No pueden, no quieren o no se atreven. Estas opciones resumen la actitud de los no-coiners, un término del mundo cripto utilizado para aludir a quiénes rechazan las divisas digitales. Al igual que el ecosistema de las criptomonedas, la palabra misma ha ido evolucionando y si en una época incluía desde premios Nobel de Economía hasta personas temerosas de una tecnología percibida como demasiado sofisticada, hoy parece reservada hacia aquellos que necesitan un poco más de información para dar el primer paso.
En América Latina, el escepticismo y la desconfianza hacia las criptomonedas vienen cediendo sin prisa pero sin pausa. Hay cada vez más coiners adoptando las divisas digitales para fines diversos y mostrando que, en función de las economías de sus países, tener o no tener cripto puede hacer la diferencia.
La primavera cripto de México, que de acuerdo a Chainalysis escaló 12 posiciones en términos de adopción en apenas un año, está motorizada últimamente por las remesas que se envían desde Estados Unidos. Los costos y tiempos de transferencia menores están opacando lentamente a los actores clásicos del negocio y las generaciones más jóvenes no dudan en poner sus remesas en modo cripto.
Se trata, sin duda, de unos coiners muy estratégicos, inclinados hacia criptomonedas y plataformas de exchange específicas, que están descubriendo el ecosistema de las divisas digitales a partir de necesidades muy concretas.
En el sur del continente, Argentina está trazando su propio patrón de adopción de criptomonedas. Afectado por fuertes índices de inflación, el país se inclina mayormente por stablecoins (con Tether a la cabeza) y canaliza la mayoría de las inversiones a través de Binance. Brasil, por su parte, está cerca de saltar varios casilleros en materia de regulación y la presencia del presidente del Banco Central en la última Blockchain Río es una señal inequívoca.
Soluciones cripto
Más allá de las particularidades de cada economía, los últimos datos sobre adopción en la región parecen indicar una gradual inclinación hacia las altcoins, en detrimento de Bitcoin. Aunque la divisa creada por Satoshi Nakamoto no ha perdido centralidad, sus fluctuaciones extremas alejan a quiénes quieren a las criptomonedas resolviendo cuestiones mundanas como la depreciación de sus ahorros frente a la inflación o la necesidad de asegurar flujos de dinero a las familias de su país de origen.
En estos contextos, queda especialmente claro que Bitcoin no siempre es sinónimo de cripto y que la irrupción de nuevos tipos de activos digitales, menos volátiles y amigables con las regulaciones, puede ser crucial para que los últimos no-coiners del continente pasen definitivamente de la planificación a la acción.
*La columna fue escrita por Silvina Moschini, CEO de Unicorns Inc y Fundadora de Unicoin Inc