El periodista preferido de Trump y Milei se lanza como empresario: la polémica apuesta de Tucker Carson
La ex estrella de Fox News habla sobre el lanzamiento de su nuvo producto: una bolsa de nicotina. Además, su intento de elevar a los "hombres libres en los Estados Unidos de Donald Trump".

Tucker Carlson ingresó efusivamente a su granero en Bryant Pond, el pequeño pueblo de Maine famoso por la pesca de truchas que ahora es la sede del exastro de Fox News. Pasó junto a la piel de un gran felino y estanterías repletas de títulos históricos que prácticamente parecían provocaciones, desde No Secret Is Safe de Mark Tennien hasta One Flew Over the Cuckoo's Nest de Ken Kesey y The Goebbels Diaries.

Recién llegado de cazar algunas becadas, sacó un cartucho de escopeta calibre 28 de su campera y comenzó a moler granos de café a mano. Era la víspera del día de las elecciones y, en unas horas, Carlson, quien ya votó por Donald Trump por correo, se cortará el pelo y volará a Florida para ver los resultados en Mar-a-Lago junto a figuras prominentes de MAGA, como Elon Musk, Marjorie Taylor Greene y, por supuesto, el ex y futuro presidente.

"Espero que tengamos éxito y hagamos mucho dinero, pero esto no es un movimiento empresarial", dijo Carlson mientras se colocaba dos bolsas de nicotina en los labios. "Esto es ira", completó.

Esta declaración resultó relevante por dos razones. Primero, en un día en que todo el país estaba centrado en la política, Carlson no habló de la elección, sino de las bolsas de nicotina que acababa de lanzar, Alp, una marca de la cual poseía la mitad junto a su socio comercial. Segundo, Carlson minimizó, de forma inusual, el panorama de un país polarizado, donde la ira partidaria se convirtió, cada vez más, en un modelo de negocio.

Ahora, gracias a Carlson, incluso tus encías pueden tener una almohada motivada políticamente. Aunque Carlson objetó la idea de que Alp, llamado así por la cordillera europea, fuera un producto político, lo promocionó como el "American Lip Pillow" y lo presentó como una solución de nicotina para el "hombre libre".

"Hay una especie de liviandad en un hombre libre", dijo. "Una persona libre no tiene miedo y está dispuesta a reír. Me sorprende la cantidad de miedo que hay en la vida estadounidense ahora. Es un país muy temeroso: "¿Me despedirán? ¿Me denunciarán en redes sociales? ¿Alguien en TikTok me llamará racista?' Hay una niebla de miedo sobre el país. Y creo que esa niebla se está disipando".

Para Carlson, de 55 años, esta nueva empresa se trata de mucho más que defender sus valores. Es usar el comercio para hacer un gesto de desafío a prácticamente todos. "Es el mundo entero. Es todo el mundo de los pronombres, el mundo de he/him, she/her de la América corporativa que ya me tiene harto," dijo. "Estoy cansado y no voy a participar en ello", enfatizó.

Como el regreso de Trump a la Casa Blanca, la rápida reinvención y regreso de Carlson a la escena principal es una historia notable. Hace veinte meses, sus opiniones extremistas (a menudo teñidas de teorías de conspiración y ideología racista), su foro abierto para la negación de las elecciones y su desprecio por sus superiores (llamó a una ejecutiva de Fox con un término despectivo en un mensaje privado) llegaron a un punto crítico.

"Me sorprende la cantidad de miedo que hay en la vida estadounidense en este momento", dice Carlson. "'¿Me van a despedir? ¿Me van a denunciar en las redes sociales? ¿Alguien en TikTok me va a llamar racista?'".

Los altos mandos de Fox lo despidieron sin explicación, a pesar de que Tucker Carlson Tonight dominaba la franja de las 8 p.m. en cable. (Carlson le dijo a Forbes que respaldaba el insulto que usó contra la ejecutiva, aclarando que no era sexista, sino una "descripción precisa de esta persona" y que lo decía "sinceramente desde el fondo de su corazón").

Tras perder su plataforma de alto perfil en Fox News y el contrato anual estimado en US$ 15 millones que la acompañaba, Carlson se retiró a su hogar en los bosques de Maine y planeó su regreso. Reinventarse no le resultaba ajeno. "Tuve el programa de mayor audiencia en TV, y también varias veces uno de los programas con menor audiencia", afirmó.

Carlson nació y creció en California. Su padre fue un periodista respetado que se convirtió en director de Voice of America y luego en diplomático. Su madre dejó la familia cuando él tenía seis años. Su madrastra era heredera de la fortuna de alimentos congelados Swanson, y Carlson terminó en un internado suizo, donde desarrolló un gusto por los cigarrillos.

Inició su carrera como escritor de revistas, con su primer gran trabajo en el Weekly Standard conservador de Bill Kristol, para el cual escribió artículos agudos y mordaces. Su habilidad para el debate y sus opiniones fuertes lo llevaron a su primer trabajo en TV, en CNN, en el año 2000, donde co-condujo el programa de debate político Crossfire y se hizo conocido por sus políticas conservadoras combativas y su moño característico.

