Fue lo más parecido a una fiesta del amor que se puede encontrar en una audiencia del Congreso en estos días: senadores y testigos acordando un tema importante, en este caso, la necesidad de regular la Inteligencia Artificial (IA).
Sin embargo, tal movimiento es una mala idea, especialmente en esta etapa del desarrollo de la IA.
El crecimiento asombrosamente rápido de ChatGPT desde su presentación en noviembre incrementó aún más los temores de que la IA menos restringida pueda causar un daño social medible. No menos importante, la destrucción de decenas de millones de puestos de trabajo que dejarían a una parte considerable de la población permanentemente desempleada o subempleada.
Una idea que está ganando terreno sería la creación de una agencia reguladora de IA que otorgaría licencias a nuevos sistemas y establecería estándares de seguridad. Algunos quieren que una nueva entidad cubra toda la alta tecnología. Ciertos defensores compararon la aprobación de tal agencia con la Comisión Reguladora Nuclear (NRC) o la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA). Si bien existen preocupaciones particulares sobre ciertos tipos de regulaciones, todos dijeron que es necesaria una nueva supervisión. Sin embargo, he aquí por qué deberíamos descartar la noción de una nueva agencia.
Primero, el mundo de la IA está evolucionando rápidamente a medida que crea innumerables herramientas nuevas. No sabemos lo suficiente sobre este fenómeno para escribir reglas sensatas. Como bromeó el experto en tecnología Mark Mills: exigir una licencia del gobierno para entrenar modelos de IA sería como exigir una licencia para escribir código. En segundo lugar, una agencia sofocaría seriamente la innovación, algo realmente tonto en un mundo cada vez más competitivo. Los defensores que citan a la Comisión Reguladora Nuclear como modelo muestran una ignorancia casi irrisoria.
La NRC y entidades similares en todo el mundo han reprimido seriamente la innovación y la energía nuclear. Las reglas demasiado onerosas para hacer cualquier cambio en un proyecto asfixiaron a uno de los mejores creadores de productividad, la curva de aprendizaje, donde las experiencias de la vida real le permiten realizar ajustes y mejoras constantes. Un experto calculó que, si se hubiera permitido que la industria de la energía nuclear evolucionara normalmente, el costo de la electricidad de esa fuente hoy sería el 10% de lo que es ahora.
En otras palabras, toda la angustia por las emisiones de carbono nunca hubiera surgido. En tercer lugar, la automatización provocada por la IA eliminará las tareas de trabajo rutinarias repetitivas y creará empleos nuevos y mejor pagos. La automatización hace eso siempre. Se deshace de los trabajos penosos y crea trabajos bien remunerados. En cuarto lugar, el temor de que la IA se apodere del mundo genera grandes historias de miedo, pero son las personas las que usan y abusan de las herramientas técnicas y eso incluye a la IA.
