Cuando hablamos de metaverso y realidades multiples, virtuales o aumentadas, distintas representaciones, imágenes y conceptos se nos vienen a la mente. Un mundo, un tanto difuso, comienza a representarse asociado siempre a la tecnología y a las innovaciones que marcarán el futuro. Pero cuando hablamos de educación del futuro y los nuevos espacios virtuales, surgen interrogantes que nos piden comenzar a delinear una respuesta: ¿Cómo será la educación del futuro? ¿Convivirán los espacios virtuales con los espacios físicos? ¿Tendrá lugar el metaverso en la educación próxima?
Si algo está claro es que esta educación será sin barreras, con la tecnología como aliado indiscutido, donde los límites geográficos se esfuman y la transformación digital continúa su despliegue. La educación ha dado un quiebre, podemos decir que el modelo tradicional ya no es, no existe como tal.
Hoy estamos viviendo una nueva educación que, sin dudas, está planteando las bases para la educación del mañana.
¿Qué rol tiene la tecnología y los nuevos métodos de enseñanza en la educación? Me atrevo a decir que su papel se torna fundamental y su impacto será aún mayor de lo imaginado. La tecnología no solo ha venido a mejorar las comunicaciones, para hacerlas más reales, si no que ha achicado la brecha de distancia de los vínculos que el aislamiento había provocado. Y comienza a plantear un nuevo escenario de espacios virtuales donde la educación comenzará a convivir en un futuro no tan lejano.
Estas experiencias podrían pensarse hoy integradas a los procesos de enseñanza, en un momento donde también irrumpen conceptos muy interesantes acerca de pensar en otras dimensiones donde una persona humana con identidad virtual puede también transitar y vincularse en entornos del metaverso, mundos que transitan en dimensiones paralelas con los mismos seres humanos, solo qu en forma de avatares.
El metaverso es un mundo virtual que existe de forma paralela al mundo físico. Sin salir de casa y con lentes de realidad virtual, podemos interactuar con otra gente y, también, estudiar. Nos plantea una revolución de la educación, con un método de aprendizaje inmersivo y experimental.
En este nuevo entorno de transformación, cuando hablamos de tecnología reconocemos un sinfín de nuevas herramientas digitales, desarrollos en softwares, recursos multimediales, e incluso técnicas pedagógicas innovadoras que facilitan la vinculación de las instituciones con nuestros pares y nuestros alumnos, en entornos virtuales. Pero lo más importante es cómo esta tecnología se ha integrado a las prácticas de enseñanza, rompiendo el paradigma de la modernidad y la universidad clásica, acercándose como nunca a los modelos constructivistas desde lo pedagógico, transformándose y evolucionando.
Asimismo, surge el desafío de la tercera dimensión. La educación se aproxima a una nueva dimensión que ya está sucediendo en otros espacios de trabajo. ¿En qué consiste? ¿Hacia dónde vamos? ¿Qué es lo que nos ofrece? Necesitamos resolver todos estos interrogantes y la forma de conseguirlas es explorar ese nuevo espacio que hoy, aún no es real.
Así nos lo planteamos y nos desafiamos ante lo que vendrá: explorar nuevas posibilidades y experiencias de enseñanza y aprendizaje, continuar apostando por las innovaciones tecnológicas y, por qué no, mudarse complementariamente también a la tercera dimensión.
Acá el desafío que se presenta es poder pensar en herramientas de realidad aumentada, traer al entorno de enseñanza recursos que fueran imposibles en la vida real, lograr escenarios adaptados a las disciplinas y especificidades de los cursos, o asignaturas de carreras. Poder convocar personajes de la historia y poder compartir con el espacio de realidad virtual.
Se trata de incorporar recursos 3D, y de realidad virtual a las plataformas de enseñanza, reemplazando las salas de encuentro sincrónico. Posibilitando espacios interactivos en una experiencia única y transformadora a lo conocido hasta hoy.
Estos cambios han llegado para quedarse, pero para ellos necesitamos universidades que estén convencidas de ello, empresas de tecnología comprometidas con una enseñanza de nivel superior que debe seguir incorporando experiencias que hagan más accesible y dinámico los procesos de enseñanza aprendizaje. Y sobre todo una gran inversión en capacitación docente que nos permita avanzar y sostener estas transformaciones.
Desde nuestro lugar estamos encaminando los primeros pasos para que esta realidad esté inmersa en el contexto próximo de nuestros alumnos y esperamos poder materializar esos pasos iniciales a lo largo de 2023.
*La columna fue escrita por Pablo Navarro secretario general de la Universidad de Morón