Hace algunos años que el fenómeno de la crisis climática logró trascender el ámbito de los científicos y los movimientos ambientalistas para alcanzar cierta relevancia en la agenda pública. Las empresas con proyectos sostenibles sabemos que las inversiones no pueden hacerse sin estimar el impacto ambiental y social que tiene cada negocio. De hecho, el modelo de desarrollo que se impone en estos tiempos es el que diseña soluciones basadas en la naturaleza, para afrontar las consecuencias que sufre el planeta y las personas. Restaurar el daño que causa el actual modo de producción es una tarea ética y responsable, pero también es necesaria y rentable.
La crisis social y ambiental del agua es una muestra evidente de la cantidad de problemas asociados que tiene la humanidad frente al cambio climático. En el Día Mundial de los Humedales podemos estimar, por ejemplo, que estos reservorios naturales de carbono y de agua, proporcionan más de mil millones de empleos y servicios por un valor estimado anual de 47 billones de dólares de los EE. UU. La contaminación, gestión irresponsable y urbanización desenfrenada de estos valiosísimos ecosistemas está afectando la biodiversidad y desarrollo de comunidades en todo el mundo.
Según las Naciones Unidas, el 85% de los humedales han desaparecido desde el 1700 a la fecha lo que se traduce no solo en calentamiento global, pérdida de especies animales y vegetales, mayor exposición a desastres climáticos y naturales; sino también significa inseguridad alimentaria. Los humedales están desapareciendo tres veces más rápido que los bosques y con esa velocidad, estamos perdiendo acceso a agua segura y a fuentes de subsistencia de millones de personas en todo el planeta. ¿Dónde vamos a pescar sin ríos? ¿Dónde encontraremos agua para producir bienes? ¿Dónde vamos a desarrollar emprendimientos urbanos para alojar la creciente población global? ¿De qué fuentes vamos a tomar el agua que necesitamos para vivir?
El impacto de cada inversión pública y privada, personal y colectiva, incide en el curso de los acontecimientos de toda la sociedad. Saber cuáles son las causas y consecuencias de la destrucción de los humedales es fundamental para poner en marcha su restauración. El drenaje y relleno, la contaminación, la pesca excesiva, la extracción desmedida de agua y la crisis climática, son sus principales enemigos. Nuestros principales aliados: la acción para su protección por parte de los Estados, la gestión sostenible del suelo y el agua, la conservación de vertientes y administración responsable de fuentes de agua, la educación ambiental en todos los niveles de una comunidad, la valoración económica que estos ecosistemas tienen para las sociedades.
Hay muchos caminos para actuar en favor de los humedales y de tantos ecosistemas en riesgo. El compromiso de todos los sectores nos aúna en la construcción de un mundo mejor, es por eso que en cada acción no solo mejoramos restauramos nuestro presente, sino que también tenemos la oportunidad de transformar el futuro.