Dentro de las últimas tendencias del mundo laboral, mucho se habló del quiet quitting y, más recientemente, de quiet ambition. Ambos hacen referencia a nuevos hábitos adoptados por las generaciones más jóvenes en relación al trabajo, ya sea para hacer lo menos posible en el trabajo pero de manera solapada y así evitar ser despedidos, como a apuntar a puestos de menor responsabilidad escapando el estrés laboral. Por si no quedó claro que los millennials están teniendo problemas para sobrellevar el trabajo de manera satisfactoria y con los nuevos códigos post-pandemia, ahora llega el fenómeno del quiet vacationing.
Así es que, según una encuesta reciente de Harris Poll, cuatro de cada 10 millennials estadounidenses aseguran haberlo hecho al menos una vez. El informe, llamado Out of office Culture Report, se basa en una encuesta online realizada en abril entre 1.170 trabajadores estadounidenses mayores de 18 años. Entre algunos de los highlights, se destaca que el 28% de los trabajadores se han tomado tiempo libre sin solicitarlo formalmente a su empleador. Esta cifra es mayor entre los trabajadores más jóvenes: el 37% de los millennials y el 24% de los trabajadores de la Generación Z informan que han participado de lo que se conoce como “vacaciones silenciosas”.
Esta nueva modalidad que adoptan muchos jóvenes y que implica tomarse unos días de respiro sin avisarle al jefe no solo puede resultar problemática tanto para superiores como empleados, ya que a priori supone no ser totalmente sinceros, sino que también refleja el gran problema que hay con la toma de días disponibles para vacaciones y el uso del tiempo libre para descansar. “Puede ser simplemente una cuestión de seguridad psicológica, o de falta de ella, que el empleado no sienta que puede tener una conversación abierta con su jefe sobre tomarse un tiempo libre real off”, explica Rebecca Zucker, coach ejecutiva y socia fundadora de la consultora Next Step en la nota The depressing reality of quiet vacationing de Business Insider. Por otro lado, la idea de que las personas estén bajo tanta presión en el trabajo que sientan que no pueden tomarse un break para desconectarse de todo, o inclusive no le digan a su jefe que trabajarán fuera de la ciudad por un tiempo, es profundamente deprimente y un claro recordatorio de lo rota que está la cultura laboral estadounidense.
¿Cuáles son los trucos que los empleados implementan para parecer que siguen en el trabajo mientras que en verdad se tomaron unos días? Casi la mitad reconoce haber programado un mail en horario laboral para parecer que están trabajando a esa hora, e incluso fuera del horario laboral para parecer que están haciendo horas extra. Un 38% confiesa haber movido el mouse solamente para que no entrara en suspensión y su estado en la aplicación de mensajería se mantuviera online. “Este enfoque no solo pone de relieve la incomodidad de los empleados ante la desconexión, sino que también ilustra una tendencia más amplia de una generación que encuentra formas innovadoras de equilibrar la vida y el trabajo en una cultura que rara vez duerme”, dijo al sitio Euronews Libby Rodney, directora de estrategia de The Harris Poll.
Ahora bien, una cosa es encontrar “formas innovadoras de equilibrar vida y trabajo” y otra muy distinta no contar con la confianza o transparencia suficiente para poder abordar la necesidad de tomarse los días de vacaciones que corresponden -o más si llegara a ser necesario-, debido a la presión laboral de estar siempre disponibles o el miedo a ser estigmatizados o catalogados de cierta manera por sus empleadores o co-workers.
Tenemos que hablar sobre las vacaciones
En rasgos generales, entonces, los expertos apuntan a que este fenómeno es simplemente el síntoma de dos problemas mayores: primero, que el tiempo personal y el laboral están interfiriendo en ambas direcciones; y segundo, que muchos trabajadores reconocen no atreverse a tomarse todos los días de vacaciones que tienen disponible por verse sometidos a demasiada presión a la vuelta, entre otros temas.
En este sentido, la fuerza de trabajo en EE.UU. ha tenido históricamente un problema con el uso del tiempo libre y las vacaciones, tildados regularmente de workaholics. Según la encuesta, si bien la mayoría de los estadounidenses (83%) están satisfechos con la política de vacaciones/tiempo libre remunerado de su empresa (y cerca del 60% disfruta de más de 10 días libres remunerados al año), la mayoría (78%) no utiliza la cantidad máxima de tiempo libre remunerado permitido por su empleador. De hecho, el trabajador estadounidense promedio se tomó 15 días libres el año pasado, a pesar de que a la mitad (49%) su empleador les permitió más días libres.
