A dos años de la reapertura, el mercado del turismo, más allá de la coyuntura global y dificultades domésticas, se ha consolidado. La demanda nacional fue quien levantó la bandera de la recuperación y, de a poco, el mercado internacional empieza a volver hacia estos lares. Pero esta recuperación plantea mirar al futuro. Las políticas públicas durante la crisis se focalizaron en generar demanda pero, con el pasar del tiempo y la normalización del mercado, muy pocas medidas nuevas aparecieron. Lo que viene en 2023 y a futuro requiere pensar y hacer foco en 5 pilares fundamentales para consolidar el turismo y a la Argentina.
1. Adaptarnos al nuevo mercado y sus demandas
El mercado nacional tiene su impronta particular, que en muchos casos presenta desafíos ya conocidos. En cambio, con el mercado externo hay que volver a ponerse en campaña de adaptación y reformular los productos y habilidades. Algunos ejemplos: en muchos destinos del país conseguir personal que hable inglés no es fácil; las costumbres alimenticias presentan nuevos estándares y formatos; los niveles de conciencia en el uso de los recursos naturales y su impacto, la huella de carbono, el reciclado de la basura, el uso de las tecnologías y la súper conectividad constante, la calidad de vida de los empleados y de la comunidad del destino son de interés para todas las personas que nos visitan.
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2. Consolidar nuestras rutas y circuitos turísticos
Tener identidad propia, ser únicos e irrepetibles en las experiencias que se ofrecen es vital para consolidar la diversidad de los atractivos de Argentina como destino. No solo se debe pensar en los emprendimientos propios, sino en la experiencia 360°, incluyendo a la localidad, otros prestadores, colegas. También hacer hincapié en los servicios públicos, seguridad y salud. Estos aspectos son los que consolidan las regiones y rutas temáticas. Poder transitar por la ruta del vino, por ejemplo, incluye desde la llegada al aeropuerto hasta la calidad de los taxis, la cartelería, la limpieza y, obviamente, la creatividad y calidad de los servicios turísticos, gastronómicos y hoteleros. Un país tan grande como el nuestro necesita tener definidos y cuidados los circuitos y prestaciones a nivel internacional. La ruta de la ballena franca y la vida marina en la región patagónica costera, las rutas del golf y de estancias jesuíticas en Córdoba y los valles calchaquíes son ejemplos de circuitos que deben tener consolidación global e integral.
3. Consolidar las inversiones públicas en las mejoras de los destinos
Ya es tiempo de dejar de lado el incentivo a la demanda; las provincias y municipios necesitan trabajar bajo un plan general de turismo nacional. Tenemos que volver a invertir en capacitación y directrices de calidad, es necesario poner a todos en los mejores niveles, desde el camping al gran hotel. El volumen es importante, pero también lo es poner como indicadores los consumos y tarifas promedio. Mejorar esos índices no se da por sí solo, sucede con el respaldo de las mejoras de los destinos. Invertir en mejorar los aeropuertos, el transporte público, las rutas y su interés turístico es primordial. El Estado nacional debe, en conjunto con los privados, marcar un norte y desde allí bajar propuestas generales, para que todo el sector entienda la necesidad y la importancia de trabajar para que los pueblos y ciudades sean un atractivo para quienes los visitan. No basta con emprendimientos o servicios aislados de calidad.
4. Desde lo privado, construir y potenciar
Cuando la demanda de visitantes crece, lo primero que el sector hace es pensar en más habitaciones, pero nadie está pensando en nuevos productos. Muchas veces, para consolidar destinos, no hacen falta más camas, sino que los turistas tengan más atractivos y así prolongar las estadías. Trabajar sobre circuitos, mejoras en las infraestructuras, sumar tecnología, calidad en servicios. Pero no es sencillo en el marco actual hablar de invertir, cuando en muchos casos apenas se están revirtiendo los ecos de la pandemia. Además, muchas veces, por falta de visión, se sigue utilizando la capacidad instalada, sin pensar a futuro. Una forma clara de acelerar los tiempos sería con una política de créditos para la transformación de la industria, incluso créditos a los municipios para que mejoren sus servicios vinculados al desarrollo de prestadores
5. Mayor conectividad y apertura
El crecimiento, las mejoras y la potencialización de las rutas turísticas no son nada sin una buena conexión aérea o vial. Es fundamental tener un país conectado que entrelace regiones y destinos sin tener que pasar por Buenos Aires. Las rutas son otro punto vital. Poder volver a tener una red de estaciones de servicio como el ACA, con servicios y hospitalidad, es un modelo a pensar y potenciar. Sobre todo teniendo en cuenta que los nuevos clientes quieren vivir la experiencia sobre el territorio real