Me gusta mucho el fútbol, ¿y a ustedes?
Sé que quizás no se esperaban este comienzo para una columna sobre planificación patrimonial, pero bueno, de sorpresas está hecha la vida. También disfruto de otros deportes, como el tenis y el automovilismo. Por eso, suelo leer notas y ver programas deportivos con la frecuencia que el trabajo me permite.
Hace algunas semanas me encontré con una nota sobre un jugador que quizás pocos recuerden, pero yo sí: Claudio Rivadero. Fue protagonista en los años 90'. Jugó en Talleres y Belgrano, pero se hizo más conocido por su paso por San Lorenzo, donde fue campeón en 1995 junto a figuras como Ruggeri, Silas, Beto Acosta o Pipo Gorosito. Con el tiempo le perdí el rastro, y recientemente me enteré de que también jugó en Chile, Venezuela y Bolivia antes de retirarse a los 34 años.
Sin embargo, no quiero hablarles de Rivadero por su carrera como jugador, sino por lo que no hizo como profesional, un mal que aqueja a demasiados futbolistas y deportistas en general. "Me apresuré con la decisión de haber colgado los botines siendo muy joven. En mi época no estábamos preparados para dejar el fútbol, ya que pasas a ser una persona más, en un mundo donde antes eras visible y famoso. Así que invertí en varios negocios personales, pero me fue muy mal. Pensé que podía recuperarme, pero un día dije ´basta´", declaró Rivadero.
Este problema es bastante común y no es solo un problema de Rivadero; es un problema de nuestra sociedad, y no se limita a Argentina o Latinoamérica. En todo el mundo, deportistas de diferentes disciplinas atraviesan situaciones similares. ¿Qué tienen en común? Todos enfrentaron dificultades económicas y/o financieras. ¿Por qué? Si bien cada caso es diferente, los une un hecho claro: ninguno planificó su patrimonio.
Ninguno pensó en el después, en cómo cuidar el enorme caudal de dinero que ganaban en su momento. Confiaron en sus capacidades (ninguno tuvo educación financiera), en sus familias, amigos, representantes o desconocidos. Y les fue mal. Perdieron dinero, hicieron malas inversiones, gastaron más de lo que podían, fueron estafados, embargados o tuvieron problemas con el fisco.
Algunos lograron recuperarse, en parte porque sus nombres siguen siendo reconocidos. El caso de Rivadero es diferente: no ganó tanto como los otros y hoy está en la búsqueda de hacer algo "más personal", como poner una academia de fútbol en Córdoba, aunque va a necesitar ayuda. No le sobra. No estaba preparado para el retiro.
Este tipo de historias nos recuerda la importancia tanto de la educación financiera como de la planificación patrimonial. No se trata solo de grandes fortunas, sino de cualquier persona que aspire a mantener lo que ha logrado.
La estructuración patrimonial, no me canso de repetirlo, no tiene nada que ver con cuánto dinero se tiene, con hablar con banqueros, ni con llevar una prolija planilla de Excel y fijarse cómo gastar o cómo invertir. La estructuración patrimonial es pensar en el día después del retiro (o de la jubilación, en los casos de no deportistas), en imprevistos como lesiones, y además pensar en qué y cómo queremos dejarles las cosas a nuestros hijos.
Los deportistas, en especial los famosos, lo tienen claro: adoptan un nivel de vida que quieren mantener hasta el último de sus días. ¿Se puede? A veces sí, a veces no. Pero definitivamente no se puede sin planificación.
Según diversos trabajos de investigación, alrededor de 6 de cada 10 jugadores de la Premier League (la liga inglesa de fútbol) terminan en bancarrota cinco años después del retiro. Repito el dato: 6 de 10. Más de la mitad de los jugadores.
Y no es solo en el fútbol. En la NBA, el 60% de los jugadores enfrenta problemas económicos o quiebra en los primeros cinco años tras dejar el baloncesto profesional. En la NFL (la liga de fútbol americano), el 78% de los retirados acaba en bancarrota.
"Elaboren un plan de ahorro que les asegure estar bien el resto de su vida antes de comenzar un lujoso estilo de vida", recomendó -tras tener problemas él mismo- Antonie Walker, ex NBA. A la bancarrota, dijo, se llega "con un exceso en el estilo de vida, un mal asesoramiento y una falta de conocimiento financiero".
Planificar el retiro no es solo para deportistas o artistas, es para cualquier persona: trabajador, empresario, inversor. Cualquiera que tenga algo (y quiera protegerlo) debería al menos pensar en eso. Charlarlo en su casa, con su familia. Consultar con especialistas. Nadie piensa todo el tiempo que le va a pasar algo malo, pero... ¿y si pasara? ¿Estamos preparados?