A los ocho años Ashley Rake se fascinó por los caballos. Quizás porque ellos corrían como él que ya había estado en Bélgica, el país donde nació, y en Emiratos Árabes. Ya en Inglaterra, las tierras de su familia, sentía que podía agarrar los palos y canalizar su primera pasión: el polo. 

A los 16 años ya quería ser profesional, un desafío mayúsculo que lo animó a emigrar sólo hacia la Argentina para aprender de los mejores.  “Al principio decidí venir por seis meses, en ese momento era una decisión muy dura ya que no hablaba español. Lo hice en 2001 y conocí gente que hasta el día de hoy son como mi familia. Volví a Inglaterra y a los 17 fui profesional. Tuve la suerte que me viera Adolfito Cambiasso y me llevara a jugar en Argentina, y de ahí siguió mi carrera hasta los 26 años que me dio la oportunidad de viajar por todo el mundo. En ese tramo fui seleccionado para jugar con la selección de Inglaterra donde fui capitán juvenil” resalta Ashley Rake.

 Contar con una pasión es sin dudas un gran resorte para ir por todo tipo de desafíos. Pero el camino no es fácil. Y no alcanza sólo con tener dinero. Lo más importante que tenía Ashley era un poder que cuando se lo tiene no hacen falta dioses ni oráculos.  “Mi padre es mi gran mentor”, dice Ashley. Se trata nada más y nada menos de un hombre que ya había recorrido muchos caminos. No cualquiera tiene un padre que recibió el nombramiento de Sir, un reconocimiento máximo dentro de la cultura inglesa. 

Además, Michael Rake presidió el directorio de compañías globales como KPMG, BT Group e Easy Jet y fue asesor del primer Ministro David Cameron. 
 

La relación de Michael Rake con la Argentina trasciende generaciones. Su tío abuelo participó del desarrollo de los trenes en el país, las obras que sellaron el perfil agroexportador del país que dieron origen a una Argentina potencia que luego perdió el rumbo. Quizá porque no logró un desarrollo como el que ahora pone énfasis el último emprendimiento de los Rake: Steplix, una empresa de software, el segmento que más promete en el país dentro de lo que se denomina Economía del Conocimiento. 

La apuesta de la empresa se trata de otro de los hitos que viene realizando Michael Rake en el país. “Amo la Argentina. Creo que Buenos Aires es una ciudad mucho más linda que las americanas. Argentina tiene todo tipo de recursos naturales, desde minerales, a oil&gas, agro y turismo. Debiera ser el país de Sudamérica con mayor interés para los inversores.  Si se mantiene la democracia y se resisten algunos de los intentos de politizar todo hay grandes oportunidades.  Trato de educar a los inversores de Inglaterra sobre el país y el interés se ha despertado más con el cambio de gobierno. El problema que vemos es que nos dicen: 'regresen cuando esté en el segundo período'. La gente quiere ver cierta estabilidad. Quieren venir cuando el sistema se haya instalado, que no haya más populismo e impresión de dinero”, señala Michael Rake. 

Cuando se termina de imprimir el dinero “obviamente aparece un período que es muy difícil para la gente. Siempre la gente pobre es la que sufre más. Puede ser que el mensaje de Milei haya sido muy fuerte para algunos oídos pero el hecho es que logró que el mensaje llegara, y esto hace que afuera se vea que esta es la oportunidad para que se abra la ventana de inversión que se estaba esperando”, se esperanza Michael Rake.
 

La complejidad de trabajar con Argentina con sus regulaciones es uno de los temas que aleja inversores. “Nos ha pasado de tener que mover toda una operación a Miami debido a la complejidad”, agrega Michael Rake. El ejecutivo realizó múltiples negocios en el país desde hace más de 30 años. “Estuve involucrado en el país desde KPMG, y también desde la empresa que ahora es Mercury que hace fracking en Vaca Muerta. Inclusive cotizamos en Londres y luego la compañía pasó a ser privada. Invertimos más de mil millones de dólares en el país. Además tenemos inversiones en tierras y ahora estamos comenzando con el software”, señala Michael Rake.

Cuando la carrera de Polo de Ashley se iba terminando, se dio cuenta que tenía otras habilidades. Se había dedicado a la cría de caballos de Polo, en un campo que tienen en San Miguel del Monte, y eso lo llevó a aprender temas de administración. “Entonces decidí seguir jugando al Polo pero ya sólo como amateur y comenzar a dedicarme a los negocios. Trabajé en BBDO para comenzar una transición, mi idea era trabajar desde Londres pero me di cuenta que todos mis amigos estaban en Argentina. Entre las ofertas apareció la de una startup para publicidad en móviles donde pasé unos cuatro años”, recuerda Ashley.

La idea de la compañía era que el usuario ceda el fondo de pantalla de su celular para que se pueda incluir publicidad. Para crear su producto contrataron proveedores de software. “Y nos pegamos varios palos también creo que como clientes éramos malos porque a veces se quiere definir todo cuando los que lo definen además son los usuarios. Pero los proveedores de software eran muy malos, tuvimos tres hasta que decidimos crear un equipo interno, y recién ahí logramos un producto maravilloso. Luego, pasé a ser el director comercial y logré una inversión muy grande en la compañía. Todo eso me dejó un aprendizaje importante sobre todo en lo que no hay que hacer con los proveedores de software”, señala Ashley.
 

De toda esa experiencia nació la idea de hacer una empresa que brinde servicios de software aprovechando el nearshoring que ofrece Argentina con Estados Unidos y Europa, además de la posibilidad de tener un real embajador de negocios como Michael Rake que tuvo experiencia de primer nivel con el top management mundial. 

“De entrada definí que debía dar un producto de buena calidad a un precio competitivo en el tiempo pactado. Ese es todo el secreto, aunque es muy difícil lograr esas tres cosas. A la compañía la llamamos Steplix. Se trata justamente de ir paso a paso no hay que meter el gol antes de jugar el partido. Nuestro primer cliente presentaba un desafío tecnológico: debíamos medir la temperatura y húmedas en sensores de IoT que estaban en las silobolsas. Se requería una solución donde no había conectividad estos sensores mandan datos, si un animal rompía o alguien pinchaba las silobolsas. Entramos con algo difícil tanto para el cliente como para nosotros”, señala Ashley. 

En Steplix definieron una modalidad de trabajo que el permitiera a los clientes no estar atados. Que pudieran crear un equipo paralelo si así lo consideraban y que se puede “unpluguear” como al cliente le venga mejor. “Si nos siguen eligiendo es por el servicio que damos no por una obligación de que tienen que estar porque es muy costoso salir”, aclara Ashley.
 

La empresa comenzó a ganar clientes importantes como Finket para el mercado financiero y a conseguir cuentas de diversas partes del mundo. “Logramos un modelo de muy baja rotación de nuestro talento de IT que es algo que los clientes aprecian y necesitan. Apenas ingresan en nuestra compañía los coders pasan a ser steplixers, y les damos beneficios y los integramos en nuestra cultura” afirma Ashley.     

Argentina tiene no sólo un buen nivel de coders sino una forma distinta de aportar valor en los proyectos. “Tenemos el atrevimiento de aportar ideas, no siempre es lo que el cliente dice. Nuestra capacidad de meternos en el proyecto con ideas que no se habían pensado y se terminan utilizando es un valor diferencial. No se trata solo de seguir un procedimiento. Y eso les da seguridad de seguir con nosotros. Por supuesto, crear esas referencias tarda tiempo. Ahora estamos cosechando, y yo terminé siendo el emprendedor que no imaginaba”, concluye Ashley.