En medio de la aceleración de la revolución digital y de un mundo donde todo es compartible por redes sociales; surgen nuevos riesgos que a un clic de distancia, pueden concluir en estafas o ciberataques.
Para continuar concientizando sobre el cuidado de la información, me gustaría compartir una experiencia que hemos vivido en las últimas semanas, tras lanzar al mercado Openbank Argentina el pasado mes de enero. Cuando empezamos a mandar las primeras tarjetas de débito a nuestros clientes, vimos cómo algunas personas, felices de recibir su nueva tarjeta y su simpático contenedor, compartieron fotos en sus redes sociales y grupos de chats, exponiendo los números de la tarjeta y otros datos confidenciales.
Al detectar la situación, inmediatamente nos pusimos en contacto con cada uno de ellos para avisarles que la información de su tarjeta corría peligro y les recomendamos que apaguen la tarjeta para compras y extracciones de cajeros. Luego, ofrecimos reemplazarla por una nueva. Algunos clientes agradecieron el llamado y las medidas de seguridad que les compartimos, pero otros quisieron mantener las imágenes en las redes y sus tarjetas activas sin aceptar nuestras recomendaciones.
Los ciberdelincuentes suelen utilizar técnicas de engaño simples, sin necesidad de contar con habilidades avanzadas. Es recurrente la creación de perfiles falsos en redes sociales o enviando mensajes similares a los que recibimos de entidades financieras, desde los cuales intentan obtener información confidencial de los usuarios. Es importante destacar que la exposición de datos sensibles facilita el trabajo de engaño de los fraudulentos.
Por eso, resulta indispensable advertir continuamente a nuestros clientes y al público en general, acerca de la importancia de comunicarnos siempre con canales oficiales, asegurarnos siempre de estar en páginas legítimas antes de ingresar cualquier información evitando ingresar en enlaces (links) sospechosos, responder mensajes, correos o llamadas telefónicas dudosas y nunca compartir nuestras contraseñas, ni datos personales ni de la tarjeta con nadie y por ningún medio.
Otro tema importante que quiero mencionar es la creación de claves de acceso. Es fundamental para potenciar la seguridad de la cuenta y evitar ingresos indeseados elegir una contraseña robusta que no tenga datos personales, como por ejemplo, fechas de nacimiento, DNI o números consecutivos. En Openbank, hemos restringido la posibilidad de tener este tipo de claves, que son consideradas débiles. La mejor opción es combinar números aleatorios e intentar no repetirlos.
A su vez, al momento de ingresar los datos, para aquellos que no utilizan la huella del celular como identificación, les solicitamos ingresar de manera aleatoria algunos dígitos de la contraseña, así nunca expondremos la clave completa frente a curiosos que estén viendo por encima de nuestro hombro. Tienen también a disposición la opción de guardar todas sus contraseñas y textos secretos dentro del Password Manager Databank, una herramienta gratuita que utiliza la tecnología de Openbank y está al alcance de todos los clientes del banco.
Definitivamente, es muy lindo ver cómo cambia el punto de vista del cliente cuando comprende los motivos detrás de estos procesos de seguridad.
La falta de información, el desconocimiento y la inocencia con la que actuamos frente a estas circunstancias son aspectos fundamentales a trabajar entre todxs, para estar atentos y preparados a la hora de proteger nuestros datos y reforzar la seguridad.
Desde nuestro rol, como impulsores de las nuevas tecnologías, estamos constantemente ideando nuevos procesos de autenticación, desarrollando tecnologías para perfeccionar la seguridad y protección de la información personal sin perder de vista la agilidad de la experiencia. Pero es imprescindible hacerlo siempre en equipo, junto con los clientes, aliados a favor de la seguridad.
*La columna fue escrita por Federico Procaccini, CEO de Openbank