¿A qué se debe esta actitud? Las principales barreras que impiden que los trabajadores se tomen más tiempo libre son la “presión de estar siempre disponibles y receptivos a las demandas” (31%) y las “pesadas cargas laborales” (30%). Los empleadores no están contribuyendo a la narrativa, ya que el 76% de los trabajadores dice: "Me gustaría que la cultura de mi lugar de trabajo pusiera un mayor énfasis en el valor de tomar descansos regulares y aprovechamiento del tiempo libre remunerado”. Por último, la cultura de ansiedad en torno a la solicitud prevalece, ya que la mitad (49%) se pone nerviosa cuando solicita tiempo libre a su empleador. Melissa Clark, profesora asociada y directora del Laboratorio de Trabajo Saludable de la Universidad de Georgia, plantea que las quiet vacations pueden reforzar perversamente la cultura de estar siempre activo e incluso revela algo que varios especialistas en productividad saben hace tiempo: estar siempre activo no es necesario ni conduce a mejores resultados empresariales.
Otro estudio del año pasado de LinkedIn dio a conocer que la Gen Z se muestra cada vez menos predispuesta al hecho de poder tomarse un tiempo fuera o vacaciones. “La mayoría de las investigaciones hasta la fecha han tratado la estricta ética laboral estadounidense como un pilar en todos los grupos de edad, pero la última edición del Índice de Confianza de la Fuerza Laboral de LinkedIn revela algunas diferencias sorprendentes entre los trabajadores más jóvenes y los mayores”, se detalla. Ante la pregunta de si pensaban tomarse vacaciones en algún punto del año y desconectarse completamente, los millennials y otras generaciones mayores responden más positivamente que la Gen Z, agobiada por la idea de tomarse un descanso. ¿Es acaso posible soñar siquiera con la idea de desconectarnos, al menos un rato, del trabajo?
Desconectarse o no desconectarse, el dilema
Dos disclaimers: los días en esta modalidad no están exentos del trabajo, con muchos respondiendo correos electrónicos y asistiendo a reuniones para “mantener la fachada de estar presente en la oficina”. Mantener la impresión de que estamos trabajando puede llevar un tiempo y recursos en sí mismos.
Por otra parte, desde el punto de vista de la salud y las estrategias de autocuidado, trabajar desde otro lugar no elimina la necesidad de o equivale a unas vacaciones reales. Hay todo tipo de investigaciones que indican que el tiempo libre mejora la salud física y mental, reduce el estrés y aumenta la productividad, entre otros beneficios. ¡Si hasta planificar unas vacaciones hace que la gente sea más feliz! Las personas necesitan desconectarse psicológicamente del trabajo para poder relajarse y recuperarse.
En esta línea, el informe de Harris muestra que los trabajadores estadounidenses luchan por desconectarse en general y no pueden encontrar un equilibrio saludable entre el trabajo y la vida personal debido a la cultura laboral glorificada en el país. Aunque dos tercios (62%) de los millennials creen que estar “fuera de la oficina” debería significar desconectarse por completo, un porcentaje similar (60%) encuentra difícil desconectarse por completo durante su tiempo libre.
La mayoría de los trabajadores (86%) dicen que revisarían los correos electrónicos de sus jefes durante sus vacaciones o tiempo libre remunerado, y más de la mitad (56%) han tomado llamadas relacionadas con el trabajo durante su tiempo libre. La culpa y la angustia anticipatoria gobiernan sus días de vacaciones: dos tercios (66%) temen la acumulación de trabajo pendiente de su regreso y casi la mitad (47%) se siente culpable cuando se toma su tiempo libre.
¿Y en otros lados?
Si las vacaciones silenciosas reflejan problemas más amplios como la ansiedad por solicitar tiempo libre, los días de vacaciones subutilizados e incapacidad para desconectarse en lugares como EE.UU., ¿qué sucede en el resto de los países? ¿Hay patrones globales de esta problemática? Una apostilla reciente en The Guardian (UK) se preguntaba precisamente esto, concluyendo que, si bien varía de país en país, al menos del otro lado del océano las vacaciones tienen mejor prensa y tomarse tiempo libre del trabajo no está mal visto: “¿Es mejor en Europa? Los trabajadores de la UE tienen garantizados al menos 20 días de vacaciones anuales remuneradas (y, al menos por ahora, la Directiva sobre tiempo de trabajo de la UE sigue vigente en el Reino Unido). Algunos países prácticamente cerraron durante todo agosto”.
¿Qué se puede esperar? Con la opción cada vez más aceptada del trabajo remoto como modalidad, y las posibilidades que ofrece la tecnología en términos la accesibilidad a la web y la conexión entre equipos en distintos puntos del mundo, uno pensaría que las cosas solo pueden mejorar, aunque habrá que seguir de cerca estas tendencias. En charla con Axios, Michael Wolf, director ejecutivo de ResortPass, una aplicación para reservar vacaciones, sugirió que la tendencia de las quiet vacations podría llevar a que las personas se tomen días libres con mayor frecuencia: “Se normalizará trabajar junto a la pileta, en lugar de ocultarlo”. Lo que es seguro es que mientras sigan siendo “silenciosas”, esto aparecerá más como un síntoma de un problema no resuelto que una libertad adquirida.