¿Por qué es clave la vinculación tecnológica para el crecimiento de Argentina?
Natalia Jasin fundadora y directora general de Bounty EdTech
Natalia Jasin fundadora y directora general de Bounty EdTech
Uno de los aspectos que hacen posible el desarrollo de las naciones es su capacidad de impulsar mejoras en el bienestar de la población y en sus sistemas productivos a partir de los aportes de actores dedicados a la investigación y de producción de conocimiento. Esta unión entre Estado, ciencia y tecnología, y estructura productiva, derivó en un modelo teórico de política científico-tecnológica que el físico argentino Jorge Sábato (1924-1983) denominó “Vinculación Tecnológica”.
Desde 2019, el Consejo Interuniversitario Nacional eligió que cada 4 de junio se conmemore el Día Nacional de la Vinculación Tecnológica, en homenaje a la fecha de su nacimiento. El modelo propuesto, al cuál se lo suele llamar “triángulo de Sábato” fue acuñado en una gran cantidad de organismos dedicados a la investigación tales como universidades, centros científicos, entre otros, pero también ha tendido puentes entre la investigación, la innovación productiva y la política pública.
¿Cómo está la Argentina en materia de innovación?
El país se ubicó en el puesto 73º del Índice Mundial de Innovación 2023, descendiendo en el ranking. De este modo, queda detrás de otras naciones de América Latina y el Caribe: Brasil (49°) ocupa el primer puesto, seguido de Chile (52°), mientras que México mantiene el tercer lugar con el 58°. Si observamos las diferentes dimensiones que tiene en cuenta este ranking, observamos que Uruguay es el líder regional en instituciones (31°), Perú lidera en capital humano e investigación (50°), Chile en infraestructuras (52°), Brasil se sitúa a la cabeza de la región en sofisticación empresarial (39°) y en productos de conocimiento y tecnología (52°), mientras que México encabeza la lista en productos creativos (45°).
¿Alcanza “triángulo de Sábato” para potenciar el desarrollo del país? El avance acelerado de las tecnologías digitales, la diversificación de las industrias, sobre todo aquellas vinculadas a la Economía del Conocimiento, y las enormes transformaciones en materia de habilidades para el trabajo, nos invitan a pensar ya no en un triángulo, sino en círculos virtuosos entre productos y servicios tecnológicos, propuestas pedagógicas de calidad y la industria para el desarrollo sostenible.
En este círculo virtuoso podemos reconocer algunos matices respecto del modelo planteado por Sábato; por ejemplo, que el sector productivo no es sólo la empresa, sino también las cámaras que las nuclean por sector o actividad, como también los polos o clústers que las potencian y permiten que su crecimiento sea más sostenible. Que los centros de producción de conocimiento no son sólo la Academia, sino también organismos descentralizados dependientes tanto de los Estados, como también del sector privado, cuya función es la búsqueda de la mejora y la innovación de los procesos asociados a la creación de valor. Además, es clave entender que los Estados no son sólo promotores de políticas, sino que son agentes de articulación que potencian el aporte de cada sector para otorgar escalabilidad a los proyectos alineados con el bienestar y el desarrollo productivo.
A estos matices se suma la necesidad de repensar cuáles son las habilidades que requieren las personas para desempeñarse en trabajos dinámicos, cambiantes y por crear. El foco en el desarrollo de talento deriva en atender la formación de profesionales para que sean capaces de reinventarse, de aprender constantemente, de aportar valor desde la transformación y no desde la repetición. Aquí podemos también visualizar herramientas nuevas que se requieren para poder acceder a ciertos puestos laborales como: finanzas, marca personal, armado de presupuestos, negociación, inglés, propuestas de valor, etc.
Pero no es posible diseñar un único modelo de desarrollo, sino que se requieren abordajes específicos en función de los territorios y poblaciones, es decir, un abordaje que permita alinear los objetivos generales con el potencial de cada región. En este sentido, vale recomendar la publicación VII Jornadas Académicas de la Red VITEC: “Vinculación tecnológica en las universidades: desarrollo y transformación territorial”, que reúne más de 50 casos en los que se busca promover esquemas de articulación y colaboración para tender puentes entre la investigación y el sector productivo.
Creemos en que para potenciar el desarrollo del país hace falta crear círculos virtuosos en los que se potencie el aporte de cada uno de los actores de modo tal que nos permita alcanzar las metas de crecimiento e innovación, para ello es fundamental armar lazos de conexión, gestionar programas masivos de alto nivel de calidad educativa, personalizando cada una de ellos entendiendo su contexto y liderándolos de manera integral y sistemática. El foco siempre está puesto en el fortalecimiento del talento de las personas y de la investigación aplicada y el acompañamiento para el diseño de políticas públicas para construir un ecosistema de oportunidades para todos y todas.
(*) Natalia Jasin, Fundadora y Directora General de BountyEdTech, finalista argentina en la categoría Tech Entrepreneur de la 5ª edición de los Women that Build Awards, impulsado por Globant en todo el mundo. El objetivo de este certamen es proporcionar visibilidad global y oportunidades de networking de mujeres talentosas para prosperar en sus carreras profesionales.