Cuando comenzamos a soñar Xinca, en 2013, nos imaginábamos crear una marca que represente un estilo de vida único y que no se limitara a ofrecer un producto, sino un mundo de ideas, significado y valores.
En esos años, recién comenzaba todo la movida de emprendedores y poco se conocía de las empresas de triple impacto, empresas sociales, empresas B. Tampoco las conocíamos nosotros. Simplemente nos impulsaba el hacer las cosas de un modo distinto, crear una empresa que enriqueciera nuestra vida y la de los demás.
Hoy llegó una generación que resuena con eso que soñamos hace más de 8 años. Los Millennials eligen a las marcas que tengan un propósito más allá de sólo generar riqueza (dinero). Y la Generación Z quiere pruebas de ello. Llegaron para marcarnos la cancha de lo que está bien y lo que no. Nos demandan negocios que pongan por delante a la naturaleza y a las personas.
Entendieron que debemos consumir menos y mejor. Comunicándonos y cuestionando a las marcas que eligen financiar con su dinero. Que nuestras compras, nuestras decisiones diarias, definen cómo serán las empresas del futuro.
Quienes formamos negocios sustentables podemos ayudar a reducir el impacto negativo sobre la tierra. Por ejemplo, utilizando nuevas tecnologías para producir lo menos posible en espacios más reducidos (hidroponía) o regenerando tierras deforestadas, introduciendo vida nuevamente. Como hace la empresa de yerba mate Guayaki que regeneró casi 50.000 hectáreas de la Mata Atlántica.
Las empresas aceleran sus planes en sustentabilidad e inclusión: quiénes son y qué hacen
Hoy hay negocios que traen soluciones inesperadas hace algunos años. Como el caso de Algramo, la empresa chilena creada por Juan Manuel Moller, que lucha para frenar la crisis climática con sus envases inteligentes reutilizables, evitando ya la necesidad de tirar a la basura más de 250.000 envases.
Podemos ver gran cantidad de empresas innovando y re-planteándose sus procesos de producción, buscando, por ejemplo, incorporar basura en reemplazo de material virgen. Buscando disminuir la carga ambiental de esos productos.
Esta revolución verde está sucediendo, me alegra verla, ser parte y me genera mucha esperanza. Hasta hace poco, el sistema económico tenía relación directa con el crecimiento por el crecimiento mismo. Y es oportuno preguntarnos: ¿Qué es más importante, el crecimiento económico o nuestra existencia? Crecer por crecer es hora que pierda su atractivo.
Y este debe ser el pensamiento de los nuevos líderes. Debemos crear empresas que nos permitan prosperar solucionando problemas para la sociedad y no a costa de ellos. Esta reinvención de como conocíamos a los negocios es una ola que va a pasar por encima a aquellos que no se adapten. Les guste o no.
Una señal muy clara de este cambio de paradigma es que la próxima generación de clientes, empleados y directores de compañías están saliendo a las calles a marchar por el planeta. Hay un gran cambio en la forma que las nuevas generaciones ven los negocios.
Antes, cualquiera respondía que el éxito se basaba en hacer plata. Hoy, por suerte, hay emprendedores y empresarios que creemos que lo es el proteger al planeta, mejorar la vida de otras personas y ser auténticos. Así vemos el éxito hoy. Y si queremos ganarlos como clientes y atraer los 30 billones de dólares de capital que van a manejar, debemos mejorar nuestros productos y servicios. Hacerlos al nivel de sus expectativas, más conscientes y responsables.
Desde Xinca buscamos día a día ser más coherentes; que los mensajes que enviamos al público y nuestra forma de actuar sean uno. Y en el camino hemos cometido muchos errores pero damos la cara, pedimos perdón y buscamos una solución. Porque entendemos que no somos perfectos, ni tenemos todas las respuestas. Y que la sustentabilidad es un desafío de pequeños pasos.
Durante años las empresas se preocuparon por dar la imagen de que no cometen errores. Admitirlos, nos hace más humanos. Eso la gente lo aprecia, genera cercanía. Las nuevas generaciones no esperan que las marcas sean perfectas pero si pretenden confiar en ellas. Por ello, debemos comenzar a tener conversaciones honestas y abiertas dentro de cada empresa. Es hora de que todos los líderes empresariales inviertan activamente en innovación ambiental. El futuro de su empresa, y el planeta, depende de ello.
Espero que despertemos y los escuchemos. Depende de nosotros.