Chile es el país más rico de América Latina, donde las tasas de pobreza se han desplomado en los últimos 30 años de más del 50% a menos del 10%. Con los años, se ha convertido en una potencia comercial internacional. Pero los votantes en los últimos comicios eligieron a un izquierdista de 35 años como presidente del país.
El joven orgullosamente tatuado Gabriel Boric lidera una coalición que incluye abiertamente a los comunistas. Promete eliminar el sistema privado de pensiones de Chile, aumentar los impuestos, lanzar una empresa minera de litio del gobierno, cancelar la deuda de los estudiantes, hacer que las universidades sean gratuitas y luchar enérgicamente contra el cambio climático. Los derechos de propiedad serán pisoteados.
Hay dos temas importantes para desarrollar aquí. Primero, su elección dará lugar a una mayor rotación en América del Sur y Central. Desafortunadamente, las narices de Gabriel sofocarán aún más la economía con un descontento ardiente.
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Sin embargo, su elección envalentonará fuerzas similares en otros países de la región latinoamericana. Las consecuencias políticas y económicas darán grandes oportunidades a China y Rusia, y sentirán más migraciones hacia nuestra frontera sur.
Nuestro país vecino, México, tiene un presidente socialista: Andrés Manuel López Obrador, popularmente conocido por sus iniciales AMLO. Estará motivado para extender el control gubernamental de una economía que ya está en problemas, especialmente la sección petrolera.
También está trabajando para controlar el sistema judicial del país para frenar las restricciones a su poder. Los mayores problemas económicos empoderarán a los cárteles de la droga, por no mencionar el aumento del número de quienes intentan cruzar a Estados Unidos.
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La segunda conclusión es que los líderes no pueden basarse en los éxitos pasados. Chile deseaba un milagro económico, pero durante años los políticos, especialmente aquellos que se consideran en el centro de la derecha, no continuaron con las reformas a favor del crecimiento.
Los impuestos, por ejemplo, son demasiado altos. La tasa impositiva máxima sobre la renta excede la de los Estados Unidos. Chile debería haber seguido el ejemplo de lugares como Singapur al reducir las tasas impositivas para estimular un crecimiento económico robusto.
Chile también debería haber adoptado un sistema de atención de la salud como el de Singapur, que sea universal en cobertura y eminentemente asequible.
Desafortunadamente, con las elecciones de Chile que se dieron en diciembre de 2021, los países del sur continuarán aplicando políticas que promuevan mejor la pobreza que la prosperidad.
