En el mercado actual donde todo avanza tan rápidamente, se hace difícil imaginar una empresa que pueda sobrevivir a la competitividad del mercado sin utilizar la tecnología como un “socio” en el día a día. No hay dudas de que la tecnología se convierte a cada instante en un verdadero aliado del hombre y, junto con él, de sus desarrollos.
En este sentido, en los últimos tiempos se ha puesto la mirada en cómo la tecnología aplicada a los negocios permite simplificar, potenciar y mejorar la gestión de las empresas en todos sus procesos. Las empresas deben ser rápidas y eficientes con todos sus recursos, la tecnología ha llegado para resolver los problemas y eliminar las barreras de las organizaciones a través de sistemas innovadores y que son adaptables a las necesidades de cada una.
En paralelo, existe un incremento constante de la productividad donde los diferenciales competitivos son indispensables para el éxito y, en consecuencia, poder generar mayor rentabilidad. ¿La buena noticia? El software de gestión empresarial es una herramienta fundamental para gestionar de manera integral y eficiente todos los aspectos de un negocio.
La importancia reside en la capacidad de adaptarse rápidamente a las diferentes estrategias de quienes dirigen las grandes, medianas y también las pequeñas corporaciones. Es así que el software debe adaptarse a la lógica del negocio y readaptarse rápidamente cuando esta cambia. Y no que la empresa tenga que adaptarse obligadamente a la lógica del software, bajo la excusa de que esta está basada en las “mejores prácticas”.
Lo segundo atenúa las ventajas competitivas de una empresa. Lo primero las potencia. Muchos de los sistemas tradicionales utilizados por las corporaciones en nuestro país tienen dos falencias que hacen difícil, y en algunos casos imposible, brindar soluciones a medida. La primera de ellas es que no plantean una solución integrada, motivo por el cual deben convivir diferentes sistemas, interfaces y proveedores que no necesariamente están alineados y cuando deben interactuar suelen producir todo tipo de complicaciones, pérdidas de productividad y demoras.
La segunda es que no están diseñados para el cambio y eso genera aún mayor deuda, ya que implementar modificaciones y nuevas funcionalidades lleva mucho más tiempo de lo que exige el mercado y en muchos casos tienen un costo mayor a lo viable para el negocio. Sin embargo, es posible cambiar estas dinámicas. Para ello, es necesario una nueva generación de software que acompañe a las empresas, impulse su crecimiento y mejore su productividad a través de herramientas tecnológicas de última generación.
Un software ERP que empodere al usuario y le permita cocrear las funcionalidades sin depender de terceros es clave porque no es rentable si cada cambio que se necesita en el software hay que pedírselo al proveedor. Así como el proceso de implementación debe cumplir con los objetivos para los cuales fue adquirido respecto del alcance, los tiempos y las tareas a realizar por cada una de las partes.
Además, la incorporación de la Inteligencia Artificial permite a las corporaciones hacer uso de un sistema ERP que colabore con el gerenciamiento de las empresas, en lugar de solo sistematizar procesos y almacenar millones de datos casi imposibles de analizar. La incorporación de la Inteligencia Artificial permite proyectar objetivos y, en función de las estrategias organizacionales, detectar problemas; algo muy poco visto en softwares de este tipo.
Así las cosas, a la hora de elegir el software empresarial es importante contemplar las necesidades reales y concretas de cada compañía para encontrar el mejor proveedor para cada caso sin que esto suponga una inversión adicional. Es un diferencial que debemos contemplar. Cada empresa, incluso del mismo sector o industria, tiene algún sello distintivo que la hace única y que la mantiene viva ante tanta competencia. Aquí es donde entra en juego la verdadera magia de la adaptabilidad del ERP: realzar los puntos fuertes y ayudar a fortalecerlos aún más