¿Cuál es la receta para salir adelante en contextos donde el capital se volvió más caro y más escaso? Esta es la pregunta que nos hacemos todos los que hoy llevamos adelante un negocio y especialmente si es con fondeo de venture capital.
El contexto cambió: veníamos de un 2021 dorado para el mundo del emprendedorismo y la innovación en el que, según CB Insights, las startups tecnológicas a nivel global obtuvieron US$ 621.000 millones, el doble que en 2020 y 10 veces más que hace 10 años.
Con mucho dinero circulando y pocas opciones rentables de inversión, encontraba en el financiamiento de startups una opción atractiva. Hoy el panorama es otro. Según Crunchbase, en el primer semestre de 2022 las inversiones de venture capitals cayeron un 15% respecto del mismo período del año anterior y se espera que la tendencia perdure.
¿Qué pasó en el medio? Los efectos residuales de la pandemia, y especialmente la suba de tasas de EE.UU., buscando reducir la inflación tras haber sobreinyectado plata en la economía, tienen impactos directos en las variables macroeconómicas globales, en las que se destaca una desaceleración significativa del crecimiento internacional.
El resultado de este nuevo escenario se traduce en una suba global de las tasas de interés que lleva a una falta de liquidez para financiar proyectos por parte del mercado de venture capitals y, con ella, una mayor selectividad y restricciones a la hora de seleccionar proyectos a financiar
¿Qué hacemos ante este escenario? El contexto nos impone ser austeros, analizando en forma meticulosa cada gasto e inversión. En el mundo startupero, a menudo a esto se lo define como scrappy mindset. Y, en los negocios, esta mentalidad presenta varias ventajas.
Scrappy mindset
El scrappy mindset, que podría traducirse como una mentalidad rudimentaria, es mucho más que eso. No se trata de eliminar costos para paliar el temporal sin importar las consecuencias, sino de ser estratégicamente ingeniosos y criteriosos en nuestras decisiones de inversión.
Es adoptar una mentalidad de escasez y urgencia de forma permanente. Es aprovechar cada recurso con creatividad e inventiva para sacarle el mayor provecho, centrándonos en las acciones que con mayor probabilidad vayan a traer los resultados que buscamos. Si queremos crear compañías sustentables, debemos saber cuándo es momento de poner en duda cada dólar que se gasta como si fuera el último.
Todos los emprendimientos buscan crecer a ritmo acelerado. Y, cuando hay recursos suficientes, la situación no nos fuerza a elegir entre alternativas para nuestra inversión. En el corto plazo esto parece un privilegio, y en alguna medida sí es una situación privilegiada. Sin embargo, creo en el dicho de que la necesidad hace al maestro y es allí donde muchos emprendedores encuentran soluciones creativas. Visto así, la escasez se vuelve una gran oportunidad.
Hoy, las métricas de burn rate (a qué velocidad gasta dinero una startup) y runway (cuánto tiempo de caja tiene la startup gastando a ese ritmo) son centrales y las empresas tienen que hacer todo lo necesario para llegar a rentabilidad, es decir, infinite runway. Toca ser muy estratégicos para asegurar que ese crecimiento sea sano y perdurable.
Más que nunca, ese es el mindset de supervivencia que hará que surjan empresas mejores y más fuertes para el futuro. Los pasos quizás van a ser más lentos pero más seguros y con más valor. Esto que parece conceptualmente sencillo no siempre es fácil de implementar. Hay decisiones que tomaremos que resultarán distintas. Pero es el momento de reconectar con nuestra misión, con ese problema que estamos resolviendo, observarlo con nuevos lentes y realmente poner el foco en la experiencia de los clientes a los que queremos servir y el valor que les generamos a cada uno de ellos.
Para nuestros equipos, es el momento de buscar soluciones nunca antes implementadas, viendo y viviendo lo que ocurre en cada paso con nuestros clientes. Necesitaremos equipos que puedan buscar soluciones con determinación y pragmatismo, resilientes, para quienes el cambio constante sea un estímulo (y no una frustración), porque para encontrar el punto exacto hay que ser flexibles, estar listos para adaptarnos (o sobreadaptarnos) constantemente, retocar y pivotar.
Cuando termine de asentarse el polvo de esta nueva normalidad, el escenario global de las startups se va a ver diferente y posiblemente más sano y consolidado. ¿Significa que debemos encontrar la forma de volver a crecer como en la era anterior? Esta forma de pensar llegó para quedarse en la base de nuestras decisiones: para cumplir nuestro rol en la sociedad del conocimiento y resolver los problemas que venimos a solucionar, las startups debemos generar constantemente las condiciones internas para innovar, siendo conscientes del valor de nuestros recursos y potenciando la creatividad de nuestros equipos. Los aprendizajes de este contexto nos darán nuevas herramientas para capitalizar los momentos de mayor velocidad de crecimiento con pasos firmes y seguros.