Prometimos y cumplimos, celebró el ministro Caputo al anunciar la baja del Impuesto PAIS del 17,5% al 7,5% que empezará a regir desde este lunes. Y, aunque el consenso de los economistas destaca que se trata de un paso en la dirección correcta, también alertan que hacen falta una serie de medidas para compensar los efectos adversos que provocará la baja del tributo en el plano fiscal y externo.
Respecto al primer punto, en el IARAF afirman que la decisión del Gobierno implica una pérdida de ingresos de entre el 0,13% a 0,18% del PIB en los últimos cuatro meses del año, lo cual representa entre el 14% y el 20% del superávit fiscal anualizado.
No obstante, el mayor golpe se verá en 2025 cuando esta alícuota impositiva se reducirá a cero, lo que generará una merma de ingresos equivalentes al 1,4% del PBI de acuerdo a los datos de Empiria Consultores.
Todavía queda mucho por definir en esta materia (veto sobre movilidad jubilatoria, varios proyectos en el Congreso con un costo de 0,4% del PBI, la devolución de la coparticipación a CABA) pero en año electoral y con menos margen para reducir el gasto (que ya será 30% menor respecto a 2023), además de los recursos extras que le pueda aportar una recuperación de la economía, el gobierno deberá apelar medidas que le permitan compensar esta merma de recursos. Algunas posibles opciones son: terminar de actualizar el Impuesto a los Combustibles o avanzar más en la reducción de subsidios, sostiene María Minatta.
Golpe a las reservas
En segundo aspecto que enciende alarmas entre los economistas es su repercusión en las cuentas externas por el abaratamiento de un tipo de cambio que ya se considera atrasado. Para Fernando Marull, las importaciones se incrementarán en 1.000 millones de dólares por la especulación de muchas empresas que, sabiendo que se venía la baja impositiva, postergaron compras para este momento.
En agosto te benefició en términos de acumulación de reservas porque cayó la demanda en la previa y probablemente en septiembre y octubre se paguen los costos de eso. La absorción de transables va a subir a falta de otras medidas que compensen y eso va a afectar el mercado de cambios, afirmó a Forbes, Gabriel Caamaño, de la consultora Ledesma.
Desde Empiria subrayan que, en un primer momento, puede que la baja de la alícuota incentive a los importadores a ir al MULC, reduciendo la demanda del CCL y bajando su cotización. Sin embargo, se trataría de un movimiento circunstancial, ya que todos los factores indican que se viene una mayor presión sobre las reservas.
La situación sobre las reservas internacionales netas es delicada en tanto se encuentran en zona negativa y cayendo (presionadas por el atraso del tipo de cambio, la reducción del plazo para pagar importaciones, el blend y la nueva regla de política monetaria que hacen que por cada USD 100 millones exportados el BCRA sólo acumule USD 21 millones). La baja del impuesto PAIS, en tanto da lugar a un tipo de cambio importador más barato (de $1.116/USD a $1.024/USD), lo que acelerará su caída para terminar el año en torno a unos USD 8.000 millones negativo, explica Minatta.
Este efecto se profundizaría cuando se elimine por completo el impuesto a fin de año, algo que genera preocupación en el sector industrial por la posible oleada de importaciones, sobre todo si coincide con un repunte de la actividad.
Estamos conformes en cuanto nos bajan los costos de los insumos importados, pero vemos un riesgo si entran bienes finales sin control o no hay medidas anti dumping claras. Por eso estamos en constantes conversaciones con las autoridades, afirmaron a Forbes desde la UIA.
Otro efecto negativo que comenzaría a fin de año si no hay nuevas medidas que lo contengan es la espiralización de la demanda de dólares para atesoramiento y viajes al exterior, que se abaratarían notablemente con el fin de este tributo que, durante este último cuatrimestre, seguirá gravando a estos consumos.
De hecho, el incremento del turismo emisivo ya viene siendo palpable desde los últimos meses por la estabilidad del tipo de cambio. Esta semana el Indec publicó un informe sectorial que marca un salto del 30% interanual de los viajes al exterior en julio, mientras que el turismo receptivo cayó un 1,4%.
Lo de los viajes al exterior puede ser muy grave para las reservas. Lo más obvio y natural para evitar esto sería un desdoblamiento formal, pero no sé si están preparados para ese movimiento, destacó Pablo Repetto, de Aurum Valores.
Reducir la inflación: la gran apuesta
El lado positivo, más allá de que constituye un paso hacia la salida del cepo y la normalización cambiaria, pasa por el efecto en los precios domésticos. La gran apuesta del Ministerio de Economía es que la inflación de septiembre se ubique muy por debajo de esa barrera del 4% que hasta ahora cuesta perforar y empiece a converger hacia el famoso 2% del crawling peg.
En el mejor de los casos la inflación sería de un punto menos. Pero más probablemente se de en los próximos dos meses porque hay empresas que ya importaron con el impuesto PAIS y todavía tienen esa mercadería. Por lo tanto, van a querer recuperar lo q pagaron. También dependerá de si deciden aprovechar esto para recomponer sus márgenes que vienen golpeados, destaca Lorenzo Sigaut Gravina, director de Análisis Macroeconómico de Equilibra.
Para Aurum Valores, la incidencia sobre los precios sería mucho menor (-0,3%). Empiria proyecta un escenario de máxima de -0,7% y C&T habla de una estimación conservador a de -0,5%.
El impacto inflacionario de esta medida es esencialmente de una vez, en el mes de septiembre o en algunos casos puede ser más adelante, mientras que los efectos de segunda ronda podrían ocurrir incluso en noviembre. Si los cambios demoraran más, esto podría ocurrir parcialmente en septiembre e impactar el resto en octubre, manifestó María Castiglioni.