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Pablo Quirno en Mendoza
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Forbes con el secretario de Finanzas de Milei: cuáles son los próximos pasos del plan económico

Fernando Heredia

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En su paso por la Cumbre de Minería Sostenible en Mendoza, Pablo Quirno hace un análisis del primer año de gestión y anticipa las etapas que se vienen.

1 Diciembre de 2024 08.15

Su presencia no formaba parte de la agenda oficial y fue la gran sorpresa del segundo día de la Cumbre de Minería Sostenible Mendoza 2024. Tras un discurso donde trazó "perspectivas muy alentadoras para el 2025" y contó el buen recibimiento que está teniendo el país en eventos internacionales que frecuenta, el secretario de Finanzas de la Nación, Pablo Quirno, recibió a Forbes en una de las salas de reuniones del hotel Hilton para conversar sobre la hoja de ruta del programa económico.

Su balance del primer año de gestión, la salida del cepo, la negociación con el FMI, el acceso a los mercados de crédito, los riesgos del escenario externo y la futura baja de impuestos fueron parte de los temas que se tocaron en casi una hora de charla. "Hoy por hoy, tenemos mejores números macro que el resto de las Américas y varios países de Europa", afirmó.

Se está por cumplir un año de gestión. ¿Qué balance hace? 

Los resultados están manifestando lo que nosotros pensábamos originalmente. En este objetivo de lograr una nueva credibilidad, porque Argentina no tenía absolutamente credibilidad, se consigue con los resultados. Entonces, nosotros recibimos la peor de las herencias históricas. Argentina estaba enfrentada no a un problema económico, no a una crisis económica, sino a una crisis social, existencial como sociedad, como país. Que hayamos podido revertir esa situación es algo que creemos que es muy importante. En el esquema financiero teníamos un montón de problemas que sortear, desde el balance del Banco Central detonado y toda la solución que tuvimos que hacer a los pasivos remunerados, al tema de poder recrear un financiamiento del Estado en pesos, donde teníamos el equivalente a 90.000 millones de dólares venciendo a un día. Entonces, todo eso hizo que nosotros tengamos que hacer un trabajo muy audaz y muy creativo para desmantelar toda esa situación que tomó a muchos agentes económicos por sorpresa porque no había mucha expectativa de que pudiera funcionar. Y nosotros sí, estábamos muy confiados de que iba a funcionar, no nos movimos ni un centímetro de lo que dijimos que íbamos a hacer. Lo que pasa es que, naturalmente, los agentes económicos ante la falta de credibilidad no creían que se podía hacer esto. Entonces, las decisiones que tomaban eran basadas en una expectativa de inflación diferente a la que realmente hubo. 

Los analistas suelen decir que fue un plan ultra ortodoxo, pero a mi entender, en la política de tasa de interés, se ve algo distinto a un plan ortodoxo tradicional. ¿Por qué pensaban que esos pasivos remunerados y esa deuda en pesos no se iba a ir al dólar con una tasa de interés real negativa?

Es una pata que reconoce, de alguna manera, el sistema argentino. Los pasivos remunerados venían creciendo a un ritmo tal que, si uno aumentaba la tasa, eso te llevaba inevitablemente a una hiperinflación. Entonces, esa situación que es central al desarme de los pasivos remunerados, y esa decisión se tomó también en conjunto con el ancla fiscal, que hace que se cierre la necesidad de financiamiento al Tesoro. Eso fue lo que nos permitió reestructurar el balance del Banco Central de manera voluntaria, porque acordémonos que se hablaba de reestructuración, de plan Bonex. En la manera en la que los agentes económicos se vayan convenciendo de que este modelo gana credibilidad, bueno, las decisiones que van tomando van convergiendo a lo que nosotros pensábamos. Esa es la falta de credibilidad que tiene el hacedor de política económica en la Argentina. 

¿Por qué le parece que es más sano que los pasivos remunerados estén en el Tesoro y no en el Banco Central? 

Bueno, hay dos cosas ahí. Los pasivos remunerados primero fueron reducidos a través de la tasa real negativa y cuando tuvieron un tamaño lógico fue cuando teníamos un stock de pasivos remunerados manejables del cual se podía hacer cargo el Tesoro. Es natural es, si el que generó el agujero en el Banco Central fue el propio Tesoro por el déficit fiscal, que se haga cargo de su propia mochila. Entonces, para eso, también es clave mantener el superávit financiero, porque el superávit financiero es el que nos permite a nosotros bajar el costo del financiamiento. Y para eso venimos estirando duración en todas las licitaciones y logramos pasar de tener toda la deuda de pasivos remunerados con vencimiento a un día, porque la tenías toda en pases, a una situación donde ayer emitimos deuda a febrero del 2026. 

