Manuel Antelo siempre hizo magia. A los 39 años les compró Renault Argentina (que tenía el 35% del mercado local) a los franceses. Me jugué todo lo que tenía, recuerda. Pero dio vuelta una empresa mal gestionada y al tiempo se la volvió a vender.
Años más tarde, repitió el negocio y le vendió Nissan Argentina a la casa matriz en Japón. Conoce el negocio automotriz en todos sus eslabones. A los 52 años, compró CAT, una empresa de logística automotriz europea casi quebrada. La saneó y hoy factura US$ 2.000 millones al año y tiene 9.000 empleados.
En 2021, incrementó sus negocios en Uruguay, donde solo tenía distribuidoras de autos, y lanzó Car One, Car One Shopping y Decathlon, y se asoció con Ford para fabricar 8.000 utilitarios.
Para conversar sobre sus negocios y perspectiva a la distancia de la Argentina, recibió a FORBES en su chacra de 35 hectáreas sobre la playa en Rocha. Estos son extractos de la conversación:
-¿Qué análisis hacés a la distancia después de 20 años viviendo afuera de la Argentina?
Duele ver un país con tanto potencial tan desaprovechado.
-Es la conclusión recurrente en cada uno de los Forbes Summit que hacemos de distintas industrias...
No hay un motivo para que Argentina no sea Canadá o Australia. Está lleno de tipos talentosos pero los estamos echando y, si los perdemos, estamos muertos. Hay que recrear una mística de crecimiento y perspectiva, salir de esa pesadumbre que lleva décadas con problemas de fondo que no puede arreglar un solo partido.
¿Por qué no se logran los consensos básicos?
Todos los países que avanzaron llegaron a un punto de acuerdo. ¿Por qué tenemos que ser la excepción? Esa anomalía espantosa que tenemos. Yo no conozco ningún país en el mundo que tenga tipos de cambio múlti ples. Un país sin moneda no puede funcionar. El modelo no puede ser Cuba, Venezuela, Nicaragua...
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