En la era de la comunicación digital todas las personas nos convertimos en comunicadores. Con un medio de comunicación en la palma de nuestras manos, podemos compartir con el resto del mundo lo que sabemos, sentimos y experimentamos. Es en ese contexto en donde el concepto de marca personal empieza a tomar cada vez más fuerza.

No, no se trata de una moda pasajera. De una u otra manera, todas las personas somos creadoras de contenido por el hecho de estar inmersos en los medios digitales.

Sin embargo, no siempre somos conscientes de esto: ¿Cuántas veces antes de publicar un posteo pensamos en que eso es parte de nuestro posicionamiento? ¿Cuántas veces pensamos en qué queremos que diga Google de nosotros?

Cuando empezamos a ser conscientes de esto y trabajamos sobre nuestro posicionamiento, comenzamos a proyectar en los medios digitales esa imagen que quizás tenemos en el mundo offline pero que todavía no digitalizamos.

Antes tomábamos un café con un potencial cliente para reforzar nuestro vínculo y empujar la venta; hoy eso se traduce en un posteo, una nota o un email que cultiva esa relación a través del contenido de valor. De hecho, de acuerdo a Forrester Research, el 57% de la travesía del comprador sucede antes de que el representante de ventas esté involucrado. Puro trabajo del contenido orgánico (propio o de terceras partes involucradas como sucede con las reseñas).

Asimismo, antes las voces de las grandes corporaciones eran las que generaban mayor confianza en las personas. No es una novedad que este paradigma hoy haya cambiado: según la Revista Forbes el 92% de las personas confían más en las opiniones de otras personas, incluso si son desconocidas, que en las marcas. Sin embargo, son muchas las personas que lideran grandes compañías y que todavía tienen miedo de trabajar su marca personal por temor a que opaque a la empresa. ¿Hubiera sido lo mismo Apple sin Steve Jobs?

Generar contenido para nuestra marca personal no es ni más ni menos que exteriorizar nuestros conocimientos y experiencias a través de la comunicación, para lograr así convertirnos en referentes.

Se trata de una herramienta al alcance de todas las personas y con múltiples beneficios: desde profesionales que cambian de trabajo hasta emprendedores que potencian sus ventas o referentes que son convocados como speakers para dar charlas.

Estamos frente a un océano de oportunidades que puede permitirnos dar un salto cualitativo en nuestros negocios o carreras. De hecho, de acuerdo a datos de Crehana, en redes sociales como LinkedIn, de los 738 millones de usuarios de la red solo 3 millones comparten contenido de manera frecuente.

No se trata de una moda efímera pero, sin dudas, el momento es ahora.

*La autora es especialista en marca personal, comunicación digital y marketing de contenidos.