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Los viejos desafíos entre las pymes y el empleo

Federico Vacalebre Profesor de la Universidad del CEMA

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Falta recuperar más del 50% de los empleos asalariados formales (sector privado) perdidos entre marzo y julio de 2020, durante la cuarentena dura.

24 Noviembre de 2021 12.03

Durante 2020, se habló de una recuperación en forma de “V” o de un “serrucho” producto de la paulatina flexibilización en función de la situación sanitaria, post abril (el peor mes en términos de actividad económica). Ya para el 2021, y con una vuelta a una normalidad mucho más estable (rebote incluido), la cantidad de empresas que están registradas en AFIP como empleadores (sector privado) sigue en caída. Lo que se desprende del último informe de la Seguridad Social de la AFIP es que, entre febrero de 2020 y junio de 2021, cayeron unas 23.584 empresas registradas como empleadores. A esta caída, se le suma que, durante la administración anterior (durante los 2 últimos años), ya se habían perdido unas 23.242 empresas. 

De esta forma, y en otras palabras, en los registros de AFIP hay 46.830 empresas empleadoras menos, en los últimos tres años. 

Antes de la pandemia (febrero de 2020), existían 541.357 empleadores registrados y, ya en junio de 2021, eran 517.769 empresas. Es decir, el 4,4% menos en registros oficiales. Si observamos de donde veníamos y tomando el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), desde el inicio de la crisis de 2018, el número de empleadores registrados pasó de 564.599 empresas a solo 544.232 en diciembre de 2019. En este caso, estamos hablando de una caída de 3,6% en el número de empresas registradas. 

¿Cuál y cómo es la realidad hoy? Las cifras de 2021 prenden las luces de alerta ya que, pese a que en junio pasado el nivel de actividad estaba 11,7% por encima de mismo mes de 2020, la cantidad de empresas registradas como empleadores pasó de 525.700 en junio de 2020 a solo 517.769 en junio de este año. 

Algo análogo ocurre con el empleo asalariado formal. Cabe destacar que la economía real superó el nivel prepandemia en agosto pasado. No obstante ello, hoy falta recuperar más del 50% de los empleos asalariados formales (sector privado) perdidos entre marzo y julio de 2020, durante la cuarentena dura. 

¿Cómo estamos al mes de junio de 2021? Los sectores que perdieron más empresas empleadoras respecto a febrero de 2020 fueron: Comercio, con una pérdida de 6.952 (-4,6%); Hoteles y restaurantes, que perdió 5.331 empresas (-19,1%); Transporte, con una pérdida de 3.300 empleadores (-8,2%) y Servicios de Asociaciones y Servicios Personales, con una caída de 2.093 (-3,3%). Lo concreto es que hay pocos sectores que tienen un incremento en el número de empresas registradas. Tal es el caso del sector de Agricultura, Ganadería, Caza, Silvicultura y Pesca, con 342 empresas más registradas como empleadores; Información y Comunicaciones, que registró 94 empleadores más y Suministro de Agua, Cloacas, Residuos y Saneamiento Público, con 12 empresas registradas como empleadores en AFIP, todos respecto a febrero de 2020. 

¿A qué conclusiones podemos llegar? La legislación laboral y su aplicación tan distorsionada se han convertido en el principal obstáculo a emplear en relación de dependencia. Un primer motivo son las cargas sociales, ya que un empleado en relación de dependencia tiene que pagar 18% de su salario y el empleador otro 27% del salario a la seguridad social. O sea, 45% del salario. 

Segundo, los convenios colectivos de trabajo, que en muchas oportunidades fijan condiciones laborales y, en particular, niveles salariales que no son cercanas a la realidad del sector. Y además, el fin de la relación laboral, con los costos asociados a ello. Esto atenta para que un pequeño empleador pueda pensar en tener un empleado en relación de dependencia en blanco. 

En otras palabras, para convertir los planes asistenciales en empleos tiene que haber un cambio radical en la concepción de la legislación laboral y bajar las cargas sociales a los pequeños empleadores con un mínimo no imponible a la masa salarial, opciones a salirse de los convenios colectivos sectoriales (así lo hacen Alemania y España) y dar cierta previsibilidad al fin de la relación laboral eliminando las duplicaciones de la indemnización y compensar contra el Fondo Nacional de Empleo a las indemnizaciones superiores a los 5 años de antigüedad. 

En síntesis, la generación de empleos de calidad es un desafío enorme por la magnitud y características de las personas involucradas. Por lo que es fundamental contemplar un ordenamiento integral del Estado y una modernización de las instituciones laborales. Un componente clave es el ordenamiento tributario ya que con el actual sistema no hay ninguna posibilidad de impulsar la dinámica productiva para generar empleos. 

Dentro de este proceso hay que contemplar la eliminación del régimen de coparticipación para que cada Estado provincial se financie con su propio valor agregado. Asimismo, hay que contemplar un fondo de convergencia para el norte del país a fin de acelerar su desarrollo. Otra cuestión fundamental es, desde el sector educativo, ser capaces de generar perfiles adecuados a la realidad del mercado, con un sistema más comprometido en reducir la deserción escolar y mejorar la calidad de la educación.

*El autor, Federico Pablo Vacalebre, es profesor de la Universidad del CEMA.

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