El año 2022, como sabemos, fue un año cargado de retos, y las previsiones para 2023 muestran que este nuevo ejercicio, al menos en lo que a su complejidad se refiere, no
pretende ser muy distinto. Además, en esta línea hemos de señalar que en un escenario tan incierto y volátil como el actual, dicho balance se hace todavía más preciso que en otros momentos en los que la velocidad de crucero permitía a los economistas relajarse, pues apartar la vista un solo segundo de él significa no ver ciertos sucesos que, como vemos en el análisis, acaban siendo determinantes para el registro final que presentan estas economías.
Dicho lo anterior, y atendiendo a ese análisis del 2022 que mencionábamos, es importante señalar que la Argentina ha cosechado un ejercicio bastante agridulce, cuando atendemos a dicho contexto. La economía argentina, aproximadamente, pretende cerrar el ejercicio con un crecimiento que podría situarse en el 5%.
Los pactos alcanzados con el Fondo Monetario Internacional (por sus siglas, FMI) relativos a la deuda, la reapertura y la intensa demanda, entre otros sucesos, dejan un resultado para el 2022 que, pese a situarse por debajo del registrado en el 2021, es bastante aceptable. Además, el haberse proclamado, futbolísticamente hablando, campeón mundial ayuda a reforzar todos estos hitos que menciono.
Sin embargo, que el 2022 haya sido un año de crecimientos, de importantes acuerdos, así como de grandes registros deportivos no significa que el trabajo esté hecho.
Si analizamos la economía argentina a día de hoy, es cierto que podemos vislumbrar muchas más luces que en el pasado, pero todavía siguen observándose muchas
sombras que preocupan a los analistas. Como afirman todos los organismos, pudiendo destacar entre ellos al FMI, al Banco Mundial, entre otros, la economía mundial se
enfrenta a numerosos retos, y no fáciles, en este nuevo ejercicio que comienza.
Y pese a que ya hemos despejado muchas cuestiones y recorrido una parte importante del camino a lo largo del pasado ejercicio, como señalo y como muestran los datos en el análisis, aún quedan muchas incógnitas y mucho camino por recorrer durante este nuevo año.
Antes de nada, es importante señalar que, pese a los crecimientos, así como todos los hitos mencionados, la economía argentina cerró el año 2022 con una inflación que se
situó en el 100%. En otras palabras, pese a registrar una tasa de crecimiento que se situó en el 5%, como decíamos anteriormente, la economía argentina también registró
su mayor nivel de inflación en 32 años, es decir, la mayor presión inflacionaria desde 1991. Asimismo, la deuda pública en el país, pese a esos acuerdos mencionados, sigue
disparada, al mismo tiempo que encontramos otras cuestiones que, lejos de apoyar esos hitos mencionados, matizan el análisis realizado sobre el pasado año.
Por otro lado, y atendiendo ya a esas previsiones que se han ido publicando para el año 2023, la economía argentina, y en parte debido a estos matices que menciono,
prevé un año 2023 cargado de retos que le impiden relajarse por lo alcanzado durante el pasado ejercicio. En materia de crecimiento, pese al crecimiento registrado en 2022, el 2023 pretende ser muy distinto en este sentido. El crecimiento de la economía a nivel mundial se está desacelerando y la Argentina no iba a ser en este caso una
excepción.
Atendiendo a las previsiones que anticipan la tasa de crecimiento con la que pretende cerrar Argentina este nuevo año muestran que la economía pasará de crecer un 5%, como decíamos, a crecer, y con suerte, un 0,5%.
En primer lugar, el dato que trata de proyectar el crecimiento del PIB señala que la economía argentina pretende moderarse sustancialmente.
Pero además del dato de crecimiento, y pese a que las promesas del Gobierno la situaban en un rango de entre el 60% y el 65%, las proyecciones relativas al nivel de
precios, es decir, a la inflación reflejan que el país notaría una relajación de las presiones inflacionarias, pero que, de igual manera, esta no bajará del 90% al cierre del
2023.
Como podemos apreciar, dos datos que, pese a lo ocurrido en 2022, preocupan a los analistas de cara a un 2023 que pretende ser bastante más complejo que su
antecesor.
Esto, sumado a otros sucesos que, de igual manera, seguirán complicando la vida a la economía argentina al próximo año, preocupa a unos analistas que ven que, pese al
balance, el 2023 será un año complejo para la economía argentina. El balance del 2022, como se aprecia, podemos decir que es positivo, o, al menos, que no es todo lo
malo que podía ser. Sin embargo, con la vista puesta en el año que ya ha comenzado, lo cierto es que la economía argentina sigue enfrentando numerosos retos que le
avisan de que al país aún le quedan otros mundiales, tan importante como el de fútbol, que disputar.