Hace unos meses, cuando todavía no se había producido la baja del riesgo del país, Caputo decía que era un late indicator y después de eso empezó a bajar fuertemente. ¿A qué nivel debería seguir bajando para que se abra la ventana para volver a los mercados de crédito? 

No hacía ningún sentido que el riesgo del país esté en niveles de 1500 puntos con las acciones que nosotros estábamos tomando. Cuando vos comparás a Argentina con cualquier país de Latinoamérica, hoy por hoy, tiene números infinitamente mejores. Y esos países tienen infinitamente mejores números de riesgo del país. ¿Por qué es eso? Y porque nosotros tenemos una historia. Esa historia nos hace perder credibilidad. Ahora, en la medida que nosotros seguíamos manteniendo nuestro rumbo, seguíamos dando resultados, políticamente el presidente da muestras de su convicción inamovible con respecto al equilibrio financiero, los inversores empiezan a entender que esto tiene probabilidades ciertas de mantenerse en el tiempo. Y a partir de ahí es donde empieza la decisión, la baja más importante de riesgo del país que va a continuar. De vuelta te digo, Argentina tiene mejores números que todo el resto, no te digo Latinoamérica, tiene mejores números que el resto de las Américas y varios países de Europa también. Entonces, lo que pasa es que tenemos ese handicap que es nuestra historia. Ahora, es aventurado pronosticar a qué nivel va a llegar y también es aventurado indicar cuándo vamos a volver a los mercados. Por eso mismo, nosotros que somos, además de ortodoxos, muy conservadores y muy adversos al riesgo, es que diseñamos nuestros programas de manera tal que no tengamos que ir al mercado. O sea, no asumimos que vamos a tener acceso al mercado, eso sería lo lógico. O sea, si yo asumo que voy a depender del mercado, yo estoy a merced del mercado, a lo que ellos pretendan establecer. Entonces, si yo tengo un vencimiento y el vencimiento se cruza con un nivel de riesgo del país que para mí no es bueno y tengo que salir igual, no me conviene. Entonces, nosotros diseñamos planes de contingencia que nos permitan, como dijo el ministro, como dije yo, que los pagos de los vencimientos del 2025 están asegurados. Y como tal, seguiremos haciendo nuestros deberes, seguirá bajando el riesgo país y será una cuestión natural de cuándo accedamos nuevamente al mercado. 

En ese acceso a los mercados, la Argentina ha tenido una costumbre de excederse en utilizar ese recurso. ¿Cómo lo piensan administrar para que eso no vuelva a suceder? 

Yo creo que hay dos temas ahí. Uno, no hay tales excesos de deuda. Lo que hay es exceso de déficit. Y el mercado te lo financia o no te lo financia. En nuestra experiencia anterior en el gobierno de Mauricio Macri, logramos el reacceso a los mercados. Tuvimos que resolver una situación que hace 14 años no se resolvía como el default, tuvimos que pagar eso, entonces eso sí nos hizo tomar deuda, que si querés era la deuda pasada sobre extra déficit fiscal. Todo lo que nosotros emitimos al año 2018 fue para pagar el 75% que eran deudas viejas. El otro fue el aumento de déficit, o sea, el déficit que tenía la administración anterior. Esta situación es completamente diferente. Desde el primer día no tenemos déficit fiscal. Entonces, yo no tengo necesidad de financiamiento y hace que los bancos salgan a trabajar de bancos. Y es por eso que las compañías argentinas salen a financiarse a tasa de un dígito. Entonces, eso es una política justamente para el sector privado. 

Está claro que la situación fiscal es muy diferente a aquella experiencia del ex presidente Macri. Pero, ¿no se puede hacer un paralelismo con la situación externa ante el triunfo de Donald Trump que podría complicar a economías emergentes y el riesgo de un cambio de humor en los mercados dependiendo del resultado de las elecciones legislativas del año que viene? 

Lo que nosotros podemos ofrecer son resultados. La gente no siente en el día a día el equilibrio fiscal o el superávit fiscal. ¿Dónde lo siente? En la baja de la tasa de inflación. Eso es lo que siente la gente. Entonces, todos los planes argentinos de estabilización, y éste tiene márgenes de estabilización macro muchísimos más fuertes que cualquier plan que se haya hecho en la historia, han sido beneficiados electoralmente. Entonces, eso sí va a redundar en una presencia mayor en el Congreso. ¿Por qué? Porque evidentemente lo que está pasando le va a cambiar la vida a mucha gente. Nosotros somos optimistas electoralmente, fundamentados en los resultados, porque esos resultados nos van a llevar a tener éxito electoral que nos va a permitir profundizar las reformas de segundo grado. Así todo, pasamos una tremenda reforma, que fue la Ley Bases, que tiene un contenido tremendo, que fue la que nos dio el RIGI con 15% de diputados y 10% del Senado. La respuesta a la gobernabilidad está ahí. Se puede gobernar un país como Argentina con 10% del Senado y 15% de diputados. 

