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Columnistas

La incertidumbre como laboratorio creativo

Mariela Mociulsky CEO de Trendsity y presidenta de SAIMO

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12 Septiembre de 2021 14.27

En el contexto de las incertidumbres casi nunca hay condiciones que alienten inversiones. El complejo escenario de idas y vueltas económicas, financieras y jurídicas llegó a conformar la tormenta perfecta con las consecuencias de la pandemia de coronavirus.

No obstante, muchos hicieron propia aquella frase “la creatividad es contagiosa” y decidieron que había oportunidades. Y de la mano del aliento de Albert Einstein encontraron caminos para desarrollar nuevos negocios, atendiendo las señales de una sociedad fragmentada, demandante de respuestas acertadas en la “nueva realidad” de una cotidianidad restringida.

Muchos nuevos negocios fueron consecuencia de avances en la tecnología. Las apps poblaron de íconos las pantallas de los celulares. Billeteras virtuales y aplicaciones con distintos servicios se transformaron en auxiliares imprescindibles e incluso en el único recurso para salvar restricciones. Este terreno fértil sigue expandiéndose, y su techo parece estar únicamente en la creatividad de sus pensadores/ hacedores para poner en la mano (o en el celular) del consumidor las soluciones a las que ya no quiere renunciar el “homo digital”.

El consumo masivo sigue innovando para sobrevivir en un contexto de caída de las ventas. Una opción a la que se apela es a la resignificación de las categorías de productos. La generalización de la industria “made in casa” les dio impulso a las alternativas de productos para preparar. En simultáneo, se abren oportunidades para marcas cuyo objetivo es estar presentes en los momentos de gratificación.

El retail también está innovando. La evolución del e-commerce y su logística deriva en la puesta en marcha de dark stores, en la importancia de la “última milla” para cumplir en tiempo y forma con los compradores, definidos como “segumidores” por privilegiar su salud y seguridad descartando o espaciando la concurrencia a las tiendas físicas. Sin embargo, las ocasiones de negocios (sobre todo para propietarios de locales) llegan también con retailers que apelaron a la expansión geográfica para contactar con consumidores que privilegian los desplazamientos cortos para abastecerse. Las grandes superficies compiten con formatos adaptables a barrios o ciudades donde los “locales” son festejados.

El retail es uno de los sectores donde los desarrolladores de soluciones tecnológicas tienen tierra abonada para imponer sus “inventos”. Por ejemplo, alguna juguetería puso a disposición de sus potenciales clientes la posibilidad de visualizar la totalidad de su oferta en forma virtual. A una herramienta similar apeló la industria cosmética o de indumentaria, para que sus clientes pudieran “probar” esa prenda que tanto deseaban.

Son muchas las evaluaciones y consultas que brokers inmobiliarios están recibiendo de retailers dispuestos a utilizar los espacios aéreos de locales propios en emprendimientos edilicios con destino a viviendas familiares.

En las grandes ciudades, donde es escasa la oferta de superficies, aparece una alternativa de negocio, cuando en la mayoría hay una gran y creciente demanda insatisfecha.

En el real estate hay tantas oportunidades como incertidumbres. La transformación del mundo laboral, a partir de la generalización del home office, abre interrogantes sobre el futuro de las oficinas. La modalidad virtual o mixta, y la preferencia de los trabajadores por lugares “salud friendly” y que a su vez les posibiliten ahorrar tiempo en sus desplazamientos, plantean una incógnita sin respuesta pero con muchas posibilidades. Mientras tanto, hay una alternativa de soluciones de la mano del “greendesking”, que privilegia el trabajo remoto en lugares con verde y aire libre. 

Montreal montó 23 estaciones de trabajo al aire libre que se pueden utilizar gratis; algo similar hizo Santiago de Chile en el Parque Araucano. Iniciativas similares están llevando a cabo compañías tecnológicas como Google, que en EE.UU. están montando tiendas en espacios al aire libre para que los colaboradores trabajen y reduzcan posibilidades de contagio. Algunas empresas llevaron espacios a parques, para que las personas puedan estar en contacto con sus compañeros, pero con distancia social. En Buenos Aires, Usina Cowork ofrece coworking con espacios de “nature & technology” para ser más productivos.

El redireccionamiento de la función de espacios tradicionales está significando también una vía de nuevas oportunidades para la golpeada industria turística. Con aeropuertos cerrados, aerolíneas compelidas a abandonar destinos, turistas expuestos hasta último momento al riesgo de no poder viajar, y con eventos corporativos postergados, los hoteles están explorando opciones de coworking y coliving, y han ganado espacio aplicaciones como Benomad, que permite planificar su uso. Las habitaciones y otros espacios se van modificando según la demanda de clientes para trabajar con las comodidades a las que acceden los pasajeros. La clave parece estar en reformular un negocio de oferta a un modelo de demanda.

Hay crisis, pero hay oportunidades. Tal vez la llave la tenga aquella frase-estímulo acuñada por Einstein: “La creatividad es contagiosa”.

*Mariela Mociulsky es CEO de Trendsity y presidenta de SAIMO

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