Presencialidad y virtualidad: hacia un sistema híbrido a la hora del brainstorming
Ana Renedo socia de MR Partners
Ana Renedo socia de MR Partners
La transformación digital en las organizaciones parece ser un objetivo común a nivel global. Claro está que el proceso de digitalización, que ya había comenzado hace tiempo, tuvo su gran empujón con la pandemia del coronavirus, y la carrera de los desarrolladores por ofrecer herramientas cada vez más integradas alcanzó niveles impensados. Así fue cómo conocimos nuevos actores ofreciendo interconectividad digital que crecieron abruptamente ignorando todo tipo de fronteras, como fue el caso de Zoom o salas virtuales de coparticipación multipropósitos, o como el reciente unicornio argentino Mural.
Las organizaciones buscaron durante este último tiempo aumentar la agilidad y la velocidad para perseguir nuevas iniciativas y centrarse en el cliente como un medio para superar a los competidores, así como también debieron repensar rápidamente la dinámica interna con sus equipos de trabajo y con el resto de sus grupos de interés.
Sin dudas, la virtualidad forzada por las intermitentes cuarentenas y aislamientos alrededor del planeta han evidenciado aún más el camino de la innovación, la digitalización y la virtualidad, potenciando además la comunicación entre las organizaciones y sus stakeholders.
No obstante, es necesario recordar que las personas somos seres vinculares y no virtuales, con lo cual necesitamos de los vínculos, del contacto y de la presencialidad para evolucionar. Si bien ni Mural, ni Jam, ni ninguna otra plataforma suplen la presencialidad, no se puede negar que han contribuido significativamente en un contexto inédito a trabajar mejor los procesos de brainstorming o ideación, aportando una diferencia a la pantalla y logrando sostener el interés de los participantes.
Pero no hay dudas que el espacio virtual, como única dinámica, resulta absolutamente monótono. Ya sea que se trate de una reunión de equipo, una conversación entre dos, una sesión de innovación, una presentación para un cliente, etcétera, todo parece estar formateado de la misma manera, esto hace que mantener el nivel de interés y concentración en la pantalla sea muy complejo, la distracción en este tipo de reuniones está sólo a un click de distancia.
Lograr el modelo híbrido ideal va a llevar algún tiempo. En el caso de los centros de innovación, por ejemplo, la imposibilidad de interactuar en procesos de brainstroming en igualdad de condiciones puede dificultar la participación de algunos actores, por eso, en general las compañías definieron que, preferentemente la tarea de innovar sea presencial. Pero en un modelo híbrido siempre va a haber alguna persona en forma remota. Una posible solución es integrar espacios físicos y tecnología con tres conceptos clave en mente: equidad, compromiso y facilidad.
Es importante balancear los momentos de trabajo y los espacios grupales con momentos y espacios individuales, que permitan focalizar y procesar lo trabajado mancomunadamente.
Ya superadas las etapas de rigurosos aislamientos de la pandemia, las empresas vuelven a encontrar valor en la presencialidad de sus colaboradores. Hay una visión de evolución en los valores en este contexto hacia algunos nuevos que llegaron para quedarse. Los aportes de la digitalización son parte de esa nueva realidad y siempre la diversidad suma a los equipos. Lo que hemos descubierto en este contexto que nos tocó enfrentar es que podemos combinar ambas situaciones, virtualidad y presencialidad, y sacar de ambos mundos lo mejor. Encontrar armonía en ese balance será fundamental en este proceso evolutivo y por ende en el éxito de la gestión organizacional.
*Ana Renedo es socia de MR Partners.