En un mundo cada vez más digital, las criptomonedas constituyen una tendencia que avanza veloz e indefinidamente. Ahora bien, se pueden detectar diferencias respecto de su evolución en distintos países.
Empecemos por las similitudes. Sea cual fuere la criptomoneda y en cualquier parte del planeta, lo que tienen en común es que no son activos fijos, como una casa o un auto; no hay intermediarios en las transacciones, como un banco; y se almacenan en billeteras virtuales. El blockchain funciona como un notario público que registra operaciones con criptomonedas, de manera descentralizada, sincronizada y sin que intervengan terceros, brindando seguridad y reducción de costos y procesos.
Para dar un ejemplo de aplicación de estas tecnologías, podemos mencionar las operaciones de compra, venta o alquiler de propiedades mediante Bitcoins -por solo mencionar una de las 10.000 criptomonedas existentes en el mundo, según el portal CoinMarketCap-, donde un título de propiedad podría registrarse sobre la blockchain.
Desde nuestra labor, observamos que las organizaciones empiezan a entender las oportunidades que brinda la blockchain para mejorar, simplificar y automatizar procedimientos permitiendo escalar los negocios. En las cadenas de suministro, brinda mayor transparencia y trazabilidad de cada etapa.
Por otro lado, una cantidad interesante de empresas, empezaron a efectuar compras y pagos de salarios mediante las monedas digitales como beneficio hacia sus empleados. Sus colaboradores, como tantas otras personas por fuera de estas entidades, suelen sentirse atraídos por la valorización de las cripto como por la falta de intermediarios.
Asimismo, en el comercio electrónico de todo tipo de bienes y servicios están cada vez más aceptadas las criptomonedas, en especial el Bitcoin. Esto sucede, sobre todo, en países con monedas locales inestables.
Vayamos más al detalle. De acuerdo al ranking elaborado por la plataforma de blockchain Chainalysis, en el top ten de países donde se vienen implementando este tipo de transacciones digitales, en mayor medida, se encuentran Vietnam, India, Pakistán, Ucrania, Kenia, Nigeria, Venezuela, Estados Unidos, Togo y Argentina.
En varios de estos países no hay regulación estatal respecto de las mismas? Aún. Al menos en el caso de Argentina, no hay definiciones al respecto. El Banco Central y la Comisión Nacional de Valores indicaron que las criptomonedas no son dinero de curso legal y, en contexto de acuerdo con el FMI, es posible que esta realidad de desregulación actual cambie.
En algunos de los países mencionados, las transacciones con criptomonedas no están prohibidas, pero se aplican algunas retenciones tributarias y medidas de prevención de lavado de dinero.
Un reporte de la Biblioteca de Derecho del Congreso de los EE.UU. reconoce el avance de las reglamentaciones en el mundo. En su informe de 2018 identificó 8 jurisdicciones con una prohibición absoluta y 15 con una prohibición implícita. En la actualización de noviembre de 2021, identifica 9 jurisdicciones con prohibición absoluta y 42 con prohibición implícita. Cabe destacar un hecho de septiembre del año pasado que sacudió al mundo financiero, la adopción por parte de El Salvador de Bitcoin como moneda de curso legal.
La volatilidad de las criptomonedas puede considerarse como un riesgo que desalienta a muchas personas a la hora de considerar operar con las mismas. La perspectiva es que, en los próximos años, vayan estabilizándose. Además, existen hoy estable coins que están atadas a una moneda mayormente estable, generalmente el dólar.
En los hechos, en países como el nuestro, ya hay una cultura adaptada al cambio constante respecto del valor de la moneda de curso legal. En países de Europa, en cambio, resulta un desafío mayor no tener esa costumbre de la volatilidad.
La realidad avanza más rápido que los Estados y las regulaciones. Las transacciones con criptomonedas seguirán creciendo al igual que la confianza en blockchain para múltiples tipos de operaciones. En un mundo cada vez más digital, es lógico que se consolide también esta nueva forma de ahorrar y de invertir.