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Energías renovables, a la espera de mejores vientos

Ignacio Ortiz

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Después de cuatro años de inédito desarrollo, las energías alternativas esperan definiciones del Gobierno sobre el nuevo modelo. Radiografía de la transición energética en un año de stand by.

12 Septiembre de 2020 09.00

El reciente desarrollo de los proyectos de energías renovables que se siguen incorporando al interconectado nacional no alcanza para disimular la incertidumbre sobre el modelo que regirá en los próximos años. El impulso de la Ley 27.191 de promoción del sector, que en breve cumplirá cinco años, y las sucesivas rondas del Programa Renovar permitirán cerrar el año con unos 3.900 Mw de generación eléctrica disponibles, casi el 10% del total del sistema, luego de adjudicarse desde 2016 unos 244 proyectos por 6.300 Mw de potencia instalada. 

Esta industria fue uno de los escasos brotes verdes que se le reconocen al gobierno de Mauricio Macri, con inversiones por unos US$ 7.300 millones comprometidos. Pero, a pesar del éxito en dar el gran puntapié  hacia  una matriz energética más sustentable, el sector hoy enfrenta algunos problemas: financiamiento indisponible, proyectos en reversión, multas por demoras, crisis por cobros de energía entregada, contratos cuestionados, nuevos impuestos y un panorama de precios internacionales de petróleo y gas que presentan un desafío para la transición. 

Aun a riesgo de estandarizar en un sistema complejo, se  estima  que  un ciclo combinado eficiente alimentado con un gas a US$ 2,5 o US$ 3 por millón de BTU entregará energía entre US$ 45 y US$ 50 el Mw/hora, mientras que un parque eólico está vendiendo entre US$ 58 y US$ 65 el Mw/hora, dependiendo de en qué momento firmó el contrato y su duración. Pero, en medio de esas redefiniciones, los compromisos ambientales del país siguen vigentes, no solo para cumplir con el 20% de energías limpias para 2025, sino para dar un paso más y reducir a la mitad las  emisiones de carbono para 2030, tal como se asumió ante la Cumbre del Clima de 
la ONU en 2016. 

Para Walter Lanosa, el CEO de Genneia, principal generadora con el 20% de la energía renovable del país y el 30% de la eólica, el gran limitante para el desarrollo de nuevos proyectos seguirá siendo el acceso  al  capital,  “sin el cual no hay crecimiento de las renovables, como tampoco desarrollo de Vaca Muerta”. Así, todas las ventajas  que Argentina tiene a partir de sus recursos naturales “se diluyen por la baja performance al salir a buscar dinero a tasas de dos dígitos cuando los vecinos no llegan al 4 por ciento”. 

Con la atención también puesta en el canje de unos US$ 65.000 millones de deuda que lleva adelante el Gobierno, Lanosa entiende que la industria renovable “alcanzó un grado de madurez que permite entender los riesgos de la actividad y podría no requerir de nuevas rondas” promovidas por el Estado. Pero para eso hay que despejar “cómo generadores, transportistas y distribuidores van a recuperar el retorno de sus inversiones, y no depender de que el Estado financie a Cammesa para subsidiar el déficit entre el costo del sistema y lo que recauda mediante tarifas”. Además, si las energías renovables tienen que salir a competir con una mayor productividad de gas natural, es necesario que los  incentivos de una industria los tenga la otra. “Si vamos a competir con Vaca Muerta, tengamos (o no) los mismos beneficios de ambos lados”, reclamó el CEO de Genneia. 

Walter Lanosa ,CEO de Genneia

Mientras tanto, el Gobierno dio pocas pistas y parece quedar claro que no quiere más contratos en dólares, a excepción de los que acuerden los privados en el mercado a término, y que no va a continuar el esquema de su- bastas, sino que buscará aquellas tecnologías que puedan tener la mayor integración de componente local, con preferencia en la eólica y la bioenergía. Héctor Ruiz Moreno, gerente general  de  la  Cámara  Eólica Argentina (CEA), destacó la importancia de mantener “una cadena de valor muy importante que se generó alrededor del sector”, que permitió, por ejemplo, el desarrollo local de importantes componentes de los aerogeneradores, como las torres, el ensamblado  local de nacelles, la industria eléctrica, empresas de construcción, servicios y transporte, con casos incluso de exportación como el que acaba de concretar la Metalúrgica Calviño con un embarque de 45 torres de molinos eólicos para Estados Unidos. 

En un negocio de capital  intensivo el problema de financiarse no es solo   a futuro. El sector descuenta que los proyectos de las rondas del Renovar cuyo financiamiento no lograron cerrar a tiempo no se van a ejecutar, y,    si bien se analizará “caso por caso” si se reasignan esa capacidad a nuevos proyectos, se estima que de los 6.300 Mw adjudicados unos 900 Mw no se van a ejecutar. 

Por eso, a pesar del auge que logró  el sector eólico, pensar en nuevas licitaciones del Renovar “no tiene sentido” para Ruiz Moreno. Más teniendo en cuenta que resta por definir junto    a las autoridades qué se hará con los más de 20 proyectos que no se concretaron y que “hoy están generando una traba para que otras empresas puedan llevarlos a cabo”. 

"Si vamos a competir con vaca muerta, tengamos (o no) los mismos beneficios de ambos lados". Walter Lanosa CEO de Genneia

Sin nuevas rondas a la vista, el Mercado a Término de Energías Renovables (Mater) ofrece campo fértil para esta industria porque existe, según el gerente de la CEA, una demanda creciente de empresas por abastecerse de energías limpias, “para cumplir  con los objetivos de la normativa argentina, por iniciativas propias de sustentabilidad o pensando en las trabas que mercados más desarrollados  pondrán a la importación de productos que no cumplan con esos parámetros”. 

Para el consultor en renovables y cambio climático y exdiputado Juan Carlos Villalonga, la prédica debería ser al revés: “Primero hay que seguir fomentando la demanda y el mercado con asociaciones industriales para alcanzar un volumen de desarrollo que haga que no resulte conveniente importar equipos sino fabricarlos, algo que ya está previsto en los incentivos de la ley”. 

Pero también, agregó el exdirector de Greenpeace, tiene que  funcionar  un “mercado de la energía transparente, en el que haya precios claros y no se empiece a desvirtuar la cadena congelando tarifas, endeudando a las distribuidoras, a Cammesa y a las generadoras, y por el contrario dejar que el Mater desempeñe su rol principal”. 
Ese camino es aún largo aunque promisorio. Según Cammesa, la generación eléctrica de fuentes definidas  en la Ley 27.191 aumentó a junio un 99,7% en los últimos doce meses. Así, en términos mensuales, la generación alcanzó el 9,2% del total del parque eléctrico. 

En el sector insisten con que las cifras no disimulen el presente y oculten los contratos pendientes de ejecución, de los cuales los abogados Juan Cruz Azzarri y Jimena Vega Olmos, socios  del Estudio HMR, alertaron sobre la potencial litigiosidad. “El Estado tiene que hacer un mea culpa e instrumentar algún mecanismo para extender los plazos para la continuidad de los proyectos o generar un sistema de salida sin la ejecución de multas monstruosas”, coincidieron. 

Es que en el argumento en cualquier arbitraje al que se llegue en un tribunal (seguramente internacional) se expondrá que el incumplimiento de las empresas “respondió a la situación macroeconómica de la Argentina, por la cual bancos de primer nivel, incluso con garantías del país de origen de los equipos, se bajaron de los proyectos”,  al menos hasta que empiece a ceder el viento en contra del siempre presente riesgo argentino. 

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