Reinvención y oportunidad en la crisis: naturaleza de las empresas familiares argentinas
Leonardo Glikin director del programa CEFC
Leonardo Glikin director del programa CEFC
Las familias empresarias enfrentan una serie de desafíos únicos en su día a día que requieren de una estrategia y gestión particular para su desarrollo y proyección. Cuentas pendientes, expectativas de roles, políticas de reparto de beneficios, manejo del poder pueden generar grandes conflictos dentro del grupo familiar y llevar incluso a la disolución de la compañía.
Sin embargo, se caracterizan por adaptarse y prosperar, y pueden encontrar en las situaciones de cambios drásticos en la economía, como los actuales, una oportunidad de crecimiento y motivación.
Una de las principales ventajas que poseen es que, por su condición de propietarios, directivos y/o gerentes, entienden y se comprometen con el negocio en profundidad, lo que les permite absorber las consecuencias del impacto inflacionario en la rentabilidad y el flujo de fondos de manera más efectiva que las empresas no familiares.
En tiempos de recesión, la flexibilidad inherente de este tipo de empresas les facilita ajustar sus expectativas, plazos y recursos financieros para hacer frente a la disminución del nivel de actividad y la inestabilidad cambiaria.
Además, la incertidumbre respecto del comportamiento futuro de las variables significativas en los costos de la empresa, o sus precios, requerirá de múltiples análisis y la prudencia o la valentía, según sea el caso. Resulta imprescindible un trabajo analítico más exhaustivo del que habitualmente hacen y una toma de decisiones más profesional. Y a veces, recurrir a las reservas financieras de la familia.
La indefinición respecto de los modos de resolver los problemas fiscales del Estado genera inseguridades, porque puede traer buenas y malas noticias para las empresas familiares según el sector en el que estén. La informalidad en los negocios propios de este tipo de organizaciones es un riesgo en este aspecto, pero de baja magnitud.
La restricción de las políticas públicas en algunos casos, como por ejemplo la disminución de las obras públicas, puede ser una amenaza para algunas. El éxito para sobrellevar esta situación dependerá de los aciertos en los análisis y la calidad de las decisiones, que son aspectos que mejorar en lo inmediato para que la familia pueda estar en las mejores condiciones.
Para pasar la crisis, es fundamental que las familias empresarias mantengan una comunicación abierta y fluida entre todos los miembros. Abrir el juego para aprovechar la diversidad de perspectivas y experiencias. Así, cada integrante podrá hacer su aporte a un mejor examen de los problemas y encontrar las soluciones posibles. Asimismo, es importante trabajar en fortalecer la unidad familiar y capitalizar la vocación de continuidad del negocio, que pueden convertir la crisis en una oportunidad de crecimiento y motivación.
Es aquí donde los consultores en empresas familiares certificados entran en acción. Poseen un conjunto de conocimientos, herramientas y habilidades prácticas claves, que les permite actuar como colaboradores expertos en el diálogo intrafamiliar. Esta certificación, se encuentra validada por el Programa de Certificación y el Registro CEFC (Consultores de Empresas Familiares Certificados) del IADEF (Instituto Argentino de la Empresa Familiar) que asegura sus competencias para facilitar esas conversaciones complejas entre los miembros de la familia, lo que resulta crucial para la resolución de conflictos y la toma de decisiones en tiempos de crisis.
Hay que tener siempre presente que esta es otra crisis, una más, con sus particularidades, que la familia empresaria atraviesa como tienen que atravesar también el resto del empresariado argentino. Y que si se llegó hasta aquí es porque las anteriores han sido atravesadas con éxito.
*El autor de la columna es Leonardo Glikin, director del programa CEFC.