Se está terminando un año movido, con novedades en varios países, cambios de gobierno y algunas políticas económicas nuevas. A nivel tributario, todo fue muy dinámico, para no perder la costumbre. Lo mismo podríamos decir del tema privacidad. El 2024 fue un año con muchas novedades en materia de intercambio de información entre países y nuevos requerimientos para quienes tienen estructuras fiduciarias offshore.
Pero ahora quiero enfocarme en lo que se viene, que es para lo que tenemos que estar preparados.
El futuro siempre es desconocido. Eso lo hace atractivo y riesgoso a la vez. ¿Qué podemos hacer ante esa incertidumbre? Una sola cosa: prepararnos de la mejor manera posible. En la vida lo hacemos constantemente: estudiamos para tener un futuro mejor, pagamos seguros de vida, ahorramos para las vacaciones y armamos planes pensando en nuestros hijos, para cuando nosotros ya no estemos.
Con el patrimonio, entonces, hagamos lo mismo: estemos preparados.
De cara al año que viene, el panorama en estructuración patrimonial sigue siendo de cambio y transformación. Modificaciones regulatorias en varias jurisdicciones, avances tecnológicos, dinámicas económicas y políticas distintas; todo indica que se viene un año clave para quienes quieren proteger, diversificar y maximizar su patrimonio.
Por supuesto que hay mucho que todavía no sabemos, pero sí hay cosas que podemos hacer para estar parados de la mejor manera de cara al futuro.
Les comparto mi "to do list":
- Revisar todas las estructuras existentes de cara a nuevas situaciones. Analizar si las mismas siguen siendo las correctas de acuerdo con la estructura familiar, los activos que posee y las residencias fiscales de sus miembros. ¿Hubo, por ejemplo, alguna mudanza en 2024? ¿Alguien se divorció? ¿Algún nacimiento o fallecimiento? ¿Cambiaron los objetivos de planificación? ¿Algún riesgo se hizo más tangible? ¿Hubo, por el contrario, algún evento de liquidez en la familia?
- Estar atentos a los cambios en materia de política fiscal. No hay decisiones "para siempre". Lo único que permanece es el cambio, y la importancia de planificar nuestro patrimonio. A modo de ejemplo, este año van a asumir dos nuevos presidentes en la región (Trump y Orsi), hay un tercero que también debería hacerlo pero que está en duda (nos referimos, obviamente, a Edmundo González) y habrá elecciones presidenciales en Bolivia, Chile y Ecuador. ¿Qué piensan que harán estos nuevos mandatarios al asumir en materia tributaria? ¿Habrá más o menos seguridad jurídica en estos países durante sus mandatos?
- Aprovechar todas las herramientas disponibles en materia de estructuración patrimonial. Cada situación es particular y merece una atención adecuada. Por suerte, existen muchas herramientas disponibles, que se ajustan a cada necesidad. Podríamos decir que donde hay una necesidad, nace una herramienta de planificación patrimonial para resolverla. La mala noticia es que la presión internacional que ejercen la OCDE, la ONU y en general los países de alta tributación ha reducido significativamente la cantidad de herramientas que uno puede utilizar y sobre todo, el nivel de los resultados que se puede obtener al usarlas. ¿Consejo de amigo? Mejor planificar antes que después, no sea cosa que la herramienta que uno está pensando en utilizar no se pueda usar más o que se haya creado algún impuesto vinculado a su uso.
- Asesorarse con expertos. No hay mejor forma de hacer una buena planificación patrimonial, que de la mano de un profesional experto en el área. Y esto. No es chivo ni publicidad preliminar, sino una verdad de perogrullo.
El mundo va a seguir cambiando, las cargas impositivas -lamentablemente- en muchos países van a seguir aumentando, de nuestro lado, solo queda prepararse.
Prepararse es la única manera de afrontar el año que viene -o el que sea- de manera segura, o al menos, de la forma más segura posible.
Así que, como les digo siempre: planificar, planificar y planificar.