Tras la implosión reciente de una de los nombres más reconocidos en el mundo de las criptomonedas, la comunidad está en un limbo. La confianza de los usuarios está en mínimos históricos y los sentimientos en el sector se mueven entre el shock y la incertidumbre total. Desde afuera, pareciera que los críticos tenían razón. La cobertura mediática del colapso de FTX ha sido apocalíptica - como mínimo - y su (ahora ex) CEO, Sam Bankman-Fried, o SBF, es visto como un Bernie Madoff recargado. Las comparaciones con la quiebra de Lehman Brothers en 2008 abundan, y en un año en el que Celsius y Voyager, dos importantes plataformas de criptomonedas, también terminaron en bancarrota, las comparaciones con el fin de los tiempos parecen casi justificadas.
Lo que pasó en los últimos meses impacta por su brutalidad, especialmente a los inversores, que han sufrido pérdidas millonarias. Los datos más recientes muestran que FTX tenía más de un millón de usuarios activos en todo el mundo, muchos de ellos en Latinoamérica. De hecho, a principios de este año, Bankman-Fried dijo estar interesado en abrir en más mercados de la región. Incluso durante el caos inicial en noviembre, circuló el rumor en redes sociales de que SBF se había escapado a la Argentina. Sin embargo, a pesar de lo que digan los escépticos sobre las cripto, el colapso de FTX era predecible si uno estaba atento a las señales.
En retrospectiva, todas estas empresas exhibían ciertos indicadores que hacían sospechar. Desde una cultura interna deficiente a la falta de auditorías, y pasando por un completo desorden de prioridades, hay lecciones que los emprendimientos cripto pueden aprender de todo esto para evitar un destino similar.
Al igual que Celsius y Voyager, FTX es un exchange centralizado (CEX) diseñado para permitir a los usuarios explorar e interactuar con criptoactivos. Son empresas privadas y están gestionadas internamente, a diferencia de un exchange descentralizado (DEX), que está gestionado externamente por terceros. Los CEX pueden actuar como un punto de partida sencillo para los que quieren entrar al mundo de las criptomonedas. Suelen tener plataformas simples con interfaces intuitivas y ofrecen cambiar moneda tradicional (o fiat) por cripto sin inconvenientes. Pero a pesar de su atractivo inicial, a medida que los inversores van adquiriendo experiencia en trading comienzan a alejarse de los CEX debido a lo que perciben como una falta de propiedad. O sea, que los fondos de los usuarios deben guardarse en el exchange bajo unas llaves que controla la plataforma. Y como dice una frase repetida muchas veces en el mundo cripto: Si no son tus llaves, no es tu billetera. En otras palabras, el dinero queda bajo el control del exchange y no del usuario.
El colapso de FTX ha vuelto a poner en primer plano el debate sobre la propiedad de los activos. Los tres colapsos de este año demostraron que al final las plataformas centralizadas estaban operando como bancos tradicionales y utilizaban los fondos de los usuarios sin su consentimiento. Por ejemplo, aunque SBF niega haber apostado en el mercado con fondos de los usuarios, sí admite que FTX se los prestó a Alameda Research, un hedge fund fundado por él. En una entrevista con el Financial Times antes de su detención el 12 de diciembre, Bankman-Fried dio más detalles sobre las malas prácticas de su empresa. Aunque negó haber actuado de forma malintencionada, admitió que "a Alameda se le había permitido sobrepasar los límites normales de endeudamiento en FTX desde sus primeros días". También evitó responder sobre el endeudamiento excesivo y las malas inversiones que acabaron por destruir Alameda. La falta total de transparencia permitió que quienes estaban detrás de estas plataformas operaran con total impunidad y los resultados fueron catastróficos.
Sin embargo, más que el principio del fin éste podría ser un momento decisivo para los CEX y una oportunidad para establecer normas claras para el futuro. Changpeng "CZ" Zhao, fundador de Binance, el exchange más grande del mundo, pidió públicamente auditorías independientes obligatorias de la prueba de reservas (Proof of Reserves o PoR) para todas los exchanges centralizados. Las auditorías PoR demuestran que un custodio tiene los activos que dice poseer en nombre de sus clientes. Desde el pedido de Zhao, varias plataformas reconocidas dijeron que iban a realizar auditorías PoR y así asegurar a sus clientes que sus fondos están genuinamente respaldados. Pero estas medidas por sí solas pueden no ser suficientes, ya que un exchange pueden pedir prestado a otro para proporcionar pruebas de reservas cuando sea necesario. Algunos han propuesto hacer pruebas PoR en lugar de las auditorías trimestrales estándar, mientras que otros afirman que, de hecho, no tiene sentido hacerlas sin responsabilidad.
