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¿Por qué el trofeo del último Miami Open habría ido a parar a Mónaco independientemente de quien ganase la final?

Martín Litwak Autor del Iibro Planificación Patrimonial para Celebrities, fundador y CEO de Untitled SLC

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8 Abril de 2024 12.21

Marzo terminó con una jornada a puro tenis, en la que el italiano Jannik Sinner ganó el Masters 1000 de Miami. Este es el tercer trofeo que levanta en lo que va del año y lo hizo aplastando al tenista búlgaro, Grigor Dimitrov, uno de los que más me gusta ver jugar, por 6-3 y 6-1, en una hora y 13 minutos de juego.

De esta manera, Sinner ascendió al segundo lugar del ránking ATP, superando al español Carlos Alcaraz, quien se presenta como su gran rival generacional, y acercándose peligrosamente a Novak Djokovic. Es la primera vez que el italiano alcanza ese puesto en el listado y lo hace a sus 22 años. Sentado ello, por supuesto que no estoy escribiendo para hablar de tenis.

¿De qué quiero hablarles? De por qué sabíamos desde antes del encuentro entre Dimitrov y Sinner que el trofeo viajaría a Montecarlo, pese a que ninguno de los tenistas es originalmente de allí. Sí, tal como muchos habrán sospechado ya: los dos tenistas residen en Mónaco. La pregunta del millón seria: ¿por qué?

Porque, de entre los países que no gravan las ganancias generadas fuera de su territorio, es el que más “encaja” con sus estilos de vida y necesidades profesionales. De hecho, muchos tenistas residen allí o en otros territorios con similares características.

¿Qué sucede en Mónaco y en otras jurisdicciones offshore? Más allá de las retenciones e impuestos que los tenistas muchas veces deben pagar en el país donde generan ingresos (tema al cual nos hemos referido en múltiples ocasiones), las jurisdicciones offshore no cobran impuestos adicionales a las ganancias obtenidas.

Por otro lado, las ganancias que suelen obtener estas personas por inversiones que realizan con el dinero ganado o como consecuencia de la explotación comercial de su marca personal suelen estar libres de impuestos.

A estas dos importantes razones se le suma la privacidad de la que pueden gozar los tenistas, otros deportistas, e incluso artistas, en Mónaco y la calidad de vida que ofrece. ¿Qué exige el principado de Mónaco para otorgar la residencia fiscal a una persona? No mucho. Si bien el tema tiene cierta complejidad, en pocas palabras, piden lo siguiente:

1) poseer suficientes ingresos financieros para vivir en Mónaco, 

2) presentar un comprobante de alquiler o compra de un inmueble en Mónaco, y 

3) confirmar que no realizarán actividades profesionales en el allí de manera habitual.

¿Qué otras opciones similares existen? Muchas. Entre ellas, obviamente con sus diferencias, Dubai, Bahamas, Suiza, Uruguay o Malta.

Los destinos para las mudanzas internacionales son variados y, mientras algunos países ofrecen ventajas impositivas a sus nuevos residentes (tasas más bajas, exoneraciones, plazos de gracia o vacaciones fiscales, etc.), otros no lo hacen, pero en cambio poseen un sistema de tributación basado en la renta territorial donde los ingresos generados en el extranjero no tributan.

Sin embargo, el problema no tiene que ver con adquirir una residencia fiscal nueva, sino cómo perder la que se tenía. Esto es así porque la obtención de la residencia fiscal en un tercer país no provoca de forma automática que el contribuyente pierda la del país de donde procede.

En otras palabras, por más que uno obtenga una residencia fiscal en un tercer país, si la autoridad fiscal del país en el cual se residía originalmente no otorga la “baja fiscal”, el único efecto que la obtención de la nueva residencia generará será que parte de los impuestos sean pagados en el exterior y luego utilizados como créditos a nivel local; pero no se generará un ahorro.

Podría incluso darse el caso en que el país donde se residía originalmente no acepte todos los impuestos pagados en el tercer país, y el monto total de impuestos a abonar sea mayor que los que se pagaban antes de obtener la residencia fiscal en el extranjero. Así las cosas, lo que es fundamental es evitar la doble residencia fiscal y, para ello, hay que estudiar bien a fondo cómo se pierde la residencia fiscal en el país en el cual uno reside.

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