Y el escenario global, ¿cómo lo están viendo? ¿Piensan que se puede frenar la baja de tasas de la Fed? ¿Puede haber un riesgo de devaluación de monedas emergentes como el real que compliquen la competitividad argentina?

Justamente esa es una de las razones por las que las restricciones se mantienen, porque estamos de alguna manera, en la situación que tenemos de reservas, más expuestos a shocks externos. Entonces, hasta que no tengamos un cerco de defensa donde sigamos acumulando reservas para poder hacer frente a esa situación. No especulamos sobre cosas que están fuera nuestro control. Nosotros estamos en una situación donde todo va para arriba independientemente de las decisiones de otros países. Porque venimos de un lugar donde Argentina hace dos años tenía déficit energético y ahora tiene un superávit energético que en un par de años va a resultar en una balanza energética que va a ser equivalente a nuestro sector de agricultura y ganadería. Esos son cambios mucho más profundos de Argentina que lo que puede llegar a ser el impacto externo.

¿Cómo están las negociaciones con el FMI por el desembolso de fondos frescos que pueden acelerar la salida del cepo? 

Hemos diseñado el programa de manera tal de no depender del Fondo. Nosotros vamos a poder salir del cepo haciendo lo que seguimos haciendo. ¿Nos va a tomar más tiempo? ¿Nos puede tomar menos tiempo con un programa del fondo? Si ellos deciden apoyar, si los países no deciden apoyar, perfecto. Eso hará que el proceso se consolide más rápido, que tengamos mayores certezas o que el mercado entienda que tenemos mayores certezas. Por eso estamos seguros que en el camino en el que estamos, más temprano, más tarde, vamos a tener los recursos necesarios para levantar las restricciones. En eso se entran las charlas. Es importante destacar que la relación con el Fondo es una relación constructiva. Porque Argentina ha tenido siempre una relación conflictiva con el Fondo, producto de los propios incumplimientos de la Argentina. Ahora, este programa económico, lo que hace es no hablar de promesas, habla de hechos. Por eso las charlas son mucho más constructivas. Nuestro programa, inicialmente, comparado con el programa del Fondo de Guzmán y Massa, que estaba muerto, fue mucho más ambicioso en todas sus metas. Por eso nosotros estamos tranquilos. Y por eso, de alguna manera, el Fondo no tenía un lugar donde decir dame más. Si ya te estaba bajando el déficit más de lo que está en el propio programa. 

En el caso de la meta de acumulación de reservas, ¿no hay un inconveniente que se podría considerar como el talón de Aquiles del programa? 

No, por dos razones. La meta de acumulación de reservas se puso en diciembre, cuando todavía gran parte del universo pensaba que podíamos entrar en una crisis tremenda y no cumplir inclusive con esas metas. Ahora, es natural, como en toda proyección, que haya desvíos por arriba o por abajo. Nosotros tuvimos mayor acumulación de reservas al principio, ahora estamos abajo esa acumulación de reservas, pero la tendencia sigue siendo positiva. Lo que sí está claro es que nosotros sí estamos privilegiando la baja de la inflación. Entonces, al privilegiar la baja de la inflación, nosotros tuvimos que atacar a partir de julio la última fuente de emisión de pesos, que era la que hacía el Banco Central mediante la compra de dólares. Esos pesos en el mercado, que no son demanda genuina de dinero porque estás dentro del cepo y los exportadores están obligados a venderte los dólares, hace que sea inflacionario por no estar validado por la demanda. Entonces decidimos esterilizar esos pesos con venta de dólares en el contado con liqui. Eso hace que el ritmo de acumulación de reservas sea más bajo de lo que hubiera sido si no esterilizaríamos. Pero si no esterilizamos tenemos el riesgo de mayor inflación. Entre mayor inflación y mayor acumulación de reservas elegimos tener menor inflación porque la secuencia es importante. Si yo pongo antes la acumulación de reservas que la baja inflación, tengo inflación que me impacta en las expectativas de tipo de cambio, me impacta en la expectativa de devaluación, me impactan las expectativas de brecha. Si yo hago converger la tasa de inflación, la acumulación de reservas vendrá sola porque tengo los fundamentals consolidados. 

El ministro Caputo dijo que el cepo se levanta en 2025. Y escuchándolo a usted, ¿dependerá de un desembolso del FMI para saber si es a comienzos o a fines del año que viene?