Otra razón por la que FTX pudo operar sin impedimentos fue su ubicación geográfica. La empresa tenía su sede en Bahamas, que actualmente cuenta con escasa regulación o capacidad para supervisar un negocio como el de FTX. A pesar de ser una empresa que pertenece y está dirigida por estadounidenses, FTX, como muchas otras, optó por trasladarse al extranjero para evitar el incoherente marco regulatorio que tiene Estados Unidos en relación con los criptoactivos. En lugar de haber aplicado una normativa clara, la Comisión de Bolsa y Valores del país, la SEC, se ha enfocado en librar varias batallas legales de gran repercusión con empresas como Ripple (XRP) y Coinbase, lo que ha logrado que, ante las amenazas legales, muchos emprendedores abandonen EEUU para buscar jurisdicciones más amigables.
Al ser uno de los países líderes en adopción de criptomonedas, EEUU tiene que priorizar su regulación. La creación de un ambiente seguro y conforme a las normas va a ayudar a las empresas y a lograr mitigar el riesgo de que exista otro caso como el de FTX. El desarrollo de un ecosistema nacional regulado que anime a los emprendedores a permanecer en el país tendrá un impacto significativo en el ecosistema global más amplio.
De hecho, hay varios ejemplos de países latinoamericanos que están desarrollando ecosistemas de criptomonedas saludables siguiendo las regulaciones gubernamentales. El decreto 796/2021 aprobado en Argentina el año pasado requiere que los exchanges brinden información mensual sobre sus transacciones, mientras que el gobierno de Buenos Aires anunció que busca aceptar criptodivisas como pago de impuestos. La adopción de las criptomonedas en la región se ha visto acelerada por el alto porcentaje de personas no bancarizadas, las crisis económicas, la dependencia del dólar estadounidense y las remesas extranjeras.
Por supuesto, hay un porcentaje de la comunidad cripto que se opone a la regulación. Pero muchas empresas ya colaboran estrechamente con los reguladores y entienden que para crecer se necesitan marcos regulatorios adecuados. Sin pautas claras, no hay rendición de cuentas, y las empresas empiezan a actuar con la impunidad que hemos visto este año. John Ray III, el nuevo CEO de FTX y quien supervisó la liquidación de Enron a principios de los 2000, dijo que no había visto un fracaso tan grande de controles corporativos y una ausencia tan absoluta de información financiera fidedigna en toda su carrera.
El bombo publicitario generado por el mercado alcista más reciente es parcialmente responsable del estado actual de las criptos. Y sí: FTX fue uno de los mayores culpables. Cuando las criptomonedas estaban en sus máximos históricos en 2021, la empresa gastó cientos de millones de dólares en campañas publicitarias en EEUU que incluían a Tom Brady, Steph Curry y hasta a los Miami Heat. Crypto.com también aprovechó para llegar a millones de espectadores durante el half-time del Super Bowl este año, con un mensaje claro: subite a este tren antes de que sea demasiado tarde. El mensaje funcionó y muchos se metieron en este espacio creyendo que podían hacerse ricos de la noche a la mañana en vez de verlo como una opción unificadora y alternativa.
El valor astronómico de los criptoactivos en 2021 y una abundancia de efectivo no nos permitió ver la realidad. Mientras tanto, las empresas hacian promesas imposibles de cumplir y se comporataban como si el periodo de bonanza no pudiera tener fin. Se volvieron complacientes, se olvidaron de las auditorías y en menos de un año, la situación ya estaba fuera de control. Y lo más preocupante de todo es que estas caídas de los exchanges centralizados evidencian un patrón de ignorancia hacia los principios básicos del blockchain, que son la transparencia y la propiedad por parte de líderes en la industria que hasta hace poco eran un modelo a seguir.
El mundo cripto hoy está en una encrucijada. La fuerte inestabilidad que se vivió este año ha generado un sentimiento negativo que no es fácil de revertir. Y dentro de la comunidad, deberíamos utilizar este periodo para reflexionar y aprender. Pedir mayor transparencia y auditorías está bien, pero es sólo el punto de partida. Las pruebas de reservas no sirven para nada si no se conocen los pasivos de una empresa.
Las criptomonedas se encuentran en una encrucijada definitoria. La inestabilidad del mercado de este año ha creado un sentimiento negativo. Sin embargo, este debería ser un momento para que la comunidad reflexione y aprenda de estos malos actores. Las peticiones de auditorías son sólo un punto de partida. Sin embargo, la prueba de reservas es redundante si no se puede acceder a información sobre los pasivos de una empresa. En una escala más amplia, para que el sector evolucione es esencial contar con normativas bien definidas y favorables al crecimiento. Si las criptomonedas quieren recuperar la confianza de la gente, no pueden seguir comportándose como si estuvieran en el Lejano Oeste. Hay que activar controles y equilibrios para proteger los activos de los usuarios. La creación de un entorno en el que la gente se sienta segura fomenta la innovación y, en última instancia, llevará a las criptomonedas al siguiente nivel.