Poner los ojos donde hay que ponerlos. Criticar lo que hay que criticar y ser conscientes de dónde está el problema. Algo que nos cuesta a todos, pero a algunos un poco más. ¿No será que estamos atacando al perjudicado, en lugar de atacar a los responsables? Ir un poquito más allá en el análisis, cuesta poco. Es tiempo de hacerlo.
"Galperin no tributa", escuchamos (o leemos) una y otra vez. Esa frase se repite como un mantra, y ya estamos cansados de oírla. ¿Quiénes la repiten una y otra vez? Perdón que se los diga así, pero solo las personas resentidas, que están convencidas, desde su profunda ignorancia, que tienen un punto en este comentario y que hace sentido su planteo. Pues déjenme decirles que no.
Tengo la plena seguridad de que Marcos Galperin, empresario argentino, fundador, presidente y director ejecutivo de Mercado Libre (por si es necesario aclararlo), tributa todo lo que tiene que tributar en el país en el que tiene su residencia fiscal que, como bien sabemos, es elección de cada uno. Estoy convencido también de que Mercado Libre y sus subsidiarias tributan en muchos países simultáneamente. Pero ese ni siquiera es el punto. Puede perfectamente no caerles bien Galperin -cada uno es diferente y no tenemos que gustarle a todo el mundo-. Hasta ahí, es todo válido.
Puede no gustarles para nada el sistema capitalista. También es aceptable y tema de cada uno. Se puede, incluso, estar en contra "de los más ricos" y de la planificación tributaria (aunque creo que esto es producto de la ignorancia, pero bueno, dejemos eso para otro momento). Pero atacar a Marcos Galperin por lo que aporta al resto de la sociedad, eso sí, es una de las cosas más ridículas que podrías hacer.
Por otro lado, seguramente Galperin —como muchos otros contribuyentes argentinos, independientemente de su patrimonio o ingresos— decidió dejar su vida y sus afectos en Argentina para instalarse en el exterior debido a la voracidad fiscal y, sobre todo, a la falta de seguridad jurídica que tradicionalmente existe en el país y que el kirchnerismo llevó a niveles extremos.
Si algo les molesta de la situación, dirijan sus reclamos a quien corresponda: la clase política, la justicia, los sindicalistas y los empresarios prebendarios, no a los emprendedores y menos aún a los emprendedores exitosos.