La pasada semana analizábamos la historia de la inflación en Argentina. En este contexto, en la columna señalábamos que la economía argentina es una economía que, históricamente, presenta una inflación que complica, la vida y mucho, a las familias y a todos los agentes económicos en el país. Y es que, como puede leerse en la pasada columna, hablamos de una economía que comenzó a notar presiones inflacionarias a mediados del siglo XX y, desde entonces, estas no han hecho más que acentuarse; debiendo señalar que la inflación en el país, a cierre de este año, pretende situarse por encima del 100%.
La economía argentina, pese a los intentos por parte de los distintos Gobiernos que ha tenido el país, sigue presentando numerosas debilidades que le impiden salir de esa crisis constante que esta economía padece desde el siglo pasado. La situación en el país, como puede apreciarse cuando se sigue la evolución de la economía argentina y el impacto de las políticas aplicadas, es cada vez más insostenible para una ciudadanía que hace todo lo posible por huir de la moneda nacional y refugiarse en el dólar. Y todas las previsiones y los expertos coinciden en que hablamos de una problemática que no tendrá una fácil y rápida solución; no debiendo descartar, incluso, una futura dolarización.
En el presente, tal es la situación y la devaluación que ha sufrido el peso, que la ciudadanía debe pagar cantidades desorbitadas por adquirir dólares, en tanto en cuanto el banco central trata de contener la caída de la divisa local. El dólar soja, el dólar turista, el dólar cripto, el dólar blue, entre otras variedades, son el reflejo de las políticas aplicadas por el banco central para contener la cotización del peso, a la vez que el hecho de que existan incontables variedades, pudiendo incluir entre estas al dólar Qatar -que nace para frenar la salida de reservas por el gasto de los argentinos en el mundial- y al dólar Coldplay -que nace por la celebración de una serie de conciertos en Argentina del grupo británico-, en adición a esa devaluación y esa inflación incontenible, refleja el poco éxito de estas políticas en la práctica.
Para hacernos una idea, ni en la peor Venezuela de Hugo Chávez existieron tantos tipos de cambio como existen hoy en Argentina. Y en este contexto, la respuesta por parte del ministro de Economía, en un escenario en el que se le preguntaba por la inflación, fue tan absurda, que llegó a culpar a Lionel Messi o al grupo de Chris Martin por la extracción de reservas y la desestabilización del peso. En resumen, cortinas de humo que tratan de ocultar la incompetencia de una clase política que no es capaz de sacar a la Argentina del atolladero en el que se encuentra inmersa; un atolladero provocado con unas políticas de devaluación de moneda que, primando sobre otros errores cometidos, han acabado con una de las economías más importantes de América Latina.
Pese al potencial de esta economía emergente, los recursos de los que dispone, entre otros aspectos que siempre han diferenciado a esta economía de otras muchas de la región, la gestión por parte de los distintos Gobiernos ha llevado al país a una situación bastante compleja. Las medidas aplicadas, como digo, no funcionan en la práctica, y pese al exceso de políticas y regulación para contener esta situación, la inflación en el país sigue creciendo, en tanto en cuanto todas las previsiones publicadas anuncian que esta tampoco prevé remitir en el futuro.
De hecho, en muchas economías emergentes se dice que la falta de regulación y la debilidad de las instituciones ha tenido bastante que ver con el escaso desarrollo que presentan muchas economías de este tipo, pero hemos de señalar que ese no es el caso de Argentina, ni de lejos. La propia presidenta del Banco Santander, Ana Patricia Botín, se pronunció sobre la economía argentina, diciendo que esta precisa desregulación para captar más inversiones para el país. De nuevo, vemos políticas y regulación inservible que no sirven para nada más que para echar a todo aquello que huela a dinamismo y crecimiento económico.
En los últimos años, el presidente Macri aplicó políticas, muchas sin éxito, para contener esta situación y devolver a la Argentina a una situación de bienestar y en la que la vida en el país fuese bastante más cómoda que la que vemos hoy. En este sentido, también se alcanzaron acuerdos con el Fondo Monetario Internacional (por sus siglas, FMI) para la devolución de los préstamos que tiene el país con el organismo multilateral. Sin embargo, el gran reto, que es la inflación, sigue sin remitir; y no hay motivos para confiar en que esta situación remita en pocos meses o años.
En resumen, hablamos de una situación muy delicada, como podemos apreciar. Las políticas aplicadas, debiendo reflexionar sobre ellas, no surten efecto en la economía. Y mientras la clase política sigue su curso y en su negocio, la ciudadanía sigue enfrentando una situación que, de seguir así muchos años más, podría derivar en la desaparición del peso, como moneda inservible, y la adopción del dólar, teniendo en cuenta que es la única moneda en la que confían los argentinos.