Espacios de cuidado dentro de las empresas, un esquema con el que ganan todos
Pablo Ferreyra Especialista en Alianzas Corporativas de UNICEF
El cuidado es reconocido como un derecho humano de todas las personas. En la vida cotidiana esta tarea se asume, gestiona y resuelve con los recursos que dispone cada familia. El resultado de esta coyuntura es que en Argentina las mujeres dedican, en promedio, el doble de tiempo por día que los hombres a realizar tareas de cuidados, lo cual genera situaciones de grandes desigualdades entre madres y padres a la hora de dedicar tiempo a sus hijos.
Las tareas de cuidado han sido históricamente consideradas como una responsabilidad privada de las familias. Sin embargo, la provisión de un sistema de cuidados que sea equitativo para todos los chicos y chicas es una responsabilidad colectiva que involucra a distintos actores de la sociedad. Aquí, las empresas tienen una gran oportunidad: la incorporación de espacios de cuidados tiene resultados positivos que son ampliamente superadores a cualquier costo o preocupación inicial, según confirma un nuevo informe elaborado por UNICEF y el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA).
La inversión en centros de educación y cuidado infantil se constituye en un esquema de negocios “win- win” para todos los actores implicados, empresas, trabajadores e infancias. Este mes entra en vigencia el artículo 179 de la Ley de Contrato de Trabajo que obliga a las empresas con establecimientos de al menos 100 empleados y empleadas a contar con servicios de cuidado infantil para niñas y niños de 45 días a 3 años inclusive. Su implementación supone esfuerzos, articulaciones, inversión y adecuaciones por parte de las empresas y organizaciones.
Contar con espacios de cuidado dentro de las empresas mejora el compromiso de las y los empleados con la organización, amplía las oportunidades laborales y de generación de ingresos para las mujeres, mejora la productividad, disminuye el ausentismo y la rotación del personal, fideliza al personal y mejora del clima de trabajo al fortalecer y armonizar los vínculos entre las personas, aún aquellos basados en la jerarquía de la estructura organizacional, y contribuye la reputación de la organización al promover los derechos de niñas, niños y la igualdad de género.
Además, favorece el desarrollo de niñas y niños, que a edades tempranas necesitan de la presencia y el fortalecimiento de vínculos con sus referentes adultos, y permite una mejor conciliación de la vida laboral y familiar en los empleadas y empleados de la organización. A su vez, les facilita a las mujeres la reinserción en el trabajo luego de las licencias por maternidad y a sostener lactancias prolongadas.
No hay una sola manera de llevar adelante este tipo de proyecto. Es clave pensar creativamente y avanzar teniendo en cuenta los contextos particulares y las especificidades de cada sector y espacio geográfico. La incorporación de los centros de cuidados en la dinámica cotidiana de las empresas y organizaciones necesariamente genera una transformación en la cultura organizacional al reconocer formalmente el derecho que tienen madres y padres trabajadores a ejercer los cuidados de niños y niñas, como personas adultas responsables, promoviendo crianzas respetuosas y presentes en sus procesos de desarrollo.
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El cuidado es lo que asegura que haya trabajadoras y trabajadores: sin él no puede existir el sistema productivo ni la sociedad. La creación de estos espacios en las empresas contribuye también a entender el derecho al cuidado como un derecho universal para todas las personas.
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Muchas empresas han avanzado con políticas de cuidado tales como extender el tiempo de las licencias de nacimiento, incorporar las licencias de adopciones, brindar flexibilidad de tiempos, extender los períodos de lactancia, permitir regresos graduales post licencias, entre otras. Sin embargo, aún queda mucho por hacer.
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*La columna fue escrita por Pablo Ferreyra, Especialista en Alianzas Corporativas de UNICEF.
