Los Grobo en la tormenta: cómo tapar US$ 200 millones, la búsqueda de socios y la separación de empresas
La firma agropecuaria se presentó en concurso de acreedores y generó un cimbronazo en el sector. Ahora busca acuerdos para que la rueda vuelva a girar y ya piensa en una nueva estructura.

El Grupo Los Grobo intenta encontrarle la vuelta al complejo momento que le toca vivir. Con Agrofinia y Los Grobo Agropecuaria ya formalmente dentro de un concurso de acreedores, y luego de acumular una deuda consolidada de algo más de US$ 200 millones, la agropecuaria sabe que ya no volverá a ser lo que fue.

La situación de la compañía -según los caminos que exploran puertas adentro- se resolverá de dos formas y ambas finalizarán del mismo modo. Si todo sale tal cual lo pensado, ingresarán nuevos accionistas y las empresas comenzarán a tener vidas separadas.

Para llegar a esto, primero, se intenta ir en busca de que las empresas vuelvan a girar la rueda. Y para que esto ocurra, la solución es solo una: recuperar la confianza en los accionistas, hoy algo que en el fondo saben que no es simple.

Esa confianza se deberá traducir en la firma de acuerdos comerciales con proveedores que tengan ganas -e interés- de que la empresa salga a flote. Y una vez superada esa etapa, esos "socios" deberán aportar insumos -materias primas, por ejemplo, en el caso de Agrofinia, y semillas y comercialización, entre otros, en el caso de Los Grobo- para que todo el engranaje se pueda volver a poner en marcha.

Gustavo-Grobocopatel

Dentro de la empresa, de todos modos, saben que el tiempo no está a su favor. Mientras más se demore todo el proceso de restructuración, más compleja será la situación. Pretenden que en tres meses, como lapso máximo, ya esté operativa y la rueda continúe girando.

De acuerdo con el plan de la compañía, luego de que ya todo vuelva a estar en marcha será el momento de arrancar la segunda etapa. Aquí es donde entra en escena el ingreso de nuevos accionistas, y muy posiblemente algunos de ellos sean los mismos que hayan accedido a "dar una mano" a través de los acuerdos comerciales.

Según pudo saber Forbes, los directivos de la empresa ya comentaron este plan a sus actuales proveedores y afirman que, en base a las respuestas, son optimistas respecto de un trato al que se podría llegar con el tiempo.

Desde lo financiero-judicial las deudas deben seguir el proceso del concurso, aunque llegado el caso algunos interesados que hayan participado de ese proceso podrían decidir capitalizar las deudas.

Eso sí, una vez que esta etapa ya se concrete, Agrofinia y Los Grobo Agropecuaria comenzarán a transitar por caminos separados. "Quienes vayan por el negocio de los agroquímicos no les interesará el de semillas, y viceversa", afirman las fuentes consultadas.

El análisis que la compañía hace respecto de su situación es uno de los puntos sobre los que se basan las expectativas de la empresa, más allá de lo estrictamente financiero.

Ven que para cualquiera de los interesados en ingresar como accionistas podría ser una buena opción de crecimiento, en especial por el nivel de activos que tiene. Allí aparecen, por ejemplo, la planta de procesamiento de Agrofinia en Zárate o su laboratorio modelo, además de las 18 plantas de acopio, 27 depósitos y 36 sucursales de Los Grobo.

Se vino el estallido

Puertas adentro de la empresa afirman que la situación financiera actual llegó por pocos días. "Todo estalló de golpe", afirman. La referencia tiene que ver con que los accionistas -el grupo inversor Victoria Capital Partners (VCP) maneja el 90% del paquete accionario y los hermanos Gustavo y Matilde Grobocopatel el 10% restante- tenían en vista la llegada de un aporte de capital entre marzo y abril, algo que nunca ocurrió.

Para ese entonces el nivel de endeudamiento al que había llegado la empresa superó los US$ 200 millones, un monto que ya se escapaba de las manos de los accionistas. Según afirman en la industria, que se haya llegado a esta situación no es de extrañar viniendo del segmento agropecuario, donde es normal que se tome dinero por encima de las posibilidades de solventarlo a nivel negocio.

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Este rojo no apareció de un día para el otro en la empresa. Se fue acumulando durante los últimos años, pero la costumbre -como en muchas otras empresas del agro- era ir rolleando la deuda, y siempre con el horizonte de la llegada de la capitalización. La situación se comenzó a complicar más fuerte y nunca se llegó al plazo establecido de marzo-abril.

Y en medio de esa costumbre en el manejo de las cuentas, en Los Grobo entienden que lo que ocurrió con otra compañía del sector, Surcos, fue un claro detonante. En diciembre de 2024 la desarrolladora de fitosanitarios entró a concurso de acreedores, con un pasivo con los bancos en general no demasiado alto, pero con 61 cheques rechazados por más de $ 600 millones.

Ese punto, entienden en Los Grobo, fue el que terminó de detonar la confianza entre el sector financiero y el campo, que dejó al sector sin financiamiento. "Cuando Surcos hizo el default se volvió muy difícil la renovación de los pagarés. Hubo una tormenta perfecta. El negocio venía bien", afirman en la empresa.

Más allá de esto, hay que destacar que este proceso que ya se veía resentido por la complicada situación de las avícolas Cresta Roja, primero, y Granja Tres Arroyos, después, y que ahora se suma también a SanCor, otra que se anota entre las firmas del agro que ingresaron fuerte en el concurso preventivo de acreedores.

En números

De los US$800 millones que facturaba Los Grobo, cerca de US$130 millones correspondían a Agrofina, en tanto que US$ 130 millones eran aportados por la distribución de insumos de Los Grobo Agropecuaria y otros US$20 millones de producción propia de granos. El resto -unos US$520 millones- corresponde a la operación de granos.

En cuanto a lo relacionado estrictamente con la deuda, de los algo más de US$ 200 millones la firma debe unos US$50 millones a un grupo de siete bancos encabezados por el Banco Galicia, una cifra idéntica correspondientes a una prefinanciación de exportaciones con el exterior. En el listado rojo también aparecen US$40 millones de Obligaciones Negociables (ON) y US$60 millones de pagarés bursátiles. Casi US$100 millones del total tiene una exigencia de seis meses, lo que hace que la urgencia por resolver la situación sea cada vez más fuerte.