Conforme el issue diversidad entra en la agenda de las empresas, las mujeres ganan terreno en el ámbito laboral: no sólo aumentó el número de colaboradoras en los equipos, sino que además se abrieron responsabilidades hasta entonces "vedadas ". ¿Dónde están los principales desafíos en el sector?
Un dato que puede explicar este cambio es que, según los resultados de una investigación del Banco Interamericano de Desarrollo, las empresas diversas en género tienen 15% más de rentabilidad; mientras que las compañías con mujeres gerentes incluso alcanzan un 30% mayor rendimiento que el promedio.
Si bien la logística históricamente estuvo asociada al género masculino, en los últimos años se alejó de aquella imagen: los tiempos cambiaron y no solo hay lugar para que las mujeres trabajen en la industria, sino que existe también una necesidad. Entre otras cosas por causa del avance tecnológico, en cuanto a equipamiento y procesos, que posiciona a las tareas que se realizan dentro de un depósito al alcance de todos, en combinación con la demanda de habilidades muy específicas y de mucho detalle.
La incorporación de mujeres en el sector es provechosa, no solo por una cuestión de diversidad de género y estrictamente inclusiva, sino también por una cuestión de diversidad en formas de pensar, en ideas, en interacciones más ricas, en todo lo que conlleva heterogeneizar un grupo de trabajo, ya sea por género, por edad, y por profesiones, entre otras variables.
El cerebro femenino tiene una capacidad de afrontar problemáticas o situaciones de forma distinta al cerebro masculino, ni peor ni mejor, sino distinta. Y cuando se mezclan esas dos formas, el resultado es enriquecedor. De todos modos, el desafío hoy está asociado a aumentar la participación en posiciones "blue collar", como la de ingeniería de planta, ya que que en posiciones fuera de convenio o "white collar", como administración y RRHH siempre hubo un mayor equilibrio.
Hoy por hoy, si bien el subsector de transporte viene más rezagado en la incorporación de mujeres, cada vez resulta más común ver a una mujer frente como conductora: el cambio de los roles de trabajo y la necesidad de trabajar, a partir del actual contexto socio económico, son dos factores que explican este cambio.
En ese sentido, para entender el panorama vale la pena diferenciar otros dos subgrupos. Por un lado, las entregas de última o de primera milla, correspondientes a la logística a pequeña escala, en donde hay un rol más preponderante de la mujer ya que las distancias son cortas y los vehículos utilizados van desde motocicletas y autos hasta pequeñas camionetas.
Por otro lado, el transporte de larga distancia, en el que los hombres conservan un rol predominante está caracterizado por vehículos de gran porte y la exigencia de realizar viajes de más de un día de duración. Esta última predominancia muy posiblemente encuentre su causa en el hecho que en las actividades cotidianas familiares el rol de la mujer sigue siendo más presente, aún en aquellas familias en que ambos progenitores trabajan. La ausencia prolongada de la madre resulta más disonante y compleja que la del padre.
De acuerdo con la Agencia Nacional de Seguridad Vialidad, sólo el 28% de las licencias de conducir emitidas a nivel nacional pertenecen a mujeres. Y según datos de la Licencia Nacional de Transporte Interjurisdiccional, sobre un total de 588 mujeres, el 35,7% pertenecen a Cargas Generales, el 58,8% pertenecen a Transporte de Pasajeros como principal fuente de participación y solo el 5,4% pertenecen a Mercancías Peligrosas. Datos que permiten visualizar tanto los avances como los desafíos pendientes.
* Patricio Navarro Pizzurno, director de Gente & Cultura en iFlow