Fraude en el deporte: ¿Cómo combatir la corrupción en esta industria?
Juan Cruz Amirante Director Ejecutivo Asociado de Kroll Argentina
Juan Cruz Amirante Director Ejecutivo Asociado de Kroll Argentina
El deporte es sinónimo de unión y orgullo para diversas naciones en todo el mundo. Sin embargo, con el paso de los años, es cada vez más común cruzarse con noticias y acciones polémicas y negativas, principalmente a raíz de la actuación de algunas figuras y líderes deportivos.
La consolidación del deporte como una industria ha llevado a que sea protagonista de un agudo proceso de “empresarialización”. Esto es un hecho si se consideran factores como los montos económicos que se suelen mover a través de las adquisiciones de figuras profesionales prometedoras; la integración y fortalecimiento de clubes deportivos; el desarrollo y televisación de encuentros con gran capacidad de aglomeración de fanáticos; los contratos publicitarios con reconocidas firmas; y la participación en las diferentes competencias locales e internacionales, como los Juegos Olímpicos Tokio 2021.
A raíz de los beneficios que pueden obtenerse y de las escasas probabilidades de ser descubiertos y sancionados (debido a la falta de procedimientos internos y los laxos controles que las delegaciones deportivas aplican), el deporte se ha convertido en un gran atractivo para quienes desean llevar a cabo actividades de fraude o lavado de activos.
Es que la corrupción en el deporte se ha caracterizado por adquirir dos 'rostros': a nivel de gestión y gobierno y, por otro lado, a escala competitiva. Para brindar un ejemplo de la primera, basta con hacer mención a un caso de gran renombre que ocurrió en Brasil: durante 2020, Cruzeiro, uno de los equipos más importantes del país, se vio inmerso en una profunda crisis financiera y futbolística.
Ante esta situación, el club contrató a una empresa especializada en investigaciones de fraude para que realizara un relevamiento de las cuentas financieras. La investigación encontró que entre las irregularidades cometidas por la dirección de Wagner Pires de Sá, expresidente del club, destacaban pagos de fiestas con las tarjetas corporativas del club; un aumento desproporcionado de gastos y salarios; y remuneraciones indebidas a los intermediarios en las negociaciones de los deportistas. Con el descenso a la segunda división del fútbol brasileño, hoy el club padece tanto en lo profesional como en lo reputacional.
Asimismo, a nivel competitivo, la corrupción en el deporte se ha visto representada en su mayoría por los diferentes casos de dopaje que los medios han registrado en diversa competiciones, algunas, incluso, de talla mundial. Figuras como Lance Armstrong, María Sharapova y Marion Jones han sido señalados por consumir sustancias que alteran sus capacidades a la hora de competir, violentando normativas estipuladas por entidades como la Agencia Mundial Antidopaje (AMA).
Considerando el potencial escenario para el fraude y la corrupción que hoy representa el deporte, es oportuno y prudente diseñar estrategias sólidas (en su mayoría de carácter interno) para que esta industria se consolide como referente de transparencia y continúe simbolizando unión a nivel mundial.
Es de destacar la importancia de fortalecer las diferentes políticas internas de compliance que tienen la mayoría de clubes y conglomerados deportivos en el mundo. Esto no solo debe hacerse desde el refuerzo de estas iniciativas, sino desde la delegación de líderes o encargados visibles que proyecten la sombra de la legalidad y de la confianza en los diferentes procesos estructurales de una organización. Desde luego, el acompañamiento de socios con experiencia en la prevención de estos delitos es vital.
Además, a nivel competitivo, debe fomentarse la transparencia como bandera de los jugadores y figuras deportivas. En ese escenario, la constante capacitación sobre buenas políticas de juego y su relevancia para conservar la confianza y admiración de los fanáticos, figuran como estrategias con amplio trasfondo para motivar a los jugadores a no incurrir en actuaciones bochornosas y fraudulentas como el dopaje.
Hoy, las razones que llevan a las organizaciones deportivas a preocuparse más por el fortalecimiento de sus políticas y buenas prácticas contra el fraude y la corrupción son muchas; desde el aumento en las inversiones y el escrutinio del mercado y autoridades nacionales e internacionales como la prensa, hasta el compromiso con las empresas patrocinadoras. Sin embargo, detrás de esta coyuntura, está la necesidad de conservar y enaltecer la reputación de los jugadores y de las delegaciones deportivas ante sus fanáticos, el verdadero corazón de la industria.
*El autor es director Ejecutivo Asociado en Kroll Argentina.