No. Nuestro programa fue diseñado para levantar el cepo, pero no lo vamos a levantar si eso nos lleva a una situación que puede ser percibida por el mercado como disruptiva. Entonces, nosotros estamos haciendo que el dólar financiero converja al oficial. La expectativa era al revés, era que el oficial iba a converger al financiero. Entonces, eso también es un cambio de expectativa. Nosotros vamos a acumular reservas a un ritmo determinado. Y cuando tengamos el nivel deseado vamos a seguir levantando restricciones. Porque también se olvida que ya levantamos más de la mitad del cepo. Fijate cómo se acabó la discusión del crawl, cómo se acabó la discusión de la expectativa de devaluación, cómo los mercados están priceando un camino de inflación. Entonces, nosotros sabemos que en el 2025 vamos a tener el nivel de reservas tal para poder ir levantando las restricciones, pero no hay una fecha. Estamos trabajando todos los días para hacerlo de manera tal que casi ni te des cuenta cuando lo levantemos.

Si en 2024 la centralidad de la agenda fue fiscal, ¿cuáles serán las prioridades para el 2025?¿Va a ser un año de reformas impositivas? 

La lucha fiscal no puede cesar nunca, porque la lucha fiscal está para quedarse, es innegociable. La otra parte es que, para que nosotros podamos seguir sacando de la pata del Estado al sector privado, vamos a tener que reducir impuestos. Para eso, necesitamos seguir consolidando el superávit financiero, necesitamos seguir siendo prácticos en la reducción de gastos y de esa manera vamos a estar más cerca de empezar a bajar estos impuestos distorsivos, que son retenciones e impuesto al cheque, a nivel nacional. 

¿En ese orden piensan iniciar? 

No, no hay un orden predeterminado. Y también, obviamente, que las reformas de segundo orden, como una reforma impositiva profunda, una reforma previsional, una reforma laboral, dependen de nuestra representatividad en el Congreso. Mientras tanto, tenemos inversiones del RIGI, privatizaciones, toda la desregulación de Federico Sturzenegger, la consolidación del esquema fiscal, llevar eso también a las provincias. O sea, no es que vamos a hacer la plancha hasta tener mayorías en el Congreso. En la medida que consolidamos el aspecto fiscal, y esto está puesto en el presupuesto que presentamos, vamos a bajar impuestos. Porque el presupuesto establece que si tenemos más ingresos, se devuelven impuestos. ¿Por qué? Porque la tentación es gastar más y discrecionalmente. En Argentina hubo déficit con 25 puntos del producto y hubo déficit con 45 puntos del producto. Entonces si vos tenés más ingresos vas a gastar más, a eso te lleva el sistema. Por eso mismo nosotros dijimos, no señores, tenemos más ingresos que los proyectados, los devolvemos en impuestos. Entonces, si bien no hay una fecha definida, el inicio de esta etapa de baja de impuestos se va a dar cuando se concrete esta consolidación. Porque como no tenemos credibilidad, el ancla de credibilidad es el ancla fiscal. Y a través del ancla fiscal, el ancla monetaria. Y a través del ancla monetaria, el ancla cambiaria. Entonces, si se generan dudas sobre el ancla fiscal, se te cae todo. No podemos decir que vamos a bajar impuestos esperando que el crecimiento me traiga más ingresos. Porque no tengo cómo financiar el interín. 

¿Y qué le responde a aquellos sectores productivos que sostienen que no pueden esperar más y necesitan una baja urgente de impuestos para poder competir?

Nosotros bajamos rotundamente dos costos fundamentales para la vida de la gente y las empresas. El impuesto inflacionario y el costo de capital. El costo de capital da acceso a financiamiento, acceso a crédito. Lo que tenemos que hacer es mejorar todo lo que respecta a competitividad bajando impuestos y desregulando. Y en eso todos los días vamos avanzando. Ya hemos avanzado tremendamente en aranceles. Hemos avanzado tremendamente en la normalización de nuestra balanza comercial y el tema importaciones que teníamos. A partir de ahí, veremos el grado de competitividad de diferentes sectores. Porque acá va a haber ganadores. En la suma total, todos vamos a levantarnos. Pero en el medio van a haber sectores que se tendrán que readaptar para competir en un mundo diferente. Porque nosotros vamos a querer comerciar con el mundo. Somos una de las economías más cerradas del mundo. 

¿Esa agenda de acuerdos de libre comercio también se viene en el corto plazo? 

El canciller Werthein está totalmente enfocado en esa agenda. Somos la economía más cerrada del mundo y cualquier apertura va a ser mejor para todos. Estamos discutiendo ahora que si viene Amazon, no viene Amazon, entonces estamos todos haciendo la comparación de lo que me sale tal artículo acá y lo que me sale tal artículo traído afuera. Bueno, eso es falta de competencia. O haber estado cazando en el zoológico. 

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