Giro pragmático con Brasil: Milei se junta con Lula en una reunión con varios objetivos
Cómo está hoy la relación con el principal socio comercial del país y cuáles son los ejes de la agenda prioritaria.

El presidente Javier Milei confirmó que asistirá a la Cumbre de Jefes de Estado del G20 en Río de Janeiro, ocasión en la que tendrá su demorado encuentro oficial con Luiz Inácio "Lula" da Silva quien, por cierto, también declinó venir a Buenos Aires para la asunción del mandatario argentino el 10 de diciembre pasado.

Los desencuentros comenzaron ya durante la campaña electoral en Argentina, que entronizaron a Milei en el sillón mayor de la Casa Rosada, en la que el libertario tildó a Lula de "corrupto" y "comunista", un calificativo que en el diccionario del presidente es el pasaporte a la descalificación de esa persona.

Ahora Milei vuelve sobre sus pasos, quizás con gran dosis de pragmatismo, considerando que en la agenda de la reunión del G20 el 18 y 19 de noviembre figura la posibilidad de cerrar el acuerdo Mercosur-Unión Europea, con todo lo que eso significa para la propuesta de apertura de la economía argentina que impulsa el gobierno argentino, el incremento del comercio exterior y la deseada llegada de inversiones al país.

No es el único caso en que Javier Milei da marcha atrás en su postura. "No solo no voy a hacer negocios con China, no voy a hacer negocios con ningún comunista. Soy un defensor de la libertad, de la paz y de la democracia. Los comunistas no entran ahí. Los chinos no entran ahí. Putin no entra ahí. Lula no entra ahí", había dicho en la campaña electoral. Ahora eso es cosa del pasado. Ya confirmó que viajará a Brasil en noviembre y a China en enero de 2025.

Ideología, afuera

Consultado sobre este giro presidencial y lo que puede esperarse en el vínculo con Brasil, Miguel Ponce, director del Centro de Estudios para el Comercio Exterior Siglo XXI, destacó que es necesario "desideologizar nuestra diplomacia para no perjudicar los vínculos comerciales y políticos".

Agregó también que "no estar en los BRICS -NdR: fue una de las primeras decisiones de este gobierno en diciembre de 2023- es por ideología, pero los países piensan en términos pragmáticos y de sus intereses, no ideológicos".

En ese sentido, la reunión del G20 en Brasil representa "una oportunidad para firmar el acuerdo Mercosur-Unión Europea", indica Ponce, sin embargo, aclara que aún hay temas a resolver, y entre ellos es clave discutir la gradualidad y la temporalidad de los compromisos que se asumirán, para no perjudicar a industrias relevantes en el país.

Con foco en el capítulo comercial, Fernando Landa, presidente de la Cámara de Exportadores de la República Argentina (CERA) y ex sherpa del país durante la presidencia argentina del G20 en 2018, destacó que "Brasil tiene que tener una consideración importante en la agenda exterior de la Argentina, entre otros factores porque ahora va a ser la sede del G20 y el año próximo de la COP30".

Tras admitir que debemos tener un buen vínculo con el vecino país por ser el principal socio comercial, Landa recordó que "no hemos tenido una mayor integración por culpa de nuestras regulaciones".

Se refiere a las trabas a importar por falta de dólares, cuestiones más estructurales como regulaciones para la liquidación de divisas, demoras en el reintegro de IVA a las exportaciones y hasta el hecho de que "todavía no se pueden pagar los fletes en dólares por las exportaciones", una medida que no tiene costo fiscal. 

Según informó Landa hoy la regulación obliga a pagar esos fletes a los 30 días del embarque, lo que genera muchos problemas con las navieras. "La consecuencia de estas regulaciones es que unas 1000 empresas, en su mayoría pymes, dejaron de exportar", destacó el titular de CERA.

Números sobre la mesa

Los últimos datos de balanza comercial, marcan que septiembre registró un fuerte incremento del 27,1% interanual del intercambio comercial entre Argentina y Brasil, que es la suma de exportaciones más importaciones, totalizando 2726 millones de dólares.

En el noveno mes del año las exportaciones a Brasil aumentaron 29,2% respecto de septiembre de 2023, sumando así cuatro meses consecutivos de mejora, y llegando a US$ 1272 millones.

Por su parte, las importaciones terminaron el mes en US$ 1454 millones, de manera que la balanza comercial arrojó un déficit de US$ 182 millones. En septiembre crecieron 25,4%. Tomando los datos los datos consolidados de los primeros nueve meses del año el rojo comercial es de US$ 56 millones.

Esto muestra un virtual equilibrio en la balanza. Sólo basta pensar que en el mismo período de 2023 el déficit trepaba a unos US$ 4500 millones.

"Las medidas de reducción de aranceles que se aplicaron a algunos bienes importados en agosto explican, en alguna medida, la suba de las importaciones en septiembre", señala Julio Rodríguez Rabellini, analista del Departamento de Economía de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC).

Hacia delante, el experto pronostica que "en octubre y noviembre podemos esperar que continúen incrementándose las importaciones", no sólo por los aranceles sino también porque algunos sectores empiezan a traccionar la demanda de insumos y bienes intermedios desde Brasil.

Ante la necesidad de aumentar las exportaciones para mantener en equilibrio una balanza comercial, expertos señalan que las medidas deben apuntar a una baja de impuestos para ganar competitividad, en especial frente a un real brasileño que se depreció un 20% en lo que va del año.

El otro aspecto clave de la agenda bilateral es saber "qué va a pasar con el Mercosur y en especial con el Arancel Externo Común", anticipa Rodríguez Rabellini.

En los últimos años Brasil, Uruguay y Paraguay abogaron por bajar el arancel del bloque, una forma de facilitar el acceso también a nuevos mercados por política de reciprocidad. Argentina era el que se oponía a los cambios, pero ahora hay un gobierno proclive a la apertura y la baja de trabas arancelarias.

"Alguna reforma hay que hacer con el Mercosur", señala Rodríguez Rabellini. Con un Arancel Externo Común que hoy promedia el 10%, la intención sería una baja drástica a niveles de 2,5%, lo que abriría la competencia externa al interior el bloque. No obstante, el experto señala que la baja de aranceles habría que hacerla en etapas o sectorizada, para minimizar el impacto.