Autenticidad e innovación, los secretos del CEO de Longchamp para expandir una marca de lujo
Cecilia Valleboni Forbes Staff
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El estilo parisino que caracteriza a Longchamp desembarcó en Argentina. La casa francesa abrió las puertas de su boutique en el Patio Bullrich con toda su línea de marroquinería. Allí logró capturar la esencia del estilo francés: cada rincón está meticulosamente diseñado para evocar la calidez de un hogar parisino, y los productos -con un rincón especial dedicado al emblemático Le Pliage- y la decoración reflejan la tradición y los valores que la marca sostiene desde su fundación en 1948.
Tras haber nacido como una fábrica de pipas revestidas de piel y haber extendido su savoir-faire a la confección de accesorios de viaje, bolsos de mano, prêt-à-porter y zapatos, la Maison Longchamp está presente en el mundo entero. "Estamos muy contentos con el desembarco en la Argentina: abrimos la tienda y desde el primer día ya teníamos clientes que están familiarizados con la marca", asegura Jean Cassegrain, CEO de Longchamp y nieto del fundador de la brand que cuenta con más de 1.400 puntos de venta en 80 países, de los cuales 300 son tiendas propias.
¿Cuáles fueron los hechos más importantes para Longchamp en 2024?
Es un año muy emocionante porque el negocio va muy bien. En cuanto a nuevas aperturas, Buenos Aires es una de las pocas boutiques que inauguramos este año. Sentimos que, en general, nuestra red es bastante natural y las oportunidades son limitadas. Por lo tanto, estamos invirtiendo más en renovar y mejorar la red existente. Es un trabajo muy persistente para continuar desarrollando la marca. En 2023, el negocio aumentó un 44% y este año creo que el aumento será de alrededor del 20%. Si acumulás los dos años, es un aumento significativo; lo que nos pone muy felices.
¿Cómo es la presencia de Longchamp en América Latina?
Son principalmente tiendas exclusivas, con socios locales en cada país. En Argentina, lo hicimos de la mano del distribuidor local Tiempo Latino. El mercado más fuerte para nosotros en América Latina en este momento es México. Es el país del continente donde tenemos la red más fuerte por el momento. Tenemos 18 tiendas en total, de las cuales tres son boutiques y el resto son de la cadena de tiendas Palacio de Hierro.
¿Y cómo fue el desembarco en Argentina?
Estamos muy contentos con el desarrollo de la marca en Argentina. De hecho, superó nuestras expectativas. Ahora mismo el objetivo principal es mantener a Patio Bullrich creciendo. Una vez que veamos que hay más estabilidad podemos desarrollarnos potencialmente en otras ciudades del país. Sin embargo, en este momento la siguiente etapa será desarrollar el e-commerce para llegar a otras ciudades del país. No estoy seguro de que necesitemos urgentemente abrir una segunda tienda por el momento.
¿Cuánto representa el online de las ventas de Longchamp?
En el mundo, en promedio, ronda el 80/85% en tiendas físicas y 15/20% online. Pero la realidad es que varía mucho en cada país. Estados Unidos o Corea tienen un poco más de presencia online.
¿Cómo definirías el ADN de la marca?
El secreto de nuestro ADN es que hemos sido capaces de reinventarnos constantemente durante los últimos 75 años. Nuestro ADN es una combinación única de autenticidad, pero también mucho dinamismo y energía en la marca. La autenticidad se basa en el hecho de que somos una empresa familiar, muy arraigada en Francia, que tenemos un gran conocimiento técnico y un producto de alta calidad del que estamos muy orgullosos. Trabajamos con sinceridad en todos los aspectos de RSE de la marca, así que creo que todo esto le da un sentimiento muy auténtico a la marca, que los clientes pueden entender incluso si no conocen toda la historia que hay detrás, incluso si no saben que somos una empresa familiar. No somos una marca que se base en el marketing, nos basamos en el producto, el conocimiento técnico y valores muy arraigados. Pero al mismo tiempo no somos solo eso, también somos una marca dinámica, internacional y abierta al mundo. Muy temprano en la historia de la empresa, mi abuelo y mi padre viajaron por todo el mundo para establecer la marca en varios países, por lo que siempre fuimos muy internacionales, muy abiertos a otras culturas.
¿Cómo ves hoy el mercado de lujo a nivel mundial y en especial en el segmento en el que está Longchamp?
Me resulta muy difícil hablar del mercado en general. El mercado ha sido muy positivo porque crecimos. ¿Por qué estamos creciendo tanto? En algún punto, el cliente está empezando a entender la marca y vemos que cada vez hay más países que se están sumando a Longchamp porque nuestros esfuerzos por expresar la marca de una forma muy clara y reflexiva están empezando a dar algunos resultados. Argentina, por ejemplo; nunca antes habíamos tenido un negocio tan grande. Pero abrimos la tienda y desde el primer día tuvimos clientes en la tienda, así que veo que hay gente que está familiarizada con la marca.
El consumidor de lujo evolucionó en los últimos años. ¿Qué pensás al respecto?
Depende del país. Pero en general, el cliente en todo el mundo se está volviendo más europeo, es decir, tal vez menos orientado al logo. Está más interesado en el valor real que ofrece la marca o el producto en lugar de simplemente en el logotipo. Eso es lo que se conoce como "quiet luxury". Es un elemento que para mí significa que la gente busca valor real y no solo marketing.
Hablabas de la importancia de la sustentabilidad. ¿Cuánto influye en el mercado del lujo?
Es realmente parte del paquete que el cliente espera de la marca. Una marca existe solo mientras pueda mantener la confianza de sus clientes. En el pasado, la confianza se basaba principalmente en la calidad. Hoy la calidad es muy importante y es parte de ese contrato implícito que tenemos con nuestros clientes, pero la sostenibilidad también está ahí. El cliente no necesariamente va a comprar tu producto porque se comercializa como sostenible, sino que los clientes van a estar muy descontentos si entienden que la empresa a la que le compra el producto se está comportando de una manera que no es responsable o no es sostenible. Estamos poniendo mucho foco en reducir la huella de carbono.
Sos el CEO de una empresa familiar, en una industria llena de conglomerados. ¿Qué ventajas y desventajas tiene eso?
Sí, varios de esos conglomerados también son organizaciones familiares. Como empresa privada que no cotiza en bolsa, tenemos la libertad de hacer nuestro trabajo de forma discreta y fuera del microscopio de los inversores financieros. Si cotizás en Bolsa, tenés que ofrecer resultados todos los días, todos los trimestres, de lo contrario, el mercado te sancionará muy, muy rápidamente. Tenemos más libertad, podemos emprender proyectos que sean más a largo plazo. Me gusta pensar en la próxima generación como empresa familiar, en lugar de en el próximo trimestre. El elemento menos positivo es que necesitamos gestionarnos nosotros mismos, no tenemos un gran navegador que nos respalde. Somos solo nosotros.
¿Cuál es el principal legado de Longchamp?
Nos establecimos como una marca importante en el mercado mundial, desde Argentina hasta Corea, China y todo Europa. Somos reconocidos como un jugador importante en esta industria, así que ese es nuestro mayor legado. Ahora el foco es seguir desarrollando la compañía porque algunos de nuestros competidores son empresas muy grandes. Se requiere cada día más ser relevante como marca.