La pandemia nos dejó muchas lecciones, y una de las más profundas fue sobre la importancia de nuestra salud. Al estar encerrados, con el trabajo y la vida personal mezclados como nunca, tomamos conciencia de la necesidad de balancear nuestro quehacer y de enfocar desde distintos y nuevos lugares nuestras ocupaciones diarias. De repente, conceptos como el equilibrio entre la vida laboral y personal, el sentido de lo que hacemos y la búsqueda de un propósito más allá del salario se volvieron centrales.
Nos volvimos más holísticos en nuestra forma de pensar y actuar.
Este replanteo de prioridades no solo afectó a los individuos, sino que también se reflejó en las demandas de los colaboradores hacia sus empleadores. Hoy, los empleados buscan trabajar en empresas que valoren su bienestar integral.
Una encuesta de Deloitte muestra que el 61% de los millennials y centennials considera que el equilibrio trabajo-vida es esencial al evaluar una oferta laboral, mientras que otro informe del Foro Económico Mundial señala que el 75% de los empleados que experimentan bienestar en el trabajo son más productivos y comprometidos.
A la par, el consumidor también se volvió más consciente y exige a las empresas ser socialmente responsables, lo que incluye el bienestar de sus empleados. Tengamos en cuenta que, en la era de la información, tanto consumidores finales como los propios colaboradores ejercen una evaluaciónes más rigurosa sobre las prácticas corporativas. Las empresas son más porosas.
Es en este escenario donde cobra otro relieve el concepto de marca empleadora o employer branding, término acuñado por primera vez en 1996 por Simon Barrow, un consultor de marketing, y Tim Ambler, un académico del London Business School. Ellos definieron la marca empleadora como "el paquete de beneficios funcionales, económicos y psicológicos proporcionados por el empleo y asociados con la empresa empleadora". Con el paso del tiempo la definición se popularizó como la reputación de una empresa como empleador y la propuesta de valor que ofrece a sus empleados actuales y potenciales.
Aunque el término "marca empleadora" se formalizó en los años 90, sus raíces se remontan a principios del siglo XX. Empresas pioneras como Ford, bajo el liderazgo de Henry Ford, comenzaron a priorizar el bienestar de los empleados con iniciativas como la jornada laboral de cinco dólares y la mejora de las condiciones de trabajo. Estas primeras prácticas sentaron las bases de lo que hoy reconocemos como employer branding.
Luego de un largo proceso de maduración, el concepto de marca empleadora fue interpelado por una nueva realidad. En la década de 2000, la aparición de plataformas como Glassdoor y LinkedIn dieron voz a los empleados, permitiéndoles compartir sus experiencias laborales públicamente. Esto alteró radicalmente la dinámica empleador-empleado, haciendo que la gestión de la reputación se convirtiera en un componente fundamental de la marca empleadora.
Hoy en día, la marca empleadora es un imperativo estratégico para las empresas. Con la globalización y una reserva de talento cada vez más competitiva, las empresas deben diferenciarse para atraer y retener a los mejores talentos.
Construir una marca empleadora fuerte significa reflejar una cultura de trabajo saludable y atractiva, y aquí es donde el bienestar corporativo tiene un rol determinante.
Las empresas que invierten en programas de bienestar tienen hasta un 89% de retención de empleados, comparado con solo el 30% en empresas que no lo hacen, de acuerdo con datos de Gallup. Esto es especialmente relevante en mercados laborales competitivos, donde la rotación de personal implica costos altos y pérdida de conocimiento acumulado.
La retención de talento es, además, un desafío estratégico. Según el Foro Económico Mundial, el 43% de los empleados en Estados Unidos están considerando cambiar de trabajo, y uno de los factores más citados para quedarse es precisamente el bienestar en el trabajo. En América Latina, estos números no son muy distintos: una encuesta de Mercer señala que el 50% de los trabajadores que experimentan altos niveles de estrés consideran dejar sus empleos en el corto plazo.
En sentido contrario, el mismo informe de Gallup revela que las empresas con altos niveles de bienestar corporativo tienen un 41% menos de ausentismo y un 59% menos de rotación de personal. En América Latina, la rotación de personal puede costar hasta el 20% del salario anual de un empleado.
Así, queda claro que invertir en el bienestar no solo contribuye a mejorar la productividad, sino que afianza la permanencia de los mejores talentos en la empresa.
