En un contexto económico desafiante, donde la supervivencia de las empresas es una constante lucha, las industrias creativas argentinas se presentan como una oportunidad de crecimiento y diversificación. Si bien sólo uno de cada diez emprendimientos logra consolidarse en el país, el sector creativo está demostrando una resiliencia y un potencial de generación de valor económico que no puede ser ignorado.
Sectores como el diseño, la música, el cine y las artes visuales están generando un impacto significativo en la economía argentina. Según datos del BID, el sector cultural genera el 2,5% del PIB y más de 185.000 puestos de trabajo. En Buenos Aires, en 2004, las industrias creativas representaron el 7,8% del valor agregado de la ciudad. Estas cifras son un claro indicador del potencial de crecimiento de este sector.
La clave de este éxito radica en la creación de un ecosistema colaborativo que fomenta la inversión, la innovación y la internacionalización. Fundaciones como Bunge y Born están desempeñando un papel fundamental al invertir en programas de capacitación, mentoreo e internacionalización de proyectos del sector diseño, conectando a los emprendedores con redes globales.
Programas como el DAE Creative Bootcamp son un ejemplo para el desarrollo de las industrias creativas. Con una inversión de 500 mil dólares para los tres primeros años, el programa creado por la Fundación Bunge y Born y el British Council está destinado a potenciar y profesionalizar el ecosistema de diseño argentino. Este programa ofrece financiamiento, mentoría y capacitación a emprendedores de diseño, generando proyectos con un alto potencial de impacto social y económico.
La internacionalización es otro factor clave para el crecimiento de las industrias creativas argentinas. El comercio exterior de productos y servicios culturales registró en 2021 un aumento del 327% y un saldo positivo de USD 102 millones. Esto demuestra que el talento argentino es reconocido a nivel mundial y que existe una demanda creciente por productos y servicios creativos hechos en Argentina.
La tecnología está transformando radicalmente las industrias creativas, permitiendo nuevas formas de creación, distribución y consumo de contenidos. Herramientas digitales como el diseño asistido por computadora, la realidad virtual y la inteligencia artificial están democratizando el acceso a la producción creativa y abriendo nuevas posibilidades de negocio. Los creadores argentinos están aprovechando estas herramientas para desarrollar productos y servicios innovadores que puedan competir en el mercado global.
Además, es fundamental apoyar proyectos creativos que promuevan la sostenibilidad ambiental y social. La economía circular, la producción responsable y el consumo consciente son tendencias globales que están redefiniendo la forma en que producimos y consumimos. Los creadores argentinos pueden contribuir a construir un futuro más sostenible a través de proyectos que promuevan el reciclaje, la reutilización y la reducción de residuos, así como iniciativas que fomenten la inclusión y la diversidad.
Sin embargo, para aprovechar todo el potencial de este sector, es necesario abordar ciertos desafíos. La falta de acceso a financiamiento a largo plazo, la necesidad de políticas públicas más claras y la protección de la propiedad intelectual son algunos de los obstáculos que deben superarse.
Invertir en las industrias creativas es una decisión estratégica para cualquier empresa o gobierno que busque impulsar el crecimiento económico y fomentar el empleo y la innovación. Al fomentar la creatividad, la innovación y el emprendimiento, estamos construyendo una economía más diversificada y resiliente.
Para aprovechar esta oportunidad, es necesario seguir fortaleciendo los ecosistemas de innovación y brindar a los emprendedores creativos las herramientas y el apoyo que necesitan para crecer y desarrollarse.
Las industrias creativas argentinas representan una oportunidad única para impulsar el crecimiento económico, promover el empleo, fomentar el turismo sostenible y consolidar a nuestro país como un referente en la economía del conocimiento. Al invertir en el talento y la creatividad, estamos construyendo un futuro más próspero y sostenible.
*La columna fue escrita por Valeria Zamparolo, Jefa de artes para América del British Council