Hombre de Maine: Tucker Carlson en su granero en Bryant Pond, Maine, donde filma su programa homónimo (así como algunas becadas) y planeó el lanzamiento de su nueva bolsa de nicotina, Alp. "Este no es un producto conservador", dice. "Es una bolsa de nicotina. No tiene nada de política". Jamel Toppin para Forbes

Luego pasó a PBS y MSNBC, dos medios que ahora parece despreciar, antes de su primera incursión como empresario conservador: cofundó el sitio web The Daily Caller en 2010. En 2016, justo a tiempo para la era Trump, Fox News debutó Tucker Carlson Tonight, que eventualmente se convirtió en el programa de noticias por cable de mayor audiencia en horario estelar hasta su polémica salida en 2023.

A pesar de reconocer que muchos de sus críticos lo ven como un "nazi," Carlson no se encontraba en un estado de reflexión sobre sus errores mientras planeaba su próximo movimiento.

"Nuestra estrategia para Alp es ponerlo en las bocas de las personas, por la fuerza, de la misma manera que hicieron con la vacuna contra el Covid", argumentó. 

En cambio, redobló su postura en diciembre de 2023, lanzando la Tucker Carlson Networkuna plataforma de streaming que describe como una alternativa a los medios corporativos, cuya "cobertura de noticias se ha convertido en una herramienta de represión y control". Publica alrededor de una docena de episodios de dos horas al mes, que generan millones de vistas, con invitados incendiarios como el exgobernador de Illinois Rod Blagojevich, el mariscal de campo de los Jets de Nueva York Aaron Rodgers y Robert F. Kennedy Jr. En febrero, viajó a Moscú para entrevistar a Vladimir Putin, donde infamemente elogió el metro de Rusia como lo haría un propagandista soviético.

No importa: su base de seguidores lo consume con entusiasmo. Cuando le preguntan cuánto recauda su red, apoyada por publicidad y suscripciones (a US$ 9 al mes), responde, fiel a su estilo, con una broma exagerada: "Esta mañana golpeé a uno de mis sirvientes con un bastón y pensé para mis adentros, 'ahora que soy tan rico, no tengo que acatar ninguna de las reglas más básicas de decencia o conducta humana.'"

Forbes estima que su red, que también organiza eventos en vivo, generó al menos US$ 30 millones en ingresos este año, y con bajos costos, Carlson dice que ahora gana más que cuando estaba en Fox, con menos trabajo. "La televisión está muriendo," dice. "Y puedo oler la descomposición", completó.

Aunque ya no fuma, Carlson mantiene un impresionante hábito de nicotina: se coloca una nueva bolsa cada media hora aproximadamente. Dice que la nicotina lo mantiene calmado y alerta al mismo tiempo, pero casi se puede oír su acelerado pulso resonando desde el otro lado de la mesa y sentir cómo su hostilidad aumenta. "Dudo que encuentres a alguien que use más nicotina que yo, desde el momento en que me levanto hasta el momento en que me acuesto", deslizó.

Ahora puso su dinero donde están sus palabras, lanzando Alp en noviembre junto con Turning Point Brands, con sede en Louisville, Kentucky, en el mercado de bolsas de nicotina de US$3 mil millones. Carlson comenzó a usar bolsas hace cinco años; se autodenomina un "sommelier de bolsas de nicotina", tras años de mascar, fumar, masticar y consumir chicles y pastillas de nicotina. Junto a su excompañero de universidad y socio Neil Patel, Carlson invirtió unos millones de dólares en la empresa conjunta al 50% con Turning Point, una empresa de productos de tabaco que recaudó US$ 405 millones en ingresos el año pasado vendiendo su marca de tabaco Stoker's, papeles de liar Zig-Zag y una bolsa de nicotina menos conocida llamada Fre.

Su momento "ajá" surgió de la ira. Mucho antes de fundar Alp, Carlson era un usuario devoto de Zyn, la bolsa de nicotina que se convirtió en un punto de referencia republicano este año después de que el líder de la mayoría en el Senado, Chuck Schumer, citando una posible amenaza adictiva para los niños, pidiera su prohibición y que la FDA y la FTC investigaran el producto. Carlson se convirtió en el rostro de lo que la representante Marjorie Taylor Greene llamó la "Zynsurrection."

Sobrio desde 2002, cuando dejó el alcohol y las drogas, Carlson se considera un adicto a la nicotina. Una vez la dejó por seis meses. "Gané como 18 kilos y me volví emocionalmente inestable", cuenta. "Eso fue divertido", así que en los últimos años se hizo conocido como "Tucker Carlzyn" en el "Zynternet", después de haber elogiado Zyn en un popular podcast como un impulsor de trabajo: "Cuando probás esto, te volvés mucho más rico," dijo, agregando que también es "un potenciador masculino".

Patel, a quien Carlson conoció en Trinity College y con quien cofundó el Daily Caller, contactó a la empresa matriz de Zyn, Philip Morris International, para ver si les interesaba anunciarse en la naciente Tucker Carlson Network. PMI envió una respuesta corporativa que Carlson consideró despectiva, explicando que no aprobaba cómo Carlson había estado hablando sobre su producto. Carlson, ofendido, decidió que su visión de "con nosotros o contra nosotros" también aplicaría al mundo empresarial. 

Así que declaró la guerra a Zyn. Y a la América corporativa. Y a los políticamente correctos. Sin que nadie se lo preguntara, Carlson despotrica sobre la campaña publicitaria de Bud Light en 2023 con Dylan Mulvaney, una personalidad trans de redes sociales. "La idea de que una empresa de cerveza ligera quiera convencer a tus hijos de convertirse en trans, eso me parece una locura", dijo. "Solo vendeme la cerveza", apuntó.

 

El exfumador de marihuana (desde sexto grado hasta la universidad, con una colección de grabaciones de los Grateful Dead como prueba) también tiene palabras sobre el cannabis: "Me opongo completamente a fumar marihuana, porque creo que te vuelve un cobarde. Baja tu testosterona y te vuelve pasivo". 

Cuando lo empujan a hablar sobre estrategia de negocio, aprovecha para lanzar una diatriba sobre la pandemia. "Nuestra estrategia[para Alp es ponerlo en la boca de las personas, por la fuerza, de la misma manera que hicieron con la vacuna contra el Covid", comienza. Cuando termina su arenga, admite que su estrategia es simple: hablar del producto en su programa. Un episodio de noviembre, que comenzó con él colocándose un Alp en la boca, se filmó en vivo desde Mar-a-Lago en la noche de las elecciones y alcanzó 3 millones de vistas. El producto más fácil de vender, por supuesto, es uno adictivo.

"Casi me quedé sin él ayer en la ruta", dice. "Llamé a uno de nuestros empleados y le dije, 'la FDA dice que esto es adictivo. Puedo verificar que necesito más ahora'".

Un gran obstáculo para cualquier producto de tabaco nuevo es obtener la autorización de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para ser vendido legalmente. El proceso es largo, costoso y lleno de obstáculos. Zyn, y la media docena de otras bolsas de nicotina en el mercado, no tienen la luz verde de la FDA, lo que significa que técnicamente se venden de manera ilegal. Sin embargo, el regulador permitió que las empresas continúen comercializándolas mientras presenten una "solicitud de producto de tabaco previo a la comercialización".

La idea de que una agencia gubernamental tenga poder sobre lo que Carlson puede decir sobre Alp, que viene en cuatro sabores, incluyendo Mountain Wintergreen y Tropical Fruit, lo enfurece. Tiene un odio particular hacia la FDA, a la que llama "un grupo de idiotas en el Departamento de Idioteces".

Bromea—aunque con Carlson, cada broma tiene un propósito—que la nicotina aumenta la testosterona, y que por eso el gobierno quiere restringir su venta y consumo, para evitar que los hombres se vean "alimentados por un aumento de su grandiosidad". Menciona investigaciones que muestran que la nicotina podría tener potencial en el tratamiento del Covid, y dice que le ha dado muestras de Alp a Robert F. Kennedy Jr., sugiriendo que, si Kennedy puede "explorar libremente la salud" en la nueva administración, quizás la ciencia podría investigar este asunto.

"Alp es tan bueno y tan beneficioso—creo que no podemos decir eso según la FDA—pero la reserva de hostilidad es tan profunda que no quiero explotarla",  dice Carlson, casi soltando una carcajada. 

Al atacar a la competencia, Carlson posiciona a Alp como la alternativa para un "hombre real" o una "chica cool". "Todos tuvieron una novia que bebe demasiado, y si estás en un evento, ya sea un concierto de Taylor Swift o las Dixie Chicks o una hora de cuentos de drag queens, y ella quiere una bolsa de nicotina, creo que Zyn probablemente sea una buena elección para ella", dice Carlson, reclinándose en su silla. "Pero Alp no es para eso. Esto es para personas que usan bolsas de nicotina todos los días y no se avergüenzan de ello", asegura.

Carlson también rechaza la conexión entre Alp y la letanía de marcas conservadoras de la era MAGA. Comprende que el dinero de la izquierda es igualmente valioso, y afirma que esto no es un esquema de enriquecimiento rápido. "No es que voy a vender bolsas de nicotina y luego sábanas de algodón de Giza", dice. "Me volví muy insatisfecho con la bolsa que estaba usando. Conseguí una mejor. Es completamente genuino. Si esta empresa quebrara mañana, seguiría mandando hacer las bolsas Alp especialmente para mí, y las usaría, aunque nadie más lo hiciera."

Para Carlson, Alp es un rechazo a todo lo que odia de la América corporativa. "¿Cuál es mi cultura? Es el país en el que crecí", dice, lanzando una última queja destinada a avivar los ánimos. "¿Por qué fastidiás a un hombre por sus pequeños vicios? Simplemente déjalo en paz", cierra.

 

*Con información de Forbes US.