutas nuevas se construyan con un estándar de tres estrellas o más. Es indispensable lograr que más del 75% de los viajes se realicen en este tipo de caminos, lo cual salvaría unas 467 mil vidas cada año, lo que se traduce en reducción de costos en salud pública, más producción y crecimiento de la economía.

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