Sin libertad de expresión, la economía se va a marchitar. La libertad de expresión, garantizada explícitamente en la Primera Enmienda de la Constitución, está bajo ataque por parte de numerosas universidades, empleadores, instituciones culturales, sitios web e, irónica y sorprendentemente, en muchos de los propios medios.
Los medios, que deberían ser mejores en esto, están comparando el control de la expresión con el control de las armas. Demasiada libertad de expresión es peligrosa, dicen, un lujo que ya no se pueden dar.
Pero lo que está sucediendo es el silenciamiento o directamente la suspensión de libertad de expresión que ciertos grupos o individuos encuentran objetable o con las que no están de acuerdo. Y las consecuencias ante la no conformidad son reales, incluyendo la potencial pérdida del trabajo de la persona, y el ostracismo y la deshonra públicos.
Esto es un veneno para la democracia y para la futura prosperidad económica. Después de todo, ¿quién determina qué puntos de vista son aceptables? Hoy los demócratas están a cargo, y muchos están presionando y pidiendo restricciones a la libertad de expresión, pero en algún momento los republicanos van a volver al poder. ¿Los demócratas de la extrema izquierda quieren una situación en la cual la extrema derecha puede determinar qué opiniones e ideas son aceptables y castigar a quienes no están de acuerdo con esto?
Lo que a veces no se aprecia tanto es que la libertad de expresión va de la mano del progreso económico. Una sociedad que restringe esto también restringe la libertad, esencial para la creatividad y la experimentación que lleva a inventos e innovaciones que mejoran el estándar de vida de la humanidad.
Este es solo un ejemplo entre incontables otros. Durante décadas, había una regla de hierro en la medicina que decía que las úlceras estaban causadas por el estrés, las comidas picantes y el exceso de ácido. Los costosos remedios estaban hechos sobre esta base, además de las horribles dietas. Entonces, a principios de los 80, un par de médicos australianos desafió esa creencia y concluyó que las úlceras pépticas podían ser curadas con antibióticos. El establishment médico, ofendido, ridiculizó y desestimó estos descubrimientos. Este es el tipo de información que los censores de hoy hubieran suprimido. En 2005, ambos médicos recibieron el Premio Nobel de Medicina.
En una sociedad libre, los individuos de los lugares menos pensados pueden inventar productos y servicios innovadores y constantemente mejorados, e ir contra los intereses poderosos y establecidos. No fueron los aristócratas, los políticos o los graduados universitarios quienes lanzaron la revolución industrial. Fueron los trabajadores y mecánicos quienes alimentaron los descubrimientos que mejoraron las condiciones humanas, lo que la notable historiadora Deirdre McCloskey llama “el gran enriquecimiento”.
Durante siglos, el ingreso promedio individual había quedado frenado en US$ 3 diarios, ajustados por inflación, y en los Estados Unidos hoy está muy por encima de US$ 150. La libertad de expresión es esencial para nuestro bienestar.
Extraído de What's Ahead, el nuevo podcast de Steve Forbes. Disponible en iTunes y GooglePlay Store.