Las empresas, conscientes de la relevancia de su marca empleadora, comenzaron a priorizar estrategias de bienestar que refuercen su identidad y cultura. Marcas como Randstad y LinkedIn destacaron que invertir en bienestar y salud mental mejora la percepción de los empleados, especialmente entre las generaciones jóvenes.
En un estudio de Deloitte, el 90% de los líderes de Recursos Humanos a nivel global señaló que la "marca empleadora" ganó peso en la decisión de candidatos de ingresar o permanecer en una compañía.
Hoy, más allá de los enfoques tradicionales de la salud física y mental, la noción de bienestar se amplió para abarcar aspectos físicos, emocionales y sociales. Es en este punto donde la salud desempeña un rol fundamental, no solo en el sentido físico, sino en un enfoque integral. En este sentido, se han identificado estrategias que apoyan y fortalecen el bienestar corporativo en todas sus dimensiones:
1. Programas de bienestar personalizado: Personalizar el bienestar es clave. Empresas de todo el mundo están implementando programas específicos que incluyen desde pausas activas hasta rutinas de mindfulness y sesiones de coaching personal, respondiendo así a la diversidad de necesidades de los empleados.
2. Espacios de trabajo flexibles y sostenibles: Crear un ambiente de trabajo cómodo y adaptable promueve la productividad y el bienestar mental. Espacios físicos que faciliten tanto el trabajo colaborativo como la privacidad se convierten en recursos para una experiencia laboral más positiva.
3. Capacitación en habilidades de manejo del estrés: La gestión del estrés ha cobrado relevancia, y las organizaciones ofrecen capacitaciones en resiliencia y estrategias para el manejo de la presión.
4. Fomento del bienestar social y familiar: Con políticas que apoyen la conciliación familiar y la flexibilidad, muchas empresas están optando por ampliar beneficios como licencias parentales extendidas y jornadas flexibles.
Plataformas de teleconsultas y terapias alternativas: la oportunidad de una mirada integral
En los últimos años, la transformación digital impulsó cambios en múltiples sectores, incluyendo el bienestar laboral. Esta evolución tecnológica no solo facilitó la implementación de nuevas herramientas y prácticas, sino que abrió el camino hacia modelos más amplios e integradores de atención en el ámbito corporativo. En este sentido, las plataformas de teleconsultas en salud surgen como recursos esenciales para la gestión del bienestar en las organizaciones, proporcionando acceso a programas de salud física y emocional a través de medios remotos y personalizados, y ofreciendo a las empresas una oportunidad de mejorar la calidad de vida de sus empleados de manera accesible y conveniente.
Las plataformas de salud: una nueva mirada en el bienestar corporativo
El uso de plataformas digitales en el campo de la salud corporativa no solo aporta accesibilidad, sino también una eficacia comprobada en la implementación de programas de bienestar. Estas plataformas permiten a las empresas ofrecer servicios tradicionales de salud junto a opciones complementarias, creando un modelo holístico que abarca tanto lo físico como lo mental. En este sentido, Briut Salud se destaca al combinar la medicina convencional con una variedad de terapias alternativas, lo cual amplía significativamente el alcance de sus programas de bienestar, adaptándose a las necesidades individuales de cada colaborador.
Las terapias alternativas, tales como la acupuntura, la meditación y el yoga, demostraron ser efectivas en la reducción del estrés y la mejora de la salud mental. Un estudio publicado en el Journal of Occupational Health Psychology encontró que los empleados que participan en programas de bienestar que incluyen estas prácticas experimentan niveles de estrés más bajos y una mayor satisfacción en el trabajo. Además, estas prácticas fomentan una atmósfera colaborativa y positiva, promoviendo relaciones interpersonales y un sentido de pertenencia en el lugar de trabajo.
Como profesional y CEO de Briut Salud, considero que la inclusión de prácticas complementarias en el ámbito corporativo enriquece el enfoque tradicional de bienestar. Integrar terapias alternativas en los programas de salud de las empresas es, sin duda, un avance significativo, no solo porque ayuda a reducir el estrés y mejora la salud mental, sino también porque contribuye a un entorno laboral más humano y productivo. En este contexto de transformación digital y avance en las soluciones de salud integral, las organizaciones pueden y deben aprovechar estas herramientas y desde Briut Salud queremos aportar para expandir la visión del bienestar, brindando una atención integral disponible online y de manera personalizada para que individuos y empresas atiendan su bienestar desde el punto de vista del cuidado del cuerpo, el espíritu y la mente.
*La columna fue escrita por Víctor Dosoretz, CEO de